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* CHEMIN SCABREUX

 "Le chemin est un peu scabreux

    quoiqu'il paraisse assez beau" 

                                        Voltaire 

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Publié par VERICUETOS

Dodik: Una forma gráfica de contar mediante el Bensu cerámico

 

 

Por Efer Arocha

París, 21 de septiembre de 2012

 

 

Fotos celtas8

La concepción de Merlin. Obra de Dodik

 

   La cosmogonía de las civilizaciones desaparecidas adquiere cada vez más interés, y se ha convertido hoy en una pasión desbordante para aquéllos que saborean el manjar del conocer por la sola pasión del saber por el saber, ahora que la ignorancia impuesta por la sed del beneficio económico desprecia la acción cognitiva que no aporta ganancias monetarias, y con ello cava la tumba para el entierro del intelectual por el que ya doblan las campanas. En contrapartida, el pensar romántico se afirma como expresión del humanismo para una ínfima minoría de privilegiados que tienen la condición de permitirse el lujo, concientes que el averiguar; es decir, el descubrir y difundir, no les aporta absolutamente nada; o sea, lo que despectivamente se le llama “el ocio productivo” que acrecienta el caudal del conocimiento.

En América hay múltiples civilizaciones desaparecidas, se da el caso de que algunas de entre ellas ignoramos hasta su propia existencia; sin embargo, la cosmovisión de los incas, mayas y anasasis nos resultan de un interés primordial. En lo que concierne a Europa, el fenómeno antes anotado tiene la misma fuerza, sobresaliendo las concepciones de los vikingos y de los celtas. Sobre estos últimos el conocimiento de su civilización está todavía muy lejos de concluir. En cualquiera de los campos que se analice, sólo hay océanos indescifrables. Esto lo encontramos de inmediato en su origen y también en el espacio geográfico donde habitaron. En cuanto a su existencia, esta civilización presenta registros desde la época prehistórica comenzando por la Edad de Hierro. En lo que se relaciona al espacio geográfico hay evidencias en Asia Menor hasta lo que hoy conocemos como Irlanda, cubriendo buena parte del continente europeo. La civilización griega nos entrega señales de su presencia, diez siglos antes de nuestro calendario. Precisamente a los griegos debemos el primer testimonio etnográfico sobre el sustantivo celta. Hecateo de Mileto en el 513 antes de nuestra era, y que se encuentra entre los primeros que escribieron geografía e historia en prosa, y quien fue el primero que llamó al gran río, Océano; nos legó el sustantivo keltoí que significa celta, para luego pasar al latín convertido en celtus, celti o celtae. Hay otras hipótesis, pero la que nos parece más plausible es la expuesta. (1)

Heródoto nos cuenta que los celtas habitaban desde las Columnas de Hércules; o sea, lo que hoy conocemos como los límites entre España y Marruecos, en Ceuta; cubriendo toda la Península Ibérica, Francia, Rumania, Bélgica del norte, Bohemia, Eslovenia, Eslovaquia, sur de Alemania, Moravia, norte de Italia y Austria. Estrabón sostiene que el corazón de los celtas se encontraba en la parte sur de Francia. Idea refrendada por la Enciclopedia Británica en la edición de 1813. Y en ese orden multitud de testimonios nos hablan de la existencia céltica, la cual ha logrado pervivir hasta nosotros, una veces como idealización y otras como mito; también como realidad del espacio pretérito subyacente, el cual nos impulsa a escudriñar para tratar de asir la verdad que aparece como niebla en el misterio oculto, donde está escondido el por qué alucinante e igualmente saturado de pasión para indagar las causas de las desapariciones insólitas de todas las civilizaciones que nos han precedido. Sobre esto en lo que a los celtas concierne, tenemos un registro de memoria que fija en lo tempo-espacial la causa de su declinación en buena parte del territorio que hoy conocemos como Europa.

Uno de los aspectos que caracterizaba a la civilización celta, es su diseminación en un gran espacio geográfico que logró ocupar en razón de su extensión. También en espacios considerables hallamos particularidades en lo lingüístico e igualmente en sus costumbres locales, como es el caso de los galos, que se establecieron básicamente en lo que hoy es Francia, Bélgica y otros territorios menores. Contándonos esto, Julio César, en la Guerra contra los galos, él nos ha legado su propia división étnica del hilo que nos ocupa, y el cual transcribimos textualmente:

 

“Gallia est omnis divisa in partes tres, quarum unam incolunt Belgae, aliam Aquuitani, tertiam qui ipsorum lingua Celtae, nostra Galli appellantur.”

“Galia se divide en tres partes, una habitada por los belgas, otra por los aquitenses y la tercera por ésos que se nombran en su propia lengua celtas y que en la nuestra llamamos galos.

 

Las tribus gálicas habían logrado alcanzar el más altos nivel de desarrollo de su tiempo. Es por ello que su cosmogonía es muy variada y rica en contenidos míticos, entre los cuales se destaca la cosmovisión bretona; aquí nos referimos a La Bretaña francesa, para hacer diferencia del concepto de La Bretaña que alude desde Irlanda  hasta el territorio continental. Rastreando registros tuvimos la buena oportunidad de descubrir en La Gouesnière, barrio ubicado en Saint-Malo zona sur, a una encantadora mujer ceramista que perenniza mediante el Bensu Cerámico antiquísimas tradiciones célticas. Nos mostró el horno de cocción, las distintas herramientas indispensables en su profesión, discurrió sobre sus diferentes técnicas antiguas y modernas haciéndonos conocer varias de sus creaciones. Aquí reproducimos una muestra dedicada al cuento de La Isla de Las Mujeres:

 

 

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Isla de las mujeres. Obra de Dodik

 

Maëlduin, divinidad femenina, decide viajar a la Isla de las Mujeres donde es recibida por la Reina que gobierna en ese territorio. La soberana es una mujer muy prolífera al igual que todas las mujeres que habitan allí. Ella sale a recibir a la visitante en compañía de sus diecisiete hijas. Dodik Jégou imagina a la reina madre y sus diecisiete descendientes haciendo el retrato que antes reproducimos. Aclaramos que el mapa de los mitos es muy distinto a las divisiones geopolíticas vigentes actualmente. El mito que Dodik nos cuenta en su Bensu, parece que tuvo origen en Irlanda y se extendió por la Gran Bretaña, pasando el Canal de la Mancha, para continuar en la Bretaña hasta el nacimiento del río que los celtas llamaban Séquana Barrosa, y que nosotros denominamos Sena. Más abajo reproduciremos otras leyendas gráficas que ha realizado Dodik.

Antes señalábamos que había una prueba tempo-espacial de la declinación definitiva de la civilización céltica, ella la encontramos en el choque de armas que se dio entre los ejércitos de Veringétorix y Julio César.

La batalla de Alésia tiene antecedentes determinantes. Uno de entre ellos que nos parece importante señalar, en razón de que tiene una codificación sutil enmarcada en las reminiscencias históricas, y desde siempre fáciles de atizar por fuerzas interesadas en ello, es la venganza y su compañero, el odio. Es incontrovertible que el primer interés en cualquier conflicto, resulta ser siempre el económico, pero él no está solo, que en este caso resulta importante. Como ya hemos señalado los celtas se ubicaban en gran parte del territorio italiano. Para el año 400 antes de nuestro calendario ocupaban toda la Romagne y Marches que se encontraban en la zona que los romanos llamaban La Gaule Cisalpine, y que posteriormente cambiará de nombre por Ager Gallicus. En su expansión los celtas sitian la ciudad etrusca denominada Clusium. Los sitiados acuden a la ayuda de Roma. El Senado en pleno decide enviar dos nobles de la Casa Fabiana para interceder en el conflicto. Los enviados evalúan la situación e informan al Senado. El Senado viendo el peligro que los acechaba se alía a la causa de los etruscos. Los celtas enterados de la situación deciden tomarse militarmente Clusium bajo el mando del Brenn, nombre que daban los galos a quien era nombrado comandante militar para dirigir los ejércitos. El Brenn da la orden de saquear Clusium y de anexarlo a su territorio, luego toma la decisión de lanzar sus tropas sobre Roma. Hacía un verano canicular del 390 antes de nuestra era, concretamente a mediados de julio, en el lado izquierdo del Tíber donde el río recibe un pequeño afluente llamado Allia del cual deriva el nombre de la batalla que hubo en ese lugar, en el cual las tropas romanas fueron prácticamente liquidadas. Los vencedores sometieron a la ciudad al más grande pillaje de su historia hasta ese momento. El pueblo romano sobreviviente se escondió en las ciudades aledañas. Los patricios se refugiaron en las columnas del Capitolio donde hicieron una heroica resistencia para finalmente rendirse. Para salvar sus vidas hicieron una negociación pagando un rescate de mil libras en oro. Los celtas trampeando en la transacción utilizaron una balanza alterada. Ante la protesta de los patricios romanos, el Brennos responderá con una actitud que ha pasado a la historia. -Se quita su espada y la coloca sobre el oro de los vencidos-, pronunciando la famosa frase “Vae Victies”-“Infortunio para los vencidos”. Este pasaje es contradicho por el historiador Polibio. Tito Libio y Plutarco, cada uno por su lado dan versiones distintas; Aquí hay que tener en cuenta que ayer como hoy, los que se consideran ser el centro del mundo, tratan a los demás, de pueblos atrasados y salvajes. Los vencidos consideraron a los no romanos como pueblos indignos, organizados en turbas, hordas; de ahí la leyenda romana denigrante de los celtas. Sin embargo, al analizar las consecuencias en todos los planos, encontramos que la derrota tuvo profundas repercusiones hasta en las raíces de la vida cotidiana, empezando porque el calendario no quedó exento, marcando la fecha como nefasta, como fatídica para iniciar o hacer cualquier actividad. En lo positivo es a partir de esa derrota que el ejército romano logró estructurarse, tanto en el plano estratégico como táctico, en un cuerpo hasta ahora desconocido en la historia militar, haciendo de él, el ejército más eficaz y más grande del Imperio.

Habían transcurrido 338 años de la trágica Batalla de Allia, cuando finalmente el ejército romano cobra venganza en razón de que el tiempo no había logrado restañar la herida, seguía tan fresca como se hubiera sucedido el año anterior. ¡Y cómo son las ironías de la historia!. Era igualmente el verano del mes de julio del año 52 antes de nuestra era. El ejército romano había desplegado aproximadamente entre 15 a 18 legiones para poner fin a una rebelión que comandaba el Brenns, mejor conocido como Vercingétorix. Las espadas romanas estaban a cargo de un hijo de la Casa Juliana, el político y militar de la época tardorrepublicana, Gaius Iulius Caesar, teniendo como general de confianza y su primer ayudante al político y militar de origen plebeyo Caius Caninius Rebilus y a Caius Antistius Réginus segundo general al mando. Los dos al lado de César fueron las figuras principales del ejército romano.

De la parte celta, la segunda personalidad militar la representó Vercasivelanos, noble de la ciudad de Arvernes, primo de Vercingétorix. Los jefes celtas en asamblea, decidieron ante el cerco que César había logrado tender al Brennos galo, constituir un ejército de Auxilio, comandado por Commios Atrebate, Eduens Viridomaros y Eporidoris. Todas estas personalidades militares celtas son las que menciona César en el relato de la batalla. Las dos fuerzas estaban constituidas por una coalición. Del lado galo un buen número de tribus se habían organizado en sublevación. Los romanos estaban aliados con fuerzas germánicas y algunas tribus menores célticas. La cantidad de combatientes participantes es prácticamente imposible de establecer, en razón que la fuente más fiable la dan los vencedores. El relato de César por ejemplo fija que los guerreros que corrieron en Auxilio eran 240.000, pero al hacer un análisis riguroso, esta cantidad resulta imposible reclutarla en tan sólo un mes, organizarla y ponerla en condición de combatir. Objetivamente esa cifra se puede reducir a 60 ó 70.000 hombres. La caballería céltica, César la calcula entre ocho y nueve mil. Él nos dice que sus fuerzas estaban constituidas entre 10 y 12 legiones y más o menos 9.000 jinetes, lo que en términos reales esta cantidad de tropas romanas es muy superior por lo menos en una tercera parte. Siguiendo este orden de acontecimientos, ni siquiera los historiadores franceses están de acuerdo con el lugar exacto en el cual se desarrolló la batalla conocida como Alésia. Dos sitios mantienen una enconada polémica desde el siglo XIX para adjudicarse el lugar. El más opcionado es el ubicado en Alise-Sainte-Reine en el departamento de la Côte d’Or, región de Bourgogne, y el otro es Chaux-des-Crotenay departamento del Yura, región de Flandre-Comté.

Napoleón III que tenía vivos motivos para aclarar los sucesos de esta gran batalla, ordenó múltiples excavaciones, y en 1865 hizo erigir en Alise-Sainte-Reine, una estatua del derrotado general celta, quien se rindió luego de perder la batalla y murió asesinado en prisión en el año 46 antes de nuestra era. En lo que se refiere al número de bajas, cualquier cantidad no es cosa distinta a una aventurada hipótesis.(2)

  

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Estatua de Veringétorix

 

  A partir de este momento, la declinación celta resultó ineluctable, y paulatinamente su memoria la constituyen los distintos imaginarios que desde Irlanda, Escocia y sucesivas regiones en el continente se tejen sobre esta civilización hoy desaparecida. Esto no niega que sus descendientes se encuentren fundidos en los diferentes estados que conforman Europa actual. Uno de los orgullos de los franceses contemporáneos, es el de sentirse herederos directo de los celtas o galos.

En el tema principal de este trabajo; o sea, la Cosmogonía céltica en su expresión mítica y concretamente en el aspecto de contar mediante el Bensu Mayólica, atrajo particularmente nuestra atención la región bretona. Como lo señalamos antes, en Bretaña conocimos a una mujer descendiente de los celtas, Dodik, quien narra con otros materiales distintos a la escritura, relatos orales y leyendas, cuyas raíces se remontan a la antigüedad. Para empezar ella tiene un nombre de origen céltico. En su oficio de ceramista de características particulares nos condujo a ese mundo fascinante que es la alfarería y la cerámica. La cerámica en tanto que objeto útil es uno de los forjadores de la memoria de la especie humana, tan antigua como ella misma; esto en cuanto a vasijas, porque en lo que concierne al hecho de narrar, lo encontramos en culturas antiquísimas como fue la hitita y posteriormente la babilónica, miles de años antes de nuestra era.

La narración se alcanzó plenamente en el campo de la alfarería y también en la cerámica cuando se dominaron las técnicas cromáticas. Las piezas cuyo color lo da la barbotina; o sea, el barro natural, sólo permite una narración muy elemental a través de dibujos, como los restos encontrados de alfarería en la antiquísima zona de la India. Luego se avanzaría a la bicromía que produce el óxido de hierro y la barbotina. Los oxidantes fueron los elementos fundamentales que mediante las técnicas novedosas del engobe que permiten que, teniendo ya la pieza horneada se le baña con una mezcla de arcilla muy fina y óxido de hierro; este solo baño permite producir dos tonos: uno oscuro y otro rojizo. En esta superficie, un ceramista diestro hace con punzones u otras herramientas, dibujos que le permiten crear breves situaciones de narraciones simples. El óxido de cobre que produce el color azul turquesa ya era uno de los preferidos en la antigüedad, inclusive es un color predominante en las cerámicas egipcias en las necrópolis de los tiempos faraónicos, como lo fue también el verde. Las pirámides son lugares de una riqueza extraordinaria donde se encuentran, en salas y particularmente en las criptas, narraciones sobre las costumbres y también relatos acerca de la cosmogonía egipcia.

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Decoración de la Tumba de Tutankamen

 

  Precisamente gracias a este lenguaje gráfico se ha logrado desentrañar parcialmente sus codificaciones míticas mediante la expresión del ritual de lo sacro. El Bensu cerámico es un elemento presente en todas las culturas; él nos ha aportado registros invaluables, sin los cuales no sería posible ni siquiera bocetear numerosas civilizaciones desaparecidas. Ejemplo sobresaliente sobre la concepción erótica de los patricios romanos, fue posible conocerla gracias a los relatos de los distintos Bensus incrustados en los muros de las alcobas en la ciudad de Pompeya y Herculano, ciudades sepultadas por una de las erupciones en el 79 después de nuestra era, año en el cual se rebelan por sus posiciones y otros malabarismos los gustos en este sentido de sus habitantes. En la Edad Media sirvió para perpetuar la heráldica; en esta dirección son abundantes los escudos encontrados de las distintas familias nobles. De la misma manera se encuentran escenas agrícolas, de cacería y de distintos oficios; aves, calles y personas. Más recientemente se ha llegado a una especialización, en cuanto al tamaño de la pieza en bizcocho que presenta medidas variadas, el cual ha sido estandarizado por las exigencias de la producción industrial en serie, y en la actualidad denominado azulejo. Con criterio comercial este Bensu moderno tiene hoy en día en venta escenas de El Quijote con el poema de Cervantes referido a Barcelona. Siguiendo este tipo de técnica pero por otra vía de mayor valor estético, Dodik Jégou, en su taller de Saint-Malo, busca guardar la memoria de esa herencia espléndida del rito legendario.

 

La leyenda de Los Pájaros de Gwenddoleu que tienen como oficio ser los guardianes del tesoro de su maestro, un druida que está dedicado a la alquimia, son unos glotones en cada comida, se devoran dos hombres al almuerzo, y otro tanto a la hora de cenar. Reproducimos la interpretación que Dodik hace de la leyenda.

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Les oiseaux de Gwenddoleu. Obra de Dodik

 

Las ciencias que estudian las migraciones humanas han logrado establecer plenamente que los celtas fue un pueblo que invadió la mayor parte del territorio que hoy llamamos Europa. En cuanto a la fecha resulta incierta y todo lo que podemos decir al respecto es que sólo se presentan hipótesis. Los invasores en sus distintos asentamientos lograron influencias diversas con las poblaciones indígenas donde el mayor éxito lo obtuvieron en lo que hoy conocemos como Irlanda, País de Gales y Escocia. En la zona continental, en todo el norte del Canal de la Mancha, su aculturización respecto a la población indígena local es del mismo nivel que el logrado en la isla. En este territorio donde mayor se acentúa el fenómeno es una zona francesa conocida como Bretaña.

 

Los Cascos

 

La manifestación mítica de los celtas se materializa en varios aspectos de sus distintas actividades, tanto en lo social como en otras acciones colaterales, es el caso de la guerra. En ella se encuentra una concepción iconográfica metafísica; nuestra búsqueda descubrió dos concepciones predominantes en el uso del casco de combate. La una animista, y la otra de sentido práctico cumpliendo la finalidad del uso. En el caso de esta última, el más importante es el casco de tipo Berru, usado por la tribu céltica laténiens. Existe una quincena de estos cascos hallados en excavaciones realizadas en la zona rural de la República Checa, fundidos en una sola pieza, con una yuxtaposición de cobre para cubrir la nuca; la mayoría son de bronce y algunos de ellos son de hierro. Otro que presenta importancia es el conocido como celta-itálico, éste es una variante denominada celta-etrusco. Son muchos los cascos que exhiben distintas variaciones (3); en ellos el observador encontrará el gusto estético por su refinamiento decorativo, también por su forma, pero sobre todo por su concepción utilitaria. En su proyección simbólica, por su peso y forma, forja la idea de reciedumbre, donde lo dominante es la bravura; no obstante se convierte en un elemento de la imaginación para plasmarlo en el texto literario e inclusive en objetos. Igualmente lo encontramos atizando la fuente de la imaginación, en la arquitectura. Al dar un vistazo sobre las construcciones postmodernas, comenzando por Dubai, donde algunos de sus edificios por su forma son ellos el reflejo de uno de estos cascos. Sin embargo, ninguno de estos cascos va más allá del interés que tiene para los especialistas; por el contrario, el casco animista, popularmente conocido

 

 

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Casco Waterloo reservado a la elite guerrera demostrando la virilidad y ferocidad

  

bajo el nombre irónico de Waterloo, encontrado en el Támesis, y que corresponde aproximadamente a los años 200-150 antes de nuestro calendario, el cual los interesados pueden encontrarlo en exhibición permanente en el British-Museum de Londres, es el que se ha convertido en uno de los primeros símbolos de la cultura céltica y que apasiona a adultos, niños y jóvenes, a propios y extraños. Es un casco de bronce que lleva dos cuernos y adornos repujados. La simbología de los cuernos en este casco resulta muy rica y podríamos producir un folleto de su cosmogonía tanto militar como metafísica. Nos limitaremos a decir solamente que él encarna la esencia de la bravura guerrera innata, con la cual la naturaleza ha dotado a algunos mamíferos para defenderse e imponerse en el rudo combate. En este casco por contenido y expresión, el hombre se aúna con sus congéneres, los animales, para ser otro entre ellos.

  

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Representación de un Druida

 

Los Druidas

 

Éstos son personajes mitológicos que tuvieron una práctica social muy rica, como es el caso de la mitología griega. Los Druidas han sido forjados en parte por la imaginación popular e igualmente por el imaginario de etnólogos, arqueólogos, antropólogos, historiadores y otros especialistas, los cuales basados en hechos reales construyen un mundo mítico sostenido por múltiples hipótesis.

El origen del nombre Druida en uso actual, es un sustantivo que proviene del celta Drui, el cual posteriormente se latinizó en Druidae de donde deriva el español Druida. Él mismo en su derivación céltica ha tenido muy poca alteración como es el caso de Irlanda donde se dice Druid. Sin embargo, el mismo personaje tiene significaciones distintas. Por ejemplo el Dallan irlandés resulta ser un Druida ciego perteneciente a la corte del rey Eochaid, el que en una ocasión recurriendo a sus conocimientos mágicos encontró a Etaine, esposa del rey, la cual se encontraba extraviada (4). El lingüista Émile Benveniste, que parte del término der-w/dr-ew para decirnos que druida significa fiel, aquél que busca la visión verdadera y cierta.

En lo que respecta a la prueba, en aquello que la evidencia no admite polémica, puesto que corresponde a la realidad, el primer paso de los hechos lo encontramos en el Vergobret, que era un personaje de las tribus célticas, quien ejercía las funciones de Magistrado Supremo dirigiendo una ciudad con las funciones administrativas de un alcalde de hoy. En oposición a este personaje, se encontraban las ciudades que eran gobernadas por un jefe céltico. El Vergobret compartía la administración con los romanos de la época republicana. Esto según César en el texto sobre las guerras de las Galias, lo describe como Princeps Civitatis (Príncipe de la ciudad), Summun Magistratus (Magistrado Supremo) que según César era nombrado por votación y se le prohibía abandonar el territorio que administraba; y en caso de guerra, debía nombrar un general para que lo reemplazara en las tareas militares. La anterior realidad permitió imprimirle al druida el carácter de legislador y también de juez.

Un rasgo que es muy caracterizante del Druida es el que concierne a su práctica de curandero, que desde luego no es interesante porque en todas las sociedades primitivas ha existido producto de la experimentación empírica de ensayo en ensayo, haciendo brebajes u utilizando plantas directas, resultado de observar la forma cómo los distintos animales, ellos mismos, se curan sus múltiples achaques de salud. El curandero fue el que dio origen al médico, bien definido en la cultura griega por Galeno y por Hipócrates, cordón umbilical de nuestros médicos generalistas y especialistas. No obstante, el aspecto más interesante, desde la perspectiva de lo imaginario, es la simbiosis que hace el Druida ejerciendo como chamán. En la medida que el Druida acierta en la cura es un sabio; sin embargo, esa sanación sólo es total y plena a través del ejercicio de la chamanería, entonces todo el ritual de la acción mágica hacen de él, el Mago Supremo.

Otro rasgo también interesante del Druida es su aspecto polifacético en el campo del arte. En tanto que personaje, él es la síntesis de las tradiciones antiguas de música, poesía, canto y relato oral (5). La juglarería que ha llegado hasta nosotros y de la cual tenemos abundantes pruebas a partir de la primera etapa de la Edad Media, en el siglo IX de nuestro calendario, encontramos registros de poesía épica recitada por sus propios autores o leída en forma narrada en sus propias creaciones o en creaciones de otros autores. A la par con éstos, a partir del siglo XI, sobresale la poesía lírica cantada, sea por el poeta o por especialistas de lo vocal, conocida también como juglarería cortesana.

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