Homenaje a Claude Couffon
Se apagó la conciencia de Claude Couffon
Bucaramanga, 28 de Diciembre de 2013
Por: Efer Arocha
Claude Couffon fue hasta última hora un miembro prominente de vericuetos, quien le hizo valiosos aportes a la revista y a la literatura latinoamericana, por ello las palabras de esta parte del mundo se encuentran hoy de luto.
Claude Couffon dans sa biblithèque
Él fue un intelectual y humanista Francés de primera línea, en su condición de investigador, poeta y profesor universitario. Hizo un aporte a la literatura de su país como creador, sus textos poéticos ya tienen sitial merecido en las letras contemporáneas de esa nación, de la misma manera ejerciendo la crítica. Su rol de intelectual lo empezó muy joven escribiendo en -Le Fígaro- cotidiano de gruesa circulación en su tiempo y que disponía de un suplemento literario. En este se inició el joven Couffon en el ejercicio de la escritura, impetuoso y audaz se lanzó a la palestra. Por encargo del periódico y también en razón de sus estudios se trasladó a España a investigar sobre la obra y muerte del hasta entonces muy poco conocido, un poeta víctima de las balas Franquistas. En su tiempo, había que estar cargado de temeridad y arrojo a toda prueba, para trasladarse al país vecino con el objeto de averiguar sobre un personaje sobre el cual sus propios coterráneos no se atrevían ni siquiera a mencionar su nombre. A este joven debemos el mérito de saber hoy quién fue Federico García Lorca y cuál ha sido su obra, hecho que enaltece a la intelectualidad Francesa.
Couffon tenía buenas relaciones con los más prestigiosos intelectuales galos del siglo pasado; ello le permitió hacer una colección de éstos de sus primeras ediciones, era una de sus pasiones. En la última visita que le hice estando ya enfermo Honfleur, tomé foto de algunas de sus joyas bibliográficas, reproduzco a continuación la de Paul Valerie y Saint John Perse.
Fue un exquisito lector especializado conformando a través de los años una selecta biblioteca temática sobre todo lo concerniente a literatura Francesa, Española y Latinoamericana. Aproveché igualmente en mi visita para tomarle algunas fotos de una parte de su selecta colección.
Claude era un conversador extraordinario, agudo y brillante, su anecdotario lo formaba una montaña de recuerdos propio de aquel que ha tenido una vida polifacética y ha sabido disfrutar de los goces de la vida. En su condición de hombre lúcido valoraba situaciones desde muchas perspectivas. En la ocasión lo acompañé al hospital para el control de su diabetes endémica, decidimos volver a casa a pié, en la medida que avanzábamos por calles estrechas y de arquitectura Normanda, me iba narrando los sucesos soportados con ocasión de la invasión aliada en Normandía bajo el código del día D en Junio de 1944. Habían pasado unos tres días del inicio de hostilidades, cuando de pronto en una mañana una oleada de aviones empezaron a dejar caer un diluvio de bombas que en repetidas ocasiones fueron convirtiendo a Honfleur en ruinas de polvo y ceniza. Con cierto pesar melancólico sus palabras le hacían evocar los sucesos trágicos, recalcándome lo absurdo de la guerra donde morían por igual Franceses y Alemanes de una pequeña guarnición asentada en el perímetro, el vórtice no hacía diferencia materializando la ironía de lo absurdo. Discurrimos sobre la importancia de los pueblos de vivir en paz y en entendimiento, bajo el principio de la tolerancia siguiendo el pensamiento Latinoamericano de la otredad.
Ya en casa, me narró sus pasiones por la España republicana y sus amores pasionales por todo lo Latinoamericano cuyo caminar empezó en la traducción, es de notar que Claude ha sido considerado el más grande traductor en los dos sentidos, del español al francés y viceversa. El ministerio de cultura le concedió el gran premio nacional de la traducción que reproduzco a continuación.
Luego de traducir a García Lorca, continúa con el Español Miguel Hernández para seguir con poetas y escritores connotados de la península ibérica. La lista es bien larga.
Con los Latinoamericanos el asunto resulta muy abultado, para no caer en lo ampuloso citaremos algunos autores que corresponden a diferentes países, teniendo presente que ha traducido más de trescientos libros de distintos autores de esta zona del planeta. Del Perú a César Vallejo, del Ecuador a Alfredo Gangotena, de Guatemala a Miguel Ángel Asturias, de Colombia a Gabriel García Márquez, de Cuba Nicolás Guillen, de Chile Gabriela Mistral… No hay un solo país Latinoamericano que no haya sido traducido por este gigante de la traducción.
A los nuevos valores Latinoamericanos residentes en Paris los tradujo con igual intensidad, apenas cito dos casos: el de la Mexicana Silvia Castilleros y el de la Colombiana Myriam Montoya. En su tarea de traductor, no obstante de ser él una verdadera porcelana en la limpidez del texto, donde el verso encuentra sus equivalentes en el idioma ajeno, ocultaba un valor que lo dimensiona por fuera de los cánones Europeos y lo transforman en un Latinoamericano cabal, acorde con las generaciones de su época de este lado del océano. Su trabajo con poetas en forma aislada, jamás le reportó ningún estipendio. Nunca en el cuarto de siglo que fui su amigo, constaté que le cobrara ni un céntimo a ningún poeta por el hecho de traducirlo, asunto diferente era cuando lo hacía con gobiernos o entidades públicas o privadas.
La labor de Claude en su condición de traductor, investigador y divulgador de los valores Latinoamericanos y franceses, fue una tarea encomiable de acercamiento y conocimientos de estos dos pueblos. Cuando los pueblos y los hombres se descubren recíprocamente en las raíces profundas del arte y de la cultura, no hay duda de que están echando verdaderos cimientos para su mutua comprensión y amistad duradera, es el gesto de universalizar a los individuos y los pueblos debilitando el chovinismo local.
De otra parte, profesaba la verdadera amistad, me acuerdo ahora que cuando murió uno de sus mejores amigos, el uruguayo Olver Gilberto de León, no obstante de estar enfermo y vivir lejos de Paris, acudió a su entierro y en uso de la palabra testimonió de manera franca y sincera los valores de Olver que había dejado de existir.
En cuanto a lo familiar, de su primer matrimonio tuvo hijos, y en el segundo con Elisa, una hijastra. Esposo irreprochable, al igual que en las responsabilidades de ser padre. La última vez que nos vimos fue en el 2012 con ocasión de las lecturas de traducciones que hacía el taller escolar en Saint Malo, hablamos largas horas, ahora sólo mostraba interés por las traducciones de los escolares y por sus comidas preferidas y el buen vino. Otras preocupaciones le eran ajenas.
La noticia de que su conciencia se había apagado, a causa del movimiento que produce el tránsito de pasar de lo animado a lo inanimado, la supe tardíamente. Cuando eso sucedió, me encontraba en Santa Marta realizando dos conferencias sobre temas históricos: El rol de la biblioteca en la construcción de la civilización humana y modelos educativos en la antigüedad. Luego de concluir mi trabajo me enfermé y me hospitalicé para luego trasladarme a Bucaramanga a fin de terminar mi cura. En la clínica me enteré que había fallecido en el hospital de Caen el 18 de diciembre y que fue enterrado en el citado lugar el día 23 del mes en curso. Sea la oportunidad para presentar a sus familiares mis sentimientos de condolencia, y en cuanto a Claude, gloria y memoria perenne.