Un regreso de vacaciones prolífero
Un regreso de vacaciones prolífero
en actividades literarias latinoamericanas en París
Por Efer Arocha París
12 de octubre de 2010
La revista Vericuetos se hizo presente en dos actos interesantes de distinto carácter escritural: la conferencia sobre Poesía negra colombiana, centralizada en los poetas Candelario Obeso y Jorge Artel realizada por la escritora y académica argentina, Graciela Maglia, y de la novela Mueca ante un espejo oscuro, de la escritora y periodista uruguaya Ingrid Tempel.
Para el día de mañana 13, con motivo del 9° Festival Literario Latinoamericano Bellas Latinas, en la Maison de l’Amérique Latine, diserta el escritor brasileño Moacyr Scliar en compañía de Guiomar Grammont, directora del Foro de Letras de Ouro Preto, y Philippe Poncet, editor de Folies d’Encre, remezón de la palabra lusitana.
Del 8 al 20 de noviembre del presente año está previsto el evento de Les Belles Étrangères, que en este año la invitación ha correspondido a Colombia, una verdadera tropa de doce escritores de distintos géneros literarios estarán presentes en la capital y en diferentes lugares de la geografía francesa para deleitar al lector y al oyente con una de las más ricas literaturas latinoamericana; esto entre los muchos actos que sucederán en el futuro inmediato y otros que también se sucedieron en el mes de septiembre y que no hemos podido asistir por razones de tiempo.
El 4 de octubre en el Quartier latin
Eran las 7.30 del atardecer en el sótano (cave) del restaurante Salsa Rumba número 10 de la calle Boutebrie en el barrio latino de la ciudad de París; cuando los amantes de la poesía graneados descendían las escaleras caminando con cuidado como si se tratara de bajarse de un jumbo transcontinental. Los anfitriones, Mercedes y Octavio, cariñosos, acogedores y llenos de calor, recibían como siempre a los invitados con saludo y cóctel, en este caso, caribeño difícil de descifrar por esas mezclas astuciosas y raras que hacen el secreto de un trago exquisito.
Cuando llegamos con Graciela Maglia se nos habían adelantado Ingrid Lahud y su esposo; ella rebosante y pletórica derramando borbotones de alegría, formaba un grupo donde se encontraban el investigador Yves Moñino, la lingüista Carolina Ortiz, y la poeta y pintora Doris Ospina, grupo que fue disuelto al iniciar la presentación que hice de la conferencista. En ese momento hicieron presencia el cineasta Marino Valencia, el pintor Francisco Trujillo, el escultor Alfonso Díaz y la estudiante de Derecho Catalina Hincapié, y en ese orden una treintena de intelectuales y artistas entre quienes se contaba el periodista y escritor Eduardo García Aguilar.
El tema de la charla se abrió con el libro De la machina imperial a la vereda tropical - Poesía, Identidad y Nación en el Caribe afrohispánico, escrito por Graciela Maglia y con breves referencias a otro libro de la misma labiante, sobre el poeta colombiano Aurelio Arturo. Todo esto transcurrió en forma brevísima para entrar en esencia, motivo de nuestra reunión.
El hábito intelectual francés en materia de conferencias se caracteriza por la puntualidad, concisión en lo expositivo, claridad y precisión en lo conceptual, y en lo temporal domina la brevedad. Una conferencia más allá de una hora y treinta, empieza a ser engorrosa y la audiencia entra en tedio. Raramente hay veces que la tradición se altera cuando el tema despierta pasiones o atiza intereses; esto fue lo que sucedió con la intervención de Graciela. Se polemizó si realmente podría hablarse de una poesía negra y en caso afirmativo o negativo, el por qué. Se discernió sobre San Basilio, la costa colombiana y caribeña, la poética de muchos países africanos, de la relación entre música y verso negro, se adentró en el canto de los bogas del río Magdalena y el canal Del Dique y su conexión con la metáfora negra. Los grandes autores y poetas negros salieron a relucir como si se tratara de un ballet clásico. El primero en entrar en escena en lo nacional colombiano fue Zapata Oliveya con su Changó el gran putas, seguido de los reconocidos y de los valores jóvenes. En lo internacional se inició con Nicolás Guillén, para continuar con el martiniqués Aimé Césaire y prosiguiendo se recorrió todo Centro América y El Caribe, para terminar en África. Acto que se clausuró a medianoche con un exquisito plato colombiano donde los más empecinados perdimos el metro llegando a casa al alba, como en la época de la tertulia romántica ya ahora desaparecida de los andenes y avisos multicolores que cucuyean el pavimento dormido, por la ausencia de los transeúntes y vehículos.