Poetas Roldanillo, Valle, Suite3
La poeta e investigadora de la Universidad del Valle, Cristina Valcke (a la izquierda),
junto a la poeta Olga Elenna Mattei
ANGELA PENAGOS LONDOÑO
Gestora cultural antioqueña. Primer Premio de poesía otorgado por la Fundación Cultural el Pretexto de Bogotá, 2011. Presidenta de la Red de Mujeres Artistas de Medellín–REMART. Presidenta del Consejo de Cultura de El Poblado de Medellín, Antioquia. Hace parte del Comité Técnico de la Secretaría de la Mujer de la Alcaldía de Medellín.
Camino mi ciudad
El sol
enciende la pupila
y saboreo
el misterio.
Camino mi ciudad
y las montañas
alucinan
mi verde mirar.
El río es un hilo
donde tú ya no
me esperas.
La soledad
alumbra
las nervaduras
del cielo
en la hora
que nadie responde.
Los guayacanes
-jardines de sol-
florecen
y caen sus pétalos
para pensarnos
siempre.
Para esta sed
de amigos
el camino y el reloj
golpean
el viento.
El encuentro
es júbilo
del cielo
que nos llena
de nuestra
propia fe.
Música de Marimbas
Acomoda
mi cuerpo destechado
en lo urbano
de tu río
y esconde mi niñez
en el festejo
de tus cerros.
Soy negra
amasijo de tierra
labios de pez
oración de brasa
y piel dispuesta
para el rito.
Traigo en mis ojos
los ojos de mi madre
paridora
de penas
y desalojo de siglos.
En la cinta
de mi pelo
hierve
el sudor oscuro
de un noviembre
sin retorno.
BERENICE PINEDA MONSALVE
Bello, Antioquia. Gestora cultural, licenciada en Lengua Castellana. Tallerista de géneros literarios de la Corporación PROMETEO y del municipio de Bello. Directora de la Revista de poesía, arte y literatura Quitasol. Primer premio género Poesía en el V concurso literario Los sueños de Luciano Pulgar, Bello, 2002.
Oración para todos los días
… ¿quién puede decirle al hombre
lo que sucederá después de él
bajo el sol?
Eclesiastés 5:12
… que el Sol también amanezca
y que su primer rayo de luz
me permita ver la humedad de unos ojos
… que la tierra gire a la velocidad
que me permita la minuciosa tristeza
y la lenta algarabía
… que el árbol florezca
y que maduro caiga su fruto
… que el río bendiga la tierra
y sacie la sed de las fieras
… que así sea
y sea un arco iris
la sonrisa en la cara de un niño
… que la última gota sea de vino
no de rocío
… que no falte el maná
… que el centro no quede en mi ombligo
… que quien me ame
no sienta necesitarme
… que perdida me encuentre
y que encontrada desee perderme
… que siendo domingo
no le tema al lunes
… que si los amigos parten
no se lleven la esquiva belleza
… que amanezca en promesa de amor el día
aunque de noche todo me falte.
La Gota
Después de ser la escarcha
me convertí en la gota
Yo soy la gota
que alborota tu pelo
acaricia tu cara
surca tu boca
se hunde en tu pecho
y naufraga en tu ombligo
Yo soy la gota
que llueve por la punta de tu sexo
y danza con tus mismos movimientos
Yo apenas soy la gota
que anuncia el aguacero
y entre gota y gota
muero.
BERTA LUCÍA ESTRADA ESTRADA
Manizales, Caldas. Diploma DEA en literatura. Escritora y conferencista. Autora del blog “El hilo de Ariadna” en el periódico colombiano El Espectador. Premio Especial, fuera de concurso, Ediciones Embalaje del Museo Rayo, 2011. Premio Nacional de Poesía "Meira del Mar" 2011, Medellin, Antioquia. Su último libro publicado es el poemario bilingüe francés–español “La ruta del espejo”.
RULETA RUSA
En el claroscuro
rodeado de vestigios del océano
juego a la ruleta rusa con mi amigo suicida
-camino una vez más sobre la cuerda floja-.
Olvido la pértiga necesaria al equilibrio
alguien ha quitado la red de protección
los seres de ultratumba esperan mi pronta caída.
En vez de vara, para no caer al vacío, llevo en las manos una botella de tequila y otra de mezcal. Celebro así el Día de los Muertos.
Funámbulo-sonámbulo
avanzo hacia la otra orilla.
DIOS DE LOS OJOS CONGELADOS
Soy un cautivo
de mi propia verdad
sólo a ella temo.
Escapo de mí mismo
en el reflejo borroso de las gárgolas.
Dios de los ojos congelados
Me han maldecido como al Capitán Acab. Compartimos la obsesión, él por Moby Dick y yo por la literatura y el alcohol.
Malcolm Lowry duda de Malcolm Lowry
Soy el artesano de mi propio ataúd
y Señor de todos los mares.
En este encierro metafísico
pierdo mi astrolabio
soy Diógenes
en el doblez de la tiniebla.
Vago por las breñas de la desesperanza
Condenado a navegar por espejismos,
me rindo en mi sola angustia.
Detrás del mostrador
velada
Némesis me contempla
mientras prepara el brebaje.
Sus ojos me miran desde el fondo del bar
no hay escapatoria posible
ella lo sabe.
Reo ausente condenado al destierro
Mi obra es un faro de tinieblas y angustia, algunos autores salen del agujero con sus libros; yo, en cambio, me hundo, ineluctablemente, a medida que escribo.
Cavo un túnel
rompo los barrotes
escapo de la celda.
Pero,
¿Cómo me evado de mí mismo?
CAROLINA VARELA LOPEZ
Cali, Colombia. Realizó estudios de Contaduría Pública. Sus escritos han sido publicados en Antologías y revistas de Colombia, Perú, México y España. Participante en varios encuentros nacionales e internacionales de poesía.
JAGUAR
Despierta de nuevo el jaguar
-par de soles en la penumbra-
mimetizado en la noche
vence con sus garras la maraña.
Baja el tronco como un fantasma,
sigiloso entre las lianas sale a celebrar
la lluvia en el bosque:
trae mi paz en la espesura.
Como quien asiste a un alumbramiento;
ve la primera sonrisa del río,
se regocija y nada.
RUNA
Déjame la puerta abierta
la que se cierra y no se abre
iré vestida de tul y de encaje,
voy por la guirnalda
que unges con tus labios.
Guíame hacia el pasillo estrecho
alumbrado por las siete
velas blancas del candelabro
al ritual de iniciación perenne
donde escuchas el bamboleo
de las monedas en mi falda.
Suelta la cinta anudada del libro
para hacerte la danza de la tinta
y dejar en tu página secreta
la mistérica runa final.
¡Todo estará claro entre nosotros!
La investigadora y poeta Bertha Estrada dialoga con Hermelinda Calambás,
poeta indígena de la Comunidad del Departamento del Cauca.
CLARA SCHOENBORN
Cali, Valle del Cauca, Colombia. Colomb-alemana. Escritora de poesía y cuento corto. Ganadora del premio Ediciones Embalaje .
Breve ensayo sobre una frase tonta
“Siempre serás siempre”,
aunque se nos astillen las lámparas
y sus lenguas retorcidas
transfiguren nuestras ofrendas.
Siempre es una palabra sin árboles frutales
una extraña desnudez amancebada con la lluvia
amanece todos los días sentada a mi lado y me dice:
“Hola, sé que aun sigues creyendo en mí.”
Y en los regresos del agua vive un “siempre”
en los relojes cuando aprenden a rezar
en las tumbas -en su aire ilegítimo-
en mis ojos que miran hacia tus manos,
en cualquiera.
“Siempre” va contándonos su historia
de besos que antes de todo fueron fe,
de letras que no pueden caerse de su libro
de ese mismo libro y su vida en la repisa
y de la repisa que mira hacia la ventana.
Pero resulta que un “siempre”
está formado por fantasmas desleales,
por dioses que murieron de tanto esforzarse,
por un mar vaciado hasta su última gota
donde ha quedado un loco dando palazos
y una multitud afuera aplaudiendo.
Para no leerme
Yo no escribo para tu dulce de leche.
No me leas si tienes una gran biblioteca
o si sabes de memoria cualquier cosa.
Yo escribo para el insomnio que olvidaste al dormir,
para el día que aun esperas te responda,
para las cuatro en punto de nunca.
Ven a leerme cuando no estés,
cuando sólo yo te entienda
y tú ni siquiera estés al tanto.
Yo escribo con un pan
con la distancia que jamás partió.
Mi tinta es tu sangre abandonada
mi papel es el rostro que temes por ser tuyo,
en un verso escribo tu estadística de lunas
y con él te guío hacia tu octavo punto cardinal.
No me leas -mejor no lo hagas-
porque de todas formas te tengo apresado,
pues yo te escribo y te escribo.
DETRÁS DE LOS CERROJOS
¿… Es esta acaso
la historia
que quisiera contar?
Saberme largamente anhelada
hasta la hondura del ruego
Quitarme el traje de fiesta
y volver
con la pasión de la fruta
invadida de sol
Despertar la sangre
en duermevela
y morir mil veces en su travesía
Ser tormenta al final de mí misma
tocar la arcilla
y saber que el día esquivo
por fin llegó.
SEÑALES MANUSCRITAS DEL VIENTO
En la región
más nórdica de América
un poco de mí,
llega hasta el lugar
donde la escarcha
azula la tierra
Allá donde los días
son corderos blancos
doncellas descalzas
buscando la tibieza
del agua
Algo de mí todavía
indaga el camino
y doy gracias
por cada señal manuscrita
del viento.
Poetas Roldanillo, Valle, Suite4