Segunda parte : los escritores en la comuna de París
Los escritores comuneros
por Efer Arocha
Louise Michel
Entre los escritores comuneros encontramos a Louise Michel, connotada y brillante anarquista que es uno de los escritores ineludibles de la Comuna. Nació el 29 de mayo de 1830 en el castillo Vroncourt. Su padre, Charles Etienne Demahis propietario del castillo, y su madre Marianne Michel trabajadora doméstica del mismo. La pequeña fue educada cuidadosamente en un medio liberal y volteriano. En su infancia sobresalía ya por su espíritu humanista. Terminó sus estudios en Chaumoent donde se graduó de institutriz. Se niega a prestar juramento de fidelidad al imperio, hecho que le impide convertirse en una profesora oficial. En 1853 abre una escuela libre en Audeloncourt en Haute-Marne. Posteriormente se instala en París. Trabaja en docencia en la rue de Château-d’Eau. Se dedica a escribir en rima, poemas que envía a Victor Hugo. Es asidua colaboradora de los periódicos de oposición. Frecuentando las reuniones públicas de carácter político, conoce a uno de grandes escritores de la Comuna, Jules Vallès, al encuadernador Eugène Berlín, socialista proudhonista, miembro de la Primera Internacional, delegado por Francia al encuentro de Londres, luego sería miembro del Comité Central de la Guardia Nacional a título de comandante del 193° Batallón. Conoció al escritor comunero Raoul Rigault; igualmente se hizo amiga del escritor y librero Émile Eudes, franco-masón, que en 1870 participa contra el cuartel de bomberos de la Villette, hecho por el cual fue condenado a muerte, pero la derrota de Sedan y la proclamación de la República, el 4 de septiembre de 1870, le salvó la vida. Durante el cerco de París, entre septiembre de 1870 y marzo de 1871, es elegido miembro del Comité Central Republicano por el barrio veinte, y luego capitán del 138°. batallón de la Guardia Nacional. Fue condenado a muerte por contumacia una segunda vez, por el Consejo de Guerra en agosto de 1872; logra refugiarse en Suiza para pasar a Londres. Será cronista en el diario de Auguste Blanqui, Ni Dieux ni Maître, luego fundó con Edouard Vaillant el periódico L’Homme Libre.
De acuerdo con un informe secreto de la Policía política que lleva la fecha 5 de abril de 1883, Louise Michel empezó a tener contactos políticos los primeros días del año 1869 cuando era secretaria de la Sociedad democrática de moralización. Se disfrazó de hombre y llevaba un puñal en el bolsillo; en esta condición fue uno más de los doscientos mil parisinos que asistieron al entierro del periodista Victor Noir, asesinado por Pierre Bonaparte quien fuera sobrino de Napoleón, puesto que fue hijo de Lucien Bonaparte, hermano de Napoléon I. De temperamento irascible, conducta que lo llevó a ser un homicida en repetidas ocasiones. En distintas situaciones tuvo que huir, y en una de ellas llegó a Bordentown en New Jersey a casa de su tío Joseph donde se enroló en las huestes granadinas partiendo para Colombia en condición de asesor del general Francisco de Paula Santander. Retornó a Italia enfermo y después de muchos azares hizo su viaje a lo inanimado en Versalles, el 7 de abril de 1881. En cuanto a Victor Noir, seudónimo de aquel que fuera periodista y activista político, puesto que su nombre de pila era Yvan Salmon, fue el jefe de redacción del diario Le Peuple. En la guerra de Crimée fue corresponsal y cronista del diario La Patrie. Escritor, de vida muy breve, sólo vivió veintiún años.
Varias son las pruebas que establecen la participación de Louise Michel en condición de combatiente comunera, participó en las batallas de Issy-les-Molineaux, Neuilly, Clamart y otras. En la barricada de Clignancourt en el mes de mayo, fue ella quien disparó el último tiro por parte de los combatientes comuneros. Presenció el fusilamiento del antiguo Ministro de guerra de la Comuna, Louis Rossel, el de su enamorado Théophile Ferré a quien le hizo llegar un poema de adiós, Les Œillets rouges, el que publicamos y traducimos a continuación:
Les Œillets rouges
Si j’allais au noir cimetière,
Frère, jetez sur votre sœur,
Comme une espérance dernière,
De rouges œillets tout en fleurs.
Dans les derniers temps de l’Empire,
Lorsque le peuple s’éveillait,
Rouge œillet, ce fut ton sourire
Qui nous dit que tout renaissait.
Aujourd’hui, va fleurir dans l’ombre
Des noires et tristes prisons.
Va fleurir près du captif sombre,
Et dis-lui bien que nous l’aimons.
Dis-lui que par le temps rapide
Tout appartient à l’avenir
Que le vainqueur au front livide
Plus que le vaincu peut mourir.
Louise Michel
Los Claveles rojos
Si voy al oscuro cementerio
Hermano, tira sobre tu hermana,
Como última esperanza,
Claveles rojos en flor.
En los últimos tiempos del Imperio,
Cuando el pueblo se despertaba,
Clavel rojo, eso fue tu sonrisa
Que nos dijo que todo renacía.
Hoy día, va a florecer en la sombra
Negras y tristes prisiones.
Va a florecer cerca de la sombra cautiva,
Y dile que lo que mucho la amamos.
Dile que por lo rápido del tiempo
Todo pertenece al futuro
Que el vencedor en frente lívido
Más que el vencido puede morir.
Louise Michel
Louise Michel en su febril actividad militar disfrazada de hombre estuvo en Versalles espiando las actividades de Thiers. Sobre ella recaen diversas acusaciones por subvertir el orden; una de ellas la de su actividad panfletaria. En cuanto a escritora panfletaria participó en la redacción de proclamas, llamamientos, alertas, hojas informativas y libelos. Se le adjudica la participación en la redacción de manifiestos, particularmente de uno encontrado en la Alcaldía del barrio 10, del cual transcribimos algunos apartes:
…Aujourd’hui une conciliation serait une trahison. Ce serait renier toutes les aspirations ouvrières acclamant la rénovation sociale absolue, l’anéantissement de tous les rapports juridiques et sociaux existant actuellement, la suppression de tous les privilèges, de toutes les exploitations, la substitution du règne du travail à celui du capital, en un mot l’affranchissement du travailleur par lui même !
Six mois de souffrances et de trahison pendant le siège six semaines de luttes gigantesques contre les exploiteurs coalisés, les flots de sang versés pour la cause de la liberté, sont nos titres de gloire et de vengeance !
La lutte actuelle ne peut avoir pour issue que le triomphe de la cause populaire… Paris ne reculera pas, car il porte le drapeau de l’avenir. L’heure suprême a sonné ! Place aux travailleurs ! Arrière leurs bourreaux ! Des actes ! De l’énergie ! L’arbre de la liberté croît, arrosé par le sang des ennemis!...
… Hoy día una conciliación sería una traición. Esto sería negar todas las aspiraciones obreras aclamando la renovación social absoluta, el aniquilamiento de todas las relaciones jurídicas y sociales existente actualmente, la supresión de todos los privilegios, de todas las explotaciones, la sustitución del reino del trabajo por el del capital, en una palabra, la liberación del trabajador por él mismo!
¡Seis meses de sufrimiento y de traición durante la ocupación seis semanas de luchas gigantescas contra los explotadores agrupados, los mares de sangre derramados por la causa de la libertad, son nuestros títulos de gloria y de venganza!
La lucha actual no puede tener como resultado sino el triunfo de la causa popular… París no retrocederá, pues él lleva la bandera del porvenir. ¡La hora suprema ha llegado! ¡Lugar para los trabajadores! ¡Atrás los verdugos! ¡Acción! ¡Energía! El árbol de la libertad crece, regado por la sangre de los enemigos!...
Los versalleses le capturaron a su madre amenazándola con someterla a actos de venganza si ella no se entregaba. Louise liberó a su madre y fue sometida a juicio, realizándole un Consejo de Guerra. En la audiencia tuvo una actitud heroica, se hizo responsable de todas las acusaciones, y con ardor vehemente pidió ser fusilada; hecho que dejó atónito al Presidente del Consejo, quien de inmediato pasó a deliberar y sólo la condenó a la deportación el 16 de diciembre de 1871 a una prisión fortificada. Pena conmutada el 8 de mayo. El 24 de agosto de 1873, luego de cuatro meses desembarca en Nueva Caledonia. El 9 de noviembre de 1880 regresa a París. Será encarcelada varias veces por actividades agitacionales de poca importancia, como fue la del 23 de junio de 1883, por haber organizado una manifestación de los trabajadores desocupados donde hubo pillaje de algunas panaderías, por lo cual fue condenada a seis años de reclusión, y sólo logró su libertad del 14 de enero de 1886 gracias a la intervención de Clemenceau y Rochefort. Murió en Marsella cuando hacía una gira dictando conferencias en compañía de Ernest Girault, el 9 de enero de 1905. Su cuerpo fue transportado a París y enterrado en el cementerio Levallois.
Entre sus textos escritos, estando deportada en Nueva Caledonia, Louise escribió un texto significativo, La Commune Histoire et souvenirs, La Comuna Historia y recuerdos. En diciembre de 1871, cuando estaba siendo juzgada en el tribunal es informada que Victor Hugo le dedicó su poema Viro Major:
Viro Major
Ayant vu le massacre immense, le combat
Le peuple sur sa croix, Paris sur son grabat,
La pitié formidable était dans tes paroles.
Tu faisais ce que font les grandes âmes folles
Et, lasse de lutter, de rêver de souffrir,
Tu disais : " j'ai tué ! " car tu voulais mourir.
Tu mentais contre toi, terrible et surhumaine.
Judith la sombre juive, Aria la romaine
Eussent battu des mains pendant que tu parlais.
Tu disais aux greniers : " J'ai brûlé les palais !"
Tu glorifiais ceux qu'on écrase et qu'on foule.
Tu criais : " J'ai tué ! Qu'on me tue ! - Et la foule
Ecoutait cette femme altière s'accuser.
Tu semblais envoyer au sépulcre un baiser ;
Ton œil fixe pesait sur les juges livides ;
Et tu songeais pareille aux graves Euménides.
La pâle mort était debout derrière toi.
Toute la vaste salle était pleine d'effroi.
Car le peuple saignant hait la guerre civile.
Dehors on entendait la rumeur de la ville.
Cette femme écoutait la vie aux bruits confus
D’en haut, dans l'attitude austère du refus.
Elle n'avait pas l'air de comprendre autre chose
Qu'un pilori dressé pour une apothéose ;
Et, trouvant l'affront noble et le supplice beau
Sinistre, elle hâtait le pas vers le tombeau
Les juges murmuraient : " Qu'elle meure ! C'est juste
Elle est infâme - A moins qu'elle ne soit Auguste "
Disait leur conscience. Et les jugent, pensifs
Devant oui, devant non, comme entre deux récifs
Hésitaient, regardant la sévère coupable.
Et ceux qui, comme moi, te savent incapable
De tout ce qui n'est pas héroïsme et vertu,
Qui savent que si l'on te disait : " D'ou viens-tu ? "
Tu répondrais : " Je viens de la nuit ou l'on souffre ;
Oui, je sors du devoir dont vous faites un gouffre !
Ceux qui savent tes vers mystérieux et doux,
Tes jours, tes nuits, tes soins, tes pleurs donnés à tous,
Ton oubli de toi-même à secourir les autres,
Ta parole semblable aux flammes des apôtres ;
Ceux qui savent le toit sans feu, sans air, sans pain
Le lit de sangle avec la table de sapin
Ta bonté, ta fierté de femme populaire.
L’âpre attendrissement qui dort sous ta colère
Ton long regard de haine à tous les inhumains
Et les pieds des enfants réchauffés dans tes mains ;
Ceux-la, femme, devant ta majesté farouche
Méditaient, et malgré l'amer pli de ta bouche
Malgré le maudisseur qui, s'acharnant sur toi
Te jetai tout les cris indignés de la loi
Malgré ta voix fatale et haute qui t'accuse
Voyaient resplendir l'ange à travers la méduse.
Tu fus haute, et semblas étrange en ces débats ;
Car, chétifs comme tous les vivants d'ici-bas,
Rien ne les trouble plus que deux âmes mêlées
Que le divin chaos des choses étoilées
Aperçu tout au fond d'un grand cœur inclément
Et qu'un rayonnement vu dans un flamboiement.
Victor Hugo
Décembre 1871
Heroína Mayor
Habiendo visto la inmensa masacre, el combate
El pueblo en su cruz, París en su jergón,
La formidable piedad estaba en tus palabras.
Hacías lo que hacen las grandes almas locas
Y, deja de luchar, de soñar de sufrir,
Di: “yo maté” pues querías morir.
Terrible y sobrehumana, mentías contra ti
Judith la sombra judía, Aria la romana
Aplaudiendo mientras hablabas.
Tú decías a los graneros: “¡Yo quemé los palacios!”
Tú glorificaste a los que aplastados hollan el suelo patrio
Gritaste: “¡Yo maté! ¡Que me maten!” - Y la muchedumbre
Escuchaba a esta mujer altiva acusarse.
Parecías enviar un beso al sepulcro;
Tu mirada fija examinaba a los lívidos jueces;
Y tú soñabas semejante a las graves Eumenides
La muerte pálida estaba de pie detrás de ti.
Toda la basta sala estaba llena de terror.
Pues el pueblo sangrante odia la guerra civil,
Afuera se escuchaba el rumor de la ciudad.
Esa mujer escuchaba a la vida en sus confusos ruidos
De arriba en austera actitud de rechazo.
No daba la impresión de comprender otra cosa
Que una picota dirigida por una apoteosis
Y, encontrando la noble afrenta y el bello suplicio
Siniestra, ella apresuraba el paso hacia la tumba
Los jueces murmuraban: “¡Que muera! Es justo
Ella es infame - Al menos que no sea Augusta”
Decía su conciencia. Y los juzgan, pensativos
Delante sí, delante no, como entre dos arrecifes
Titubeando, mirando a la severa culpable.
Y los que como yo, te conocen incapaz
De todo lo que no es heroísmo y virtud,
Que saben que si te decía: “¿De dónde vienes tú?”
Tú respondías: “Yo vengo de la noche donde se sufre:
Sí, ¡yo salgo de la tarea del que hace un abismo!
Aquéllos que saben tus versos misteriosos y dulces,
Tus días, tus noches, tus curas, tus llantos entregados a todos,
Te olvidas de ti misma para socorrer a los otros,
Tu palabra semejante a las llamas de los apóstoles
Aquéllos que conocen el techo sin fuego, sin aire, sin pan
La cama de lona con la mesa de pino
Tu voluntad, el orgullo de mujer popular.
El áspero enternecimiento que duerme bajo tu cólera
Tu mirada detenida odia a todos lo inhumano
Y los pies de los niños calentados por tus manos:
Ésa, mujer ante tu salvaje majestad
Meditan, y a pesar del amargo pliegue de tu boca
A pesar que el malvado que se encarniza sobre ti
Echando todos los gritos indignados de la ley
A pesar de tu voz fatal y alta que te acusa
Viendo resplandecer el ángel a través de la medusa.
Tú estabas altiva, y parecías ajena a estos debates;
Pero, enclenque como todos los vivos de este mundo,
Nada los perturba más que dos almas unidas
Que el caos divino de las cosas estrelladas
Vea de pronto todo el fondo de un gran corazón inclemente
Y que un brillo sea visto en el seno de un resplandor
Victor Hugo
Diciembre 1871
Louis Charles Delescluze
Entre los escritores comuneros de literatura política no se puede omitir a Louis Charles Delescluze, quien nació el 2 de octubre de 1809 en Dreux y murió en el lomo de una barricada, fusil humeante y en mano, y no como lo sostienen algunos detractores aún hoy, que voluntariamente puso el pecho para que lo mataran en Châteaux-d’Eau el 25 de mayo de 1871 en París. La burguesía francesa triunfante lo odiaba encarnizadamente, inclusive más allá de la muerte, produciendo una de esas anécdotas insólitas de los odios acérrimos de la política. En el proceso de 1874 se le consideró en fuga por muerte, y será condenado a muerte después de estar muerto; por contumacia. Léon Gambetta, uno de los hombres más importante de la Tercera República, Presidente de la Cámara de Diputados, Presidente del Consejo y Ministro de Relaciones Exteriores, sostenía que era un hombre que le producía miedo a pesar de estar muerto; pero Gambetta lo había condenado con anterioridad en 1870 al decir de él:
« Si Delescluze est l’incarnation de toutes les vertus jacobines: intransigeance, honnêteté, esprit d’autorité, républicanisme social; il a su s’ouvrir, même, aux idées de Proudhon, cet ancien adversaire. Et ce esprit centralisateur ne s’est pas davantage opposé au développement des libertés communales ».
“Si Delescluze es la encarnación de todas las virtudes jacobinas : intransigencia, honestidad, espíritu autoritario, republicanismo social; él supo abrirse, inclusive, a las ideas de Proudhon, este antiguo adversario. Y este espíritu centralista no basta opuesto al desarrollo de las libertades comunales”.
Por su coraje a favor de la República, por esa voluntad feroz; no obstante los múltiples encarcelamientos, le forjaron un temple inquebrantable que le valió el sobrenombre de “Barra de Hierro”. En la Revolución de julio de 1830 era miembro de varias sociedades secretas republicanas; perseguido por este hecho fue obligado a exiliarse en Bélgica. De regreso a Francia en 1840, se estableció en Valencienne donde él dirigió el diario El Imparcial del Norte. Por sus artículos democráticos fue procesado y multado a dos mil quinientos francos y a un mes de prisión. Luego de la Revolución de febrero de 1848 él proclama la República en Valencienne, y en abril del mismo año se instala en París, donde lanza el diario La Revolución Democrática y Social. En marzo de 1849 es condenado a tres mil francos de multa y a un año de prisión por haber escrito artículos contra el general Cavaignac, responsable de la masacre de la Comuna de junio del 48. En abril de 1850 por sus artículos periodísticos fue condenado a once mil francos de multa y a tres años de prisión; en esta oportunidad logra fugarse y llega a Inglaterra. Retorna a París en 1853 donde nuevamente es condenado por los mismos delitos escriturales, en esta oportunidad a cuatro años de prisión y a diez años de prohibición de vivir en el suelo francés. Después de haber estado en varias cárceles llega a la temible prisión de la Guyana Francesa, el 16 de octubre 1858 y posteriormente será remitido a la Isla del Diablo donde se recluían a los presos políticos. Después del armisticio general decretado en agosto de 1859, finalmente regresa a Francia. Funda el periódico radical Le Réveil, que defiende y divulga en sus páginas la Asociación Internacional de Trabajadores, (La Internacional), al mismo tiempo que lucha con editoriales y artículos haciendo oposición al Segundo Imperio. Después de muchas pesquisas el diario fue suspendido los primeros días de agosto de 1870, reapareció el 7 de septiembre del mismo año y nuevamente cerrado, y su director perseguido, teniendo que huir a Bélgica. De regreso a Francia en noviembre, es elegido Alcalde del barrio diecinueve. El 6 de enero de 1871 renuncia y hace un llamamiento a la lucha armada contra los capituladores; o sea, al Gobierno de la Defensa Nacional que luego huirá a Versalles. Su periódico será nuevamente cerrado. El 8 de febrero es elegido por una votación abrumadora, miembro de la Asamblea Nacional donde él presenta un proyecto de acusación contra todos los miembros de la Defensa Nacional. El 26 de marzo es elegido miembro del Consejo de la Comuna por el barrio once y diecinueve, renuncia a la Asamblea Nacional y a la Comisión de Relaciones Exteriores de la cual es integrante. El 4 de abril es nombrado miembro del Comité de Salud Pública. El 11 de mayo cuando los versalleses entran en París organiza la resistencia y el 24 lanza la guerra total de los barrios. Morirá en combate un día después.
Jules Vallès
La Comuna en el plano de lo escritural tiene varios hitos, uno de éstos es el afiche que en Francia presenta antecedentes orales desde la Edad Media a través de un personaje bellísimo y extraordinario como lo fue el “pregonero”, que recorría las calles, plazas públicas, caminos y todo lugar susceptible de encontrar personas, anunciando a gritos la pérdida de objetos, entierros, matrimonios, llegada de mercancías, lugares de ventas, actas oficiales emanadas del rey o de la iglesia. En tiempos de Francisco I en 1539 , luego de anunciarse las ordenanzas al son de trompeta, se pegaban en un tablero para que fueran leídas por el público. En la Revolución de 1789 comenzó a usarse el afiche con fines políticos. Pero fueron las Comunas las que lograron plenamente beneficiarse de este tipo de soporte. El más famoso de ellos es el conocido como El afiche Rojo, fijado sobre los muros de París el 7 de enero de 1871, en momentos cuando la ciudad estaba sitiada por los alemanes. Letra pública trascendental para la historia, la política y la literatura. El afiche en su contenido fue una declaración de guerra al Gobierno de la Defensa Nacional de la segunda República. Fue redactado por Émile Leverdays, Gustave Tridon, Edouard Vaillant et Jules Vallès.
Jules Vallès es hijo de la Comuna a quien le debemos la frase paradigma de la libertad: Je suis pour la liberté sans rivages, “Yo estoy por la libertad sin orillas”, escrita el 24 de febrero de 1868 a Albert Rogat, redactor del diario Le Nord, en un artículo publicado en el Nain Jaune, y retomado por Le cri du peuple, el 22 de marzo de 1871. La libertad sin orillas; que es la libertad de la Comuna, no ha sido posible en parte alguna, en razón de que los liberticidas de los distintos colores, invocando desde los púlpitos de las diferentes ideologías, la asesinan cada vez que trata de germinar en terreno favorable, en una condición increíble la eliminan en nombre de la libertad misma. Francia vive verdaderos momentos de borrasca social y cambios; en el área de la literatura como lo anota Pierre Bourdieu, la literatura se afirma por si misma, se separa de la política, toma cuerpo de manera independiente. En 1857 aparece Madame Bovary de Flaubert y Les fleurs du mal de Baudelaire, que en la historia de la literatura se convirtieron en símbolos desacralizantes de los viejos valores del texto literario. Su presencia es un elemento de desconcierto en el acto creativo. En lo concerniente a Vallès, él nadará por distintas aguas, como lo anota en su tesis Chebbi, durante un tiempo buscará introducirse en los medios cerrados de la gran edición para luego vituperar y convertirse en un detractor de este tipo de literatura.
Jules Vallès es el nombre de autor; porque el nombre de pila es Jules Louis Joseph Vallez, nació en Puy-en-Velay en Haute Loire, el 11 de junio de 1832, tercer hijo de un profesor de secundaria. Hizo su escuela primaria en Puy y continuó sus estudios en Saint-Etienne. En 1847 se inscribe en la Agregación en gramática, en Nantes. Un año después está estudiando retórica en el Liceo Nacional donde es activista revolucionario. En este año participa en la siembra del árbol de la libertad. Con su amigo, Charles-Louis Chassin, forman parte en la fundación del Club republicano de la juventud de “Bretagne et Vendée”; y de inmediato organizan una manifestación para abolir la esclavitud. Luego este Comité luchará contra Louis-Napoléon Bonaparte y cesará de agitar a los estudiantes parisinos después del Golpe de Estado del 2 de diciembre 1851. En 1852 obtiene su bachillerato luego de haber superado el escándalo que lo obligó a asilarse en un hospital mental en Nantes, ante las persecuciones políticas. En 1853 se inscribe en Derecho y participa en el complot de la Ópera Cómica, hecho que lo condujo a la prisión en compañía de Arthur Ranc. En 1857 muere su padre y escribe su primer libro L’Argent (El dinero). En 1860 es empleado por la Mairie de Vaugirard, en la oficina de registro de nacimientos, donde conoce a Hector Malot. En 1863 fracasa en obtener su Licencia en Letras en la facultad de Caens. En 1864 escribe en Le Figaro un artículo de gran éxito, “Les réfractaires”, el que posteriormente, en 1865, se convertirá en un libro. Escribirá luego en el Progrès de Lyon, L’Époque y otros diarios. En 1866 aparece su tercer libro La Rue; un año después funda su primer diario que lleva el nombre de su libro, La Rue. En 1868 La Rue (La Calle), es clausurada por haber escrito artículos contra la policía, y Vallès es condenado a dos meses de prisión. Recluido en la cárcel de Sainte-Pélagie, donde funda el diario Sainte-Pélagie. En 1869 lanza el diario Le Peuple (El Pueblo) del cual logra sacar algunas ediciones. Luego creará Le Réfractaire (El Refractario) del cual saldrán apenas tres ediciones. En ese mismo año, en mayo, será candidato a las elecciones legislativas contra el republicano Jules Simon y el imperial Lachaude, a quienes les opondrá un programa muy especial del cual extractamos un párrafo:
…je deviens le candidat du travail, je serai le député de la misère ! La misère ! Tant qu’il y aura un soldat, un bourreau, un prête, un gabelou, un rat-de-cave, un sergent de ville cru sur serment, un fonctionnaire irresponsable, un magistrat inamovible ; tant qu’il y aura tout cela à payer, peuple, tu seras misérable !...
…yo soy el candidato del trabajo, yo seré el diputado de la ¡miseria! ¡La miseria! Mientras que haya un soldado, un verdugo, un cura, un aduanero, un inspector de impuestos indirectos, un sargento de pueblo creído sobre juramento un funcionario irresponsable, un magistrado inamovible; mientras que tengas que pagar todo eso, pueblo ¡tú serás miserable!...
No obstante de ser el candidato de los desposeídos, perdió las elecciones. En 1870 vuelve a editar el periódico La Calle y también escribe en el diario La Marsellaise. Estalla la Guerra franco-prusiana y Vallès es detenido por pacifista. En septiembre Francia pierde la guerra por la toma de Sedan, y cae el Imperio que dirigía Louis-Napoléon Bonaparte. El 4 de septiembre se proclama la República burguesa que con algunas transformaciones es la que nos rige hoy en Francia, y también con diferentes cambios en América y otras partes del mundo. Los trabajadores, que igualmente están por la República, pero por una República distinta, se oponen a la República burguesa naciente, representada en el gobierno de Defensa Nacional. Vallès se suma a esta corriente. El 6 de enero 1871 participa en la redacción de El Afiche Rojo, que es una denuncia a la traición que ha hecho el gobierno del 4 de septiembre; igualmente una exigencia al racionamiento gratuito. En febrero Vallès saca el más famoso de todos sus periódicos Le cri du peuple (El grito del pueblo). El 26 de marzo es elegido miembro de la Comuna en representación del barro quince. Durante la Comuna se integrará en la Comisión de la educación pública y también en la Comisión de Relaciones Exteriores. El 14 de julio de 1872 es condenado en Consejo de Guerra a la pena de muerte por su participación en la Comuna. Exiliado en Lausanne, escribe con Bellenger el famoso drama La Comuna de París, luego vivirá en el exilio hasta 1880 en Londres. Los artículos que aparecerán en Francia, enviados desde Londres serán firmados con seudónimos. Algunas de sus obras: Souvenirs d’un étudiant pauvre (Recuerdos de un estudiante pobre), Les enfants du peuple (Los niños del pueblo), Le Bachelier (El bachiller), La Lanterne (La Linterna), Un gentilhomme (Un Hidalgo), L’insurgé (El insurgente), traducido y leído en muchos países, L’Argent (El Dinero)…Luego de la amnistía regresa a Francia, enfermo de diabetes muere el 14 de febrero de 1885. Una multitud de cien mil personas; entre quienes se encontraban muchos de sus antiguos camaradas, lo acompañaron hasta el Cementerio Père-Lachaise.