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* CHEMIN SCABREUX

 "Le chemin est un peu scabreux

    quoiqu'il paraisse assez beau" 

                                        Voltaire 

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Publié par VERICUETOS

Escritores contra la Comuna

  

Los artistas por ser seres humanos de alta sensibilidad, donde el sentimiento prima sobre el sentido lógico, y donde la justicia es el faro que avizora el puerto de lo digno de los hombres, siendo el polo imantado que los atrae subyugados por lo que en la época se consideró o realmente representaba o era el concepto de lo justo; es por esto, con raras excepciones, siempre han estado a lo largo de la historia del lado de los débiles y de los que nada tienen. De ahí que en el caso de la Comuna en apariencia resulte inexplicable que algunos escritores se opongan a la Insurrección Popular. Confluyen dos razones decisivas para su alineamiento en la orilla opuesta a la Comuna. La primera es la triple confluencia de intereses distintos en el campo de la economía, sustentados en el modo de producción diferente y opuesto: la sociedad feudal que está en sus últimos estertores y que ha sido liquidada políticamente por la Revolución Francesa, en su agonía le queda oxígeno en el plano del arte y de la cultura para continuar aún con vida, su lado opuesto lo representa la burguesía triunfante y en total desarrollo, y que por esta realidad todavía no ha alcanzado a sedimentarse plena y totalmente en el campo de la cultura y el arte, y la tercera y última corriente, la materializa el concepto de economía colectiva que no tiene existencia material en ninguna parte y su realidad es sólo teórica corporizándose en la idea. Idea que tiene realidad; esa sí material en el espacio de la producción industrial y en la explotación de la tierra; es decir, en el trabajo. Son los trabajadores los que por sus intereses se expresan en lo colectivo, y que políticamente aflora en el socialismo, principalmente en el de Pierre-Joseph Proudhon quien dijo: La propriété, c’est le vol ”, (“La propiedad es robo”) y “L’anarchie c’est l’ordre sans le pouvoir”, (“La anarquía es el orden sin el poder”); Mikhaïl Baukonine, teórico y jefe del anarquismo, y Auguste Blanqui socialista utópico, movimiento político que por esencia se opone tanto al feudalismo como al capitalismo, y que en el conflicto de la lucha de clases se proyecta en el seno de la Comuna. Ella es para los escritores, tanto burgueses como monárquicos, un mundo desconocido, lleno de interrogaciones y de azares. La segunda es que toda una generación de escritores que vivieron la experiencia de la Comuna están en el ocaso biológico, son seres de edad avanzada. Algunos ejemplos, Leconte de Lisle tiene cincuenta y tres años, Georges Sand sesenta y siete, Gobineau cincuenta y cinco, Flaubert cincuenta, y en ese orden muchos otros. La experiencia de la Comuna exige hombres fogosos, audaces, sin miedos, optimistas, estas cualidades abundan desbordantes sólo entre la juventud, y si se es de edad, como los escritores citados se le exige lucidez, no para escribir, sino para descubrir, analizar y procesar el material sobre el cual tienen que crear, y en el mundo de las decisiones correr el riesgo, aventurarse a estar del lado de lo desconocido y nuevo. La práctica demuestra que lo dominante en las personas de edad es el conservadurismo. Una conmoción social como la Comuna produce pánico a los que tiene que perder y a los ancianos por el riesgo de morir. Si se hace un balance objetivo teniendo en cuenta la realidad vista en distintas direcciones, los servicios que presta la pluma a las causas sociales, son inmensamente mayoritarias a favor de la Comuna, puesto que aquí debe tenerse en cuenta igualmente la producción en cuanto a creación derivada del fenómeno social donde no se encuentran prácticamente obras anti-comuneras; mientras que a su favor, sí hay numerosos textos; es por esto, que la tesis de Paul Lidsky en su libro Les écrivains contre la Commune, es subjetiva porque la realidad demuestra todo lo contrario.

 

Foto 08 Georges Sand   

  George Sand

  

En el contexto sobresale por lo interesante el caso de George Sand; seudónimo de Amantine Aurore Lucile Dupin, novelista brillante de las Letras francesas que apoyó sin reticencias la Insurrección Popular de 1848, cuando ella era anarquista pública y amiga de Bakunin. Cuando cae la monarquía de julio, precedida por el rey Felipe, en estos sucesos, es una ferviente comunista. Sin embargo, se opuso a la Comuna de 1871.

Nació el de julio de 1804 en París, y murió el 8 de junio de 1876 en Nohant, en cuyo cementerio está enterrada. Hija de Maurice François Dupin de Francueil y de Sophie Victoire Delaborde, de ancestros nobles. Huérfana a los cuatro años por parte de padre, hecho que la llevará a vivir en casa de su abuela paterna en zona rural, impregnándose de la atmósfera campestre. Lo pastoril aflora en el tema de muchas de sus novelas. La vida de George Sand resulta extraordinaria en acontecimientos. En su adolescencia sufrirá una crisis mística que la condujo a un convento de Clausura, en su adultez su primera pareja oficializada con matrimonio, la tuvo con François-Casimir Dudevan, conociendo a su vez la maternidad, fue madre de dos hijos. En el gusto por los hombres su lista es kilométrica y muy variada; entre los músicos se cuentan Franz Liszt y Frédéric Chopin y en ese orden todas las artes, a la vez que alternaba con sus preferencias femeninas; un ejemplo es en 1833 cuando conoce a Marie Dorval, actriz de la Comedia Francesa, con quien tuvo una luna de miel fogosa. Otra particularidad de ruptura en pleno siglo XIX, donde se mantenían rígidas las tradiciones, ella se vestía de hombre de manera pública y privada. Su obra es numerosa y comprende varios géneros: en novela histórica está Consuelo, 1843; autobiografía, Histoire de ma vie, 1855; novela de ruptura, Indiana, 1832; novela popular Le compagnon du Tour de France, 1837; y algunos otros textos: Rose et Blanche, Valentine, Lelia, Le secrétaire intime, La marquise, Lavinia, Matéa

Para señalar en breve por qué George Sand se opone a la Comuna, hay dos razones que contribuyen a ello. Una es que se muestra casi imparcial porque no comprende el conflicto franco-prusiano, y la otra  es que la República la seduce total y plenamente, ve en la revolución burguesa el porvenir para la humanidad, mientras que los excesos del populacho los considera los saturnales de la locura. En el libro de Paul Lidsky, Les écrivains contre la Commune, en la página 52 el autor nos revela un extracto de su correspondencia:

 

« le résultat d’un excès de civilisation matérielle jetant son écume à la surface, un jour où la chaudière manquait de surveillant. La démocratie n’est ni plus haut ni plus bas après cette crise de vomissements [...]. Ce sont les saturnales de la folie »

“el resultado de un exceso de civilización material bota su espuma a la superficie, un día cuando la caldera estaba sin vigilancia. La democracia nos es más alta ni más baja después de esta crisis de vómitos […]. Son las orgías desenfrenadas de la locura”

 

El anterior párrafo fue escrito a Alexandre Dumas hijo, que es exactamente la posición que asume la extrema derecha para fustigar a los comuneros.

 

Foto 09 Gustave Flaubert

 

Gustave Flaubert

 

  La obra de Gustave Flaubert es un monumento de la literatura burguesa, altar del individualismo que en los momentos de la Comuna está en pleno proceso de afirmación. Su obra canónica, Madame Bovary, mœurs de province (Señora Bovary, costumbres de provincia), primer título dado en 1851 y que comenzó a publicarse a manera de telenovela a partir de octubre de 1856, en la Revue de Paris hasta el 15 de diciembre. En febrero de 1857 el director de la revista Léon Lauren-Pichat, su impresor y Gustave Flaubert son juzgados por ultraje a la moral pública, religiosa y a las buenas costumbres. Logró escapar de las garras del temible procurador Ernest Pinard, de ser multado y encarcelado por éste, por los nexos que lo ligaban al segundo Imperio, Flaubert tenía simpatías políticas imperiales. En literatura lo condujo a ser un asiduo del Salón Literario que dirigía Madame de Loynes, personaje noble, íntima de la emperatriz y quien fuera la que presentó a Flaubert a la soberana. Luego de este proceso monsieur Pinard arremete contra Charles Baudelaire quien acababa de publicar Les fleurs du mal (Las flores del mal), calificándolo de desafío a las leyes que protegen la religión y la moral. Baudelaire fue condenado a trescientos francos de multa, mutilación de su obra porque parte del poemario fue prohibido; sentencia que quedó en firme y fue solamente dirimida por juicio de la Corte, en 1949. No satisfecho monsieur Pinard, se dejó llevar por los impulsos de su fobigrafía, y enseguida atacó a Eugène Sue quien había publicado, hacía muchos años ya, Les Mystères de Paris y le Juif errant. Muerto su autor, él prosigue el proceso hasta obtener la condena del editor y del impresor. Por cuyos servicios honrosos fue condecorado con la Legión de Honor.

Gustave Flaubert nace en el seno de una familia pequeño-burguesa católica de ancestros protestantes, el 12 de diciembre de 1821, en Rouen. Hijo de Achille Cléophas Flaubert, cirujano jefe del hospital de Rouen, y de Anne Justine Caroline Fleuriot. Desde su adolescencia fue atraído por la escritura. Los amores de juventud con Elisa Schlésinger, le dejarán una profunda huella la cual desarrolla en su novela L’Éducation sentimentale (La Educación Sentimental). En 1841 inicia sus estudios de Derecho en París, llevando una vida disoluta que lo conduce al campo de las artes donde conoce al escritor Máxime Ducamp que se convertirá en uno de sus mejores amigos; le seguirá Victor Hugo. Abandona su carrera de abogado. En 1844 sufre su primera crisis de epilepsia. En 1846 muere su padre y a los pocos días su hermana. Comienza su relación amorosa, contradictoria con la poeta Louise Colet que durará hasta 1855. Sus críticas a la Comuna de 1848 el lector las encuentra en  L’Éducation sentimentale. En abril de 1857 Madame Bovary aparece en librerías. Para el invierno de 1870-71 los prusianos ocupan parte de Francia, Flaubert se refugia en casa de su sobrina Caroline. El 6 de abril de 1872 muere su madre. Después del fracaso de su obra de teatro, Le Candidat, el 1° de abril de 1874, publica la tercera versión de La Tentation de Saint Antoine (La tentación de San Antonio); y así sucesivamente seguirá el desarrollo historial de su creación literaria. Murió el 8 de mayo de 1880 en Canteleu, au Hameau de Croisset. Algunas de sus obras por orden cronológico de publicación: Rêve d’enfer, 1837; Mémoires d’un fou, 1838; Salammbô, 1862; Hélodia, 1877; Le château des Cœrs, 1880; Bouvard et Pécuchet, inacabada, 1881; Par les champs et les grevès, 1866; À bord de la cange, 1904

Gustave Flaubert tenía un odio visceral al igual que otros escritores de su tiempo contra el pueblo raso; no lo ocultaba ni oral ni por escrito; en correspondencia con su amiga George Sand, en una carta dirigida a mediados de octubre de 1871, opinaba sobre la Comuna así:

 

« Je trouve qu’un aurait dû condamner aux galères toute la Commune et forcer ces sanglants imbéciles à déblayer les ruinas de Paris, la chaîne au cou, en simples forçats. Mais cela aurait blessé l’humanité. On est tendre pour les chiens enragés et point pour ceux qu’ils ont mordus »

“Pienso que debiera haberse condenado a las galeras a toda la Comuna y forzar a esos imbéciles sangrientos a quitar los escombros de las ruinas de París con cadena en el cuello como simples prisioneros forzados. Pero esto habría herido a la humanidad. Uno es blando al menos con los perros enrabiados y punto por los que ellos han mordido.

 

  Foto 11 Emile Zola

 

                                                     Émile Zola

 

Émile Zola es uno de los pesos pesados de la literatura francesa, y un escritor que con excepción de algunos pronunciamientos comprensibles contra la Comuna, siempre estuvo del lado popular. Enemigo del Imperio y republicano convencido. Nació el 2 de abril de 1840 en París y murió en el mimo lugar, el 29 de septiembre de 1902. Su padre Francesco Zolla de nacionalidad italiana, ingeniero de profesión, constructor del canal de Zola en Aix-en-Provence. Su madre Émilie Aubert de nacionalidad francesa. No fue un buen estudiante, fracasó en dos oportunidades en obtener su diploma de bachiller en ciencias; sin embargo, en la secundaria era brillante en literatura. Llegó hasta redactar un proyecto de novela sobre las Cruzadas. Instalado en París, lee a Montaigne, Shakespeare, Molière y a otros autores que le dan las bases de su cultura humanística. El 31 de octubre de 1862 obtendrá la nacionalidad francesa; para entonces ya trabajaba en la librería Hachette, hoy aún existente y floreciente, que le permitió el acceso al Positivismo y a los elementos sólidos para su anticlericalismo militante. Igualmente aprendió el oficio de libros en el sentido de su edición y comercialización que le facilitó lograr publicar sus primeros artículos y su primer libro editado por “Hetzel”, Les contes à Ninon. A mediados del siglo XIX se da en Francia un auge espectacular de la prensa que exige periodistas cada vez en mayor número. Zola se convierte en cronista literario. En 1866 escribe crónicas para los periódicos L’Événement y L’Illustration; continuará con La Cloche, Le Voltaire, Le bien Public, Le Sémaphore de Marseille y Le Figaro. Aprovechando su trabajo se hace publicar más de una centena de cuentos en los periódicos, luego vendrán una cascada de publicaciones y sucesos de su vida familiar, hoy muy conocidos, entre ellos su método y estilo de escribir, donde sobresale su minuciosidad. Émile Zola no saldrá impoluto de la Comuna; no obstante, de haberse manifestado públicamente contra ella y haber huido en los días aciagos para Marsella, actitud que es comprensible e inclusive justificable, por la responsabilidad de familiares que tiene a su cargo. En adelante se convertirá en un ser sensible a lo social y también en un luchador contra las injusticias. Esto último lo conducirá al acto más brillante de toda su vida cuando en 1897 intervendrá a favor de Alfred Dreyfus que no sólo lo llenará de gloria, sino que sentará un precedente en la justicia de Francia y en el pensamiento francés. En Germinal, Zola cuenta una huelga obrera del segundo Imperio. Al analizarla se descubre que la descripción está inspirada en la Comuna.

Sin embargo, para no emitir juicios de valor, que sea el mismo autor que nos presente una prueba del tema que nos ocupa. Reproduzco a continuación parte de una correspondencia que él mantuvo con la señorita Sandoz:

 

Un ouvrage intitulé Zola L'imposteur - Zola et la Commune de Paris vient de paraître. Dans cet ouvrage, l'auteur indique que vous faites «preuve d'une haine viscérale, dénuée de toute ambiguïté, pour la lutte du prolétariat».

Qu’avez-vous à répondre face à cette terrible accusation?

Dans l'attente de vous lire, recevez, cher Maître, mes plus respectueuses salutations.

 

Mlle Sandoz

 

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 Bonjour Mademoiselle,

 

Ainsi, j'éprouverais une haine viscérale pour la lutte du prolétariat, moi qui ai été parmi les premiers à décrier les conditions épouvantables dans lesquelles vivait le peuple ouvrier!?

Où cet «écrivain» qui brocarde «Zola l'imposteur» mais dont on ne me dit pas le nom est-il allé prendre que je haïrais le peuple? Moi, Émile Zola, éprouver une «haine viscérale pour la lutte du peuple»?

Monsieur l'Anonyme ne fait pas oeuvre de vérité et de justice. Il trompe ses lecteurs! Quel est donc son combat?

Le mien est pour la Vérité et pour la Justice.

 

Certains de mes confrères (Gustave Flaubert, George Sand, Alexandre Dumas) ont pris position - sans hésiter - contre la Commune de Paris. L'un d'entre-eux qualifia, dans une réaction de rejet viscéral, dicté par la peur, la révolte du peuple de Paris «d'éruption alcoolisée». D'autres se sont efforcés, comme Victor Hugo, de garder une attitude plus digne.

Pour me juger, je m'en remets au jugement de mes contemporains pourvu que leur jugement soit animé par le souci de la vérité et par l'esprit de l'honnête homme.

Les événements de la Commune de Paris furent des événements horrifiques. J'ai vu «de mes yeux vu» après la Semaine Sanglante, les tas de cadavres empilés sous les ponts. J'ai vu des amas sanglants de chair humaine jetés au hasard sur les chemins de halage. J'ai vu des têtes et des membres mêlés dans d'horribles dislocations.

Et après cela on voudrait que j'approuve ceux qui ont pris le pouvoir et se sont comportés en barbares? Oui, en barbares cachés mais manipulant la fièvre du peuple! Excitant le peuple à brûler les Tuileries, l'Hôtel de Ville!

Je n'ai pas craint de dire haut et fort, sans ambiguïté, en 1871, que «pour les vrais ouvriers, pour ceux que des besoins ou des convictions poussent sous la mitraille, mes compassions sont grandes». Sans ambiguïté aussi à propos des Versaillais: «on s'est tué entre frères, et nous allons couronner ceux qui ont massacré le plus de leurs concitoyens! La victoire de Versailles m'effraie...». Et qui a exprimé sa répugnance devant l'abject public des cours martiales qui accablait les accusés et perturbait le déroulement de la justice, si ce n'était Émile Zola? Qui demande aujourd'hui des mesures de grâce et l'amnistie pour les Communards, si ce n'est moi, Émile Zola?

Que me reproche le Combattant Anonyme? D'avoir écrit ceci? «Le bain de sang que le peuple de Paris vient de prendre était peut-être une horrible nécessité pour calmer certaines de ses fièvres. Vous le verrez maintenant grandir en sagesse et splendeur.»

Eh, bien oui, j'ai dit cela en 1871! Était-ce haïr le peuple que de dire cela au lendemain de la sanglante répression de la commune? Est-ce haïr le peuple, que de réaffirmer des années après l'horrible bain de sang où il fut précipité, qu'un peuple transformé, plus adulte, plus sage et plus grand, est apparu?

 

Bien à vous, Mademoiselle Sandoz.

 

Émile Zola

 

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Cher Maître,

 

Votre réponse reflète l'émotion avec laquelle vous l'avez rédigée. L'auteur du livre a sciemment détourné vos propos afin de pouvoir donner de vous une image totalement faussée.

Toute personne admirant votre oeuvre ne sera pas dupe de cette tentative détestable.

 

Recevez, cher Maître, mes salutations les plus respectueuses.

 

Mlle Sandoz

 

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Una obra intitulada Zola El Impostor - Zola y la Comuna de París acaba de aparecer. En esta obra, el autor indica que hace “prueba de un odio visceral, anudada de toda ambigüedad, para la lucha del proletariado”.

¿Qué tiene usted para responder frente a esta terrible acusación?

 

En espera de leerlo, reciba, querido Maestro, mis más respetuosos saludos.

 

Señorita Sandoz

 

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Buenos días señorita,

 

Así, ¿¡yo que he sido uno de los primeros en criticar las condiciones horrorosas en las cuales vivía el pueblo obrero, demostraría un odio visceral por la lucha del proletariado!?

¿De dónde este “escritor” que lanza pullas “Zola el impostor” pero que no me nombra ha sacado que yo odiaría al pueblo? Yo, Émile Zola, , demostrar un “odio visceral por la lucha del pueblo”?

Señor el Anónimo no hace prueba de veracidad y de justicia. ¡Él engaña a sus lectores! ¿Cuál es entonces su combate?

El mío está por la Verdad y la Justicia.

Algunos de mis compañeros (Gustave Flaubert, Georges Sand, Alexandre Dumas) han tomado posición -sin lamentar- contra la Comuna de París. Uno de entre ellos calificó, en una reacción visceral, dictado por el miedo, la revuelta del pueblo de París “de erupción alcoholizada”. Otros se esforzaron, como Victor Hugo, para mantener una actitud más digna.

Para juzgarme, me someto al juicio de mis contemporáneos provisto que su juicio sea animado por el éxito de la verdad y por el espíritu del hombre honesto.

Los sucesos de la Comuna de París fueron sucesos horrendos. Yo vi “por mis propios ojos” después de la Semana Sangrienta, los montones de cadáveres apilados bajo los puentes . Vi los montones de carne humana sangrando botado por azar en los caminos de sirga. Vi cabezas y miembros mezclados con horribles desmembramientos.

¿Y después de esto querían que aprobara aquéllos que se tomaron el poder y se han comportado como bárbaros? Sí, ¡como bárbaros escondidos pero manipulando la fiebre del pueblo! ¡Excitando al pueblo a quemar las Tulerías, la Alcaldía!

No tengo temor para decir alto y fuerte, sin ambigüedad, en 1871 que “para los verdaderos obreros, para aquéllos cuyas necesidades o convicciones empujan bajo la metralleta, mis lástimas son grandes” Sin ambigüedad también a propósito de Versalles “se han matado entre hermanos, y nosotros vamos a coronar a aquéllos que han masacrado a muchos de sus conciudadanos! La victoria de Versalles me espanta…” Y ¿quién ha expresado su repugnancia delante del abyecto público de las cortes marciales que aplastaba a los acusados y perturbaba el desarrollo de la justicia, si no era Émile Zola? ¿Quién pide hoy día medidas de gracia y amnistía para los Comuneros, si no soy yo. Émile Zola?

¿Qué me reprocha el Combatiente Anónimo? ¿De haber escrito esto? “El baño de sangre que el pueblo de París acaba de sufrir fue talvez una horrible necesidad para calmar a algunos de sus fiebres. Ahora usted lo verá crecer en sabiduría y esplendor.”

¡Pues bien sí, yo dije esto en 1871! ¿Era odio al pueblo, como decir esto al día siguiente de la sangrienta represión de la Comuna? ¿Es el odio al pueblo, como reafirmar años después del horrible baño de sangre donde él se precipitó, ha aparecido un pueblo transformado, más adulto, más sabio y más grande?

 

Quedo de usted, señorita Sandoz.

 

Émile Zola

 

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Querido Maestro,

 

Su respuesta refleja la emoción con la cual la redactó. El autor del libro a sabiendas desvió su propósito con el fin de poder dar de usted una imagen totalmente falsa.

 

Toda persona que admira su obra no será engañado por esta tentativa detestable.

 

Reciba, querido Maestro, mis más respetuosos saludos.

 

Señorita Sandoz

 

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En el libro de Paul Lidsky, aparece una cita en la página 63, sobre un texto de Catullo Mendès, donde Émile Zola se expresa así:

 

« Hé, c’est justement parce que les hommes qu’ils envoient à la mort se battent avec un héroïque courage que nous en voulons aux membres de la Commune. Qu’ils soient maudits de dilapider de la sorte la richesse morale de Paris ! »

“¡Eh, nosotros queremos a los miembros de la Comuna justamente porque los hombres que ellos envían a la muerte combaten con coraje y heroísmo. Que ellos sean malditos por dilapidar toda clase de riqueza moral de París!”

 

En este párrafo es evidente que Zola condena y definitivamente está en contra de los dirigentes de la Comuna, y en consecuencia de la Comuna misma.


 

Foto 12 Le Conte de Lisle

                                                      Charles Marie Arthur Leconte de Lisle

 

 La Comuna a igual que cualquier movimiento o partido popular, tiene sus enemigos naturales como son aquéllos contra quienes lucha, o quienes simpatizan o apoyan por distintas razones. Es el caso de Leconte de Lisle y Gobineau. En política donde todo está permitido, empezando por la razón de Estado, nada es sorprendente porque ni siquiera la guerra lo es.

Napoléon III con el propósito de neutralizar o de ganar un sector, que a su juicio consideró importante, creó a través de la princesa Mathilde, su sobrina, un salón como era costumbre en la época, adonde asistían intelectuales y artistas. En lo que a escritores concierne la lista es larga, empezando por Renan, seguido de los hermanos Goncourt, Flaubert, Sainte Beuve… Cuando el Imperio cayó, se descubrió en sus archivos una nómina que la prensa republicana para ironizar y satirizar, denominó “Les mendiants de Badinguet”, entre ellos se contaba al republicano Leconte de Lisle, que durante años recibió mensualmente trescientos francos.

Charles Marie Arthur Leconte de Lisle fue un poeta parnasiano, máxima figura de este movimiento poético, y en últimas, responsable de la publicación y selección de la misma. Nació el 22 de octubre de 1810 en Saint-Paul sur l’Île Bourbon, actualmente denominada Isla de La Reunión, y murió el 17 de julio de 1894 en Voisins. Su padre, Charles Marie Leconte de Lisle, cirujano ayudante en el ejército de Napoléon. Su madre Anne Suzanne Marguerite Élysée de Riscourt de Lanux. En la vida de este poeta es de anotar que se opuso a la esclavitud denunciándola con vigor, igualmente será un defensor de la República. Un año después de la Comuna el Senado lo nombrará sub-bibliotecario y en 1883 lo nombran Oficial de la Legión de Honor. Luego de la muerte de Victor Hugo será su sucesor en la Academia Francesa en una sesión memorable, efectuada el 31 de marzo de 1887, donde él fue recibido por Alejandro Dumas, hijo. Su obra consta de artículos polémicos, manifiestos y otros. Entre su textos poéticos se destacan tres libros. Poemas antiguos, poemas bárbaros y poemas trágicos.

Sobre Leconte de Lisle hay variados textos que prueban que él se opuso a las ideas colectivas. A continuación reproduzco un párrafo de una carta que él dirigiera a Louis Ménard el 7 de septiembre de 1849 donde expresa la desaprobación de su militancia política, en la que más tarde fuera una de las corrientes más activas de la Comuna, el Blanquismo:

 

« Vas-tu passer la vie à rendre un culte à Blanqui qui n’est ni plus moins qu’un sorte de hache révolutionnaire, hache utile en son lieu, je le veux bien, mais hache enfin ! Va ! Le jour où tu auras fait une belle œuvre, tu auras plus prouvé ton amour de la justice et du droit… »

 “Vas a pasar la vida rindiéndole culto a Blanqui quien no es ni más ni menos que una especie de hacha revolucionaria, hacha útil en su lugar, yo lo quiero, pero hacha al fin.¡Va! El día cuando habrás hecho una obra bella, habrás probado tu amor a la justicia y al derecho”

 

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E
la photographie de la femme au bandeau n'est absolument pas celle de George Sand
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