Presentación del libro Escritos mexicanos de Porfirio Barba Jacob
Invitan a la presentación del libro Escritos mexicanos de Porfirio Barba Jacob, recién publicado por el Fondo de Cultura Económica en su prestigiosa colección Tierra Firme, con investigación, selección y prólogo del escritor colombiano Eduardo García Aguilar.
La presentación se hará con el monólogo García Lorca hace llover a Barba Jacob en la Habana de Alberto Bejarano acompañado por Álvaro Luna Porras y con la presencia de Efer Arocha.
Martes 24 de noviembre 19h30
Restaurante Salsa Rumba
10 rue Boutebrie 75005
Escritos mexicanos contiene 600 páginas de textos inéditos del poeta errante colombiano escritos en tres décadas de actividad periodística en diarios mexicanos, sobre Zapata, Porfirio Díaz, la revolución mexicana, la revolución Rusa, la guerra civil española, el auge de Hitler y Mussolini, la llegada de Trotsky a México, el estallido de la II Guerra mundial, las dictaduras centroamericanas, Bolívar, Jorge Isaacs y otros temas diversos que abren una nueva ventana desconocida a la prosa de uno de nuestros grandes autores, hasta ahora aplastado por una beoda leyenda maldita.
CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA
Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar...
Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonría...
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar...
Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en Abril el campo, que tiembla de pasión;
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.
Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de obscuro pedernal;
la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.
Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
-¡niñez en el crepúsculo! ¡lagunas de zafir!-
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
¡y hasta las propias penas! nos hacen sonreír...
Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer;
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.
Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar:
el alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.
Mas hay también ¡oh Tierra! un día... un día... un día
en que levamos anclas para jamás volver;
un día en que discurren vientos ineluctables...
Un día en que ya nadie nos puede retener!
Porfitio Barba Jacob