Abanico poético de Viviana Sanchez, joven poeta colombiana
Antologia para mi cabello
Primer acto.
Mi cuarto está lleno de sus recuerdos,
Me corto el cabello,
lo voy arrojando a la basura;
A nadie le importa,
es poesía triste;
¿Estoy sola yo con mis letras?
Mi cuarto tiene su aroma que ya es olvido,
en el hoy;
A nadie le importa,
a mi no me importa,
Mi cuarto me va matando,
Entre tanto recuerdo me voy ahogando,
A nadie le importa.
Segundo acto.
Tu y yo sabemos lo bien que se me da cortarme el cabello,
cuando su recuerdo acude debajo de mi cama,
todo para que no se enrede sus dedos en él.
Tu sabes más que nadie lo difícil que es cortar la raíz,
de un tronco viejo, es decir
- por su puesto mis sentimientos-
mi cabello.
Yo sé más que nadie que me miento,
que me deshago de lo que sobre,
y lo veo rejuvenecer de nuevo.
Ya no importa porque tú y yo sabemos
-en realidad tu más que nadie-
que no existe remplazo para contarme las venas
que los que sobresalen de mi cabeza.
Más que nadie, lo arrojo a la basura.
Tercer acto
Yo acostumbro a cortarme el cabello a ciertas horas de la vida,
cuando se vuelve insoportable,
cuando me grita sobre lo que yo fui,
y lo que ahora soy.
Y no se,
prefiero trazarme un dibujo sobre la muñeca,
Que me diga.
que día mi cabello regresa,
para que siga atormentándome.
Eso de acostumbrarte a la levedad,
termina consumiéndote,
- claro sin peso-.
Una epoca difcil, Cuarto acto.
Era una época difícil.
-Dolorosa-
En donde una niña pequeña,
reposaba sus sueños
sobre su cabello.
Era tan frágil.
ella tenía secretos.
bien escondiditos
debajo de sus alas.
Era tan bella.
Y sus alas,
Tan caóticas.
Era tan ingenua.
Que cortaba sus
Sueños a pedazos,
Y eso que pensaba
Que lo que caía al
Suelo era solo su cabello.
Es difícil entender a alguien
Que reposa su alma sobre
Sueños que ha dejado caer al suelo.
Quinto y ultimo acto.
Caes, sobre mi espalda.
Ocultando las alas que no tengo.
Has crecido nuevamente.
Caes, tal como lo haría yo,
enfrente del precipicio.
Ya no ser que hacer contigo.
Estas, sobre mis rostro, siendo tan mío,
que se me imposibilita asesinarte,
Que inmadura he sido.
Propágate sobre mi cuerpo,
- Ya va siendo hora, que me liberes-.
Háblame de romperte las alas
Mariposa,
Hoy pensé mucho en ti.
Mi dulce mariposa,
Pensé en que tus alas
Ya no te quedan.
Como a mí.
Mi bella, mariposa,
Colapsas, y te inundas
Cada vez que te digo
que los sueños nos engañan;
Y tú lloras mariposa,
Porque eres el reflejo de todas
Las nubes que habitan mis ojos,
-Es decir por supuesto: mi alma-.
Mi bella mariposa, ven a mí,
Que te consolare a punta de besos,
-Claro, como si conociera otra manera
De curarte el corazón-.
Que la poesía nos aleja
–si es que la única manera de
Hacerlo es dejándola de lado-
Pero ya sabes que vivimos contradicciones.
Mi bella mariposa
Ven aquí que te ayudare
A romperte las alas,
nos tomara al vida
Pero el resultado vale la pena
Ya que renacemos de cenizas
-Y tú sabes cómo me
Pongo cuando te alejas-
Y tú sabes que estas mejor sin
Mí pero más hermosa cuando
Me miras desasiéndote.
Mi bella mariposa contigo
Yo no temo inundarme de
Tormentas y mucho menos ahogarme
Ya que la única manera,
De hacerlo es ponerme
Justo detrás de tus alas a que el
Peso nos consuma.
Que tú sabes que la belleza
Tuya y parte de la mía radica,
En partirnos en dos cuando escribimos
Sobre lo que sea que signifique el amor.
Claudia Viviana Sánchez Murillo