Poemario del fin al inicio, de Carolina Bustos Beltrán
Ficciones
Conocí una ciudad que nunca nadie la ha visitado. Es diáfana e inhabitada. Tal vez Rulfo, Cortázar y Borges se sentaron a beber una taza de té en el único café que existe. El aire es ceniciento como ese que se enreda en los cementerios. La borrasca lenta no tiene pretensiones de hacerse pintoresca. De un lado viven los cronopios y del otro los observan las famas. Esta ciudad no tiene nombre porque no le interesa hacerse célebre. Así permanece anónima y no teme al olvido. Tal vez le gusta rodar por cuentos, devorar pabellones para ser nombrada como una sutil evocación. Conocí una ciudad vacua por donde solo deambulan fantasmas, mi sombra y tú nombre. En resumidas cuentas, ficciones.
Madrid, primavera de 2009
El escondite
Los vestigios de mis sentimientos se esconden detrás de mi oreja. Ese lugar misterioso de líneas curvas y de enredosos vericuetos como el recorrido de mi vida. Este círculo discreto a donde nadie vendrá a tomar cuenta de mis penas ni a degustar el sabor de mi melancolía.
Llevaré unos pendientes gruesos y bien coloreados que caerán de mi lóbulo con elegancia altiva. Pasaré arrogante con ganas de tragarme el mundo. Nadie sabrá que en cada paso que daré, con el tacón apuntando como un revolver, acribillaré la última sílaba de tu nombre para que se hunda en el fondo del andén.
He hecho de mi cuerpo un territorio de escondites que emiten con agravio desalojo y olvido. Mi oreja guarda resquicios de la articulación de tus palabras dichas en voz off.
Mi tacto enterró bajo la epidermis el tejido necrosado por tus caricias; mis ojos velaron debajo de los párpados la mirada no correspondida; mi lengua enmudeció, y el corazón amoroso, expuesto como carne muerta en vitrina, ocultó dentro de la aorta ascendente este segundo día del mes de junio, en el que he decido esconder sus conclusiones absurdas de negar la semejanza y la evidencia.
No escucho, mi ego de su ego, el caos desarticula el sonido en ese anónimo lugar de mi cuerpo donde nunca más podré encontrarte.
París, primavera de 2010
Paredes rotas
Esta es la misma habitación donde todo se hace permisivo e impune, de donde me fui porque yo en ella no era suficiente y el espacio se hacía pequeño para guardar las mentiras.
Esta es la ventana por la que tantas veces miré al sol hacerse viejo y a la lluvia jugar con el viento. La pluma está inerte en el borde de la mesa donde nunca más escribí. Todo está lleno de polvo. Los libros se mancharon con restos de café y de amargos desengaños, sus hojas se volvieron amarillas, las carátulas perdieron sus colores vivos. Nadie más abrió sus páginas para que ellos relataran alguna historia a la niña que quería dormir.
Este lugar entero, simple y triste, deja de lado cualquier nombre articulado por mi voz, una ceniza cruda de paredes rotas que no tienen dueño. Estos muros desposeídos por las circunstancias nuestras, víctimas de adioses prematuros, de gritos y de abrazos de ensoñación vacía. Esas paredes, testigos de lo que fue nuestra ficción, se desquebrajaron como barato hormigón. Ahora otra ropa vaga por el suelo, otro perfume impregna la cocina, otro cepillo de dientes ocupa el lavabo, otros pelos se cuelan por la tina, otra vida que no es la mía hace parte de esas paredes que corroen tanto el recuerdo como la salinidad del mar.
Las paredes están vacías, rotas, la ventana no tiene fondo, no canta el mar, las montañas no circulan en su vagar estático, indómito, casi presente. Este lugar por el que paso como si fuera un desierto, ya no me llama por mi nombre. Me ve como una sombra rulfiana que se pega con equilibrio a las aceras para no dejarse caer y conservar al menos fragmentos de memoria.
Así se va todo. Con el paso del tiempo no importa casi nada. Cada minuto pasará inútil diluyéndose en los días sin fin. Todo se irá en añoranzas imprudentes, pero se irá.
La mente obstinada con el recuerdo regresará a pegar con engrudo emocional un poco de dignidad al lugar donde un día vivió feliz de alguna manera.
Madrid, primavera de 2010
Carolina Bustos
Con aguja e hilo
Ayer bordé tres tristes margaritas para cubrir tu rostro con ellas. Tus ojos se quedaron en silencio como si la aguja pasando con el hilo los hubiera cerrado para siempre. Voy entre la penumbra cosiendo tu imagen, los trozos que se escapan de mi tacto son simples ensoñaciones que intento conciliar cuando aun con torpeza bendigo esa figura clásica, estática, moldeada por los dioses, que es tu cuerpo. Un refugio cálido donde reposa mi inercia a contra natura. Olas vagas de plenitud y sensualidad. ¿Qué es suficiente para tu evocación? El aroma de tus palabras, la rima de esos dientes, el azar de tus mejillas, el rictus de esos dedos, la arena de tus manos, el dolor de ese colon, la irritación de tus uñas, el sabor de ese insomnio, la terquedad de tus sueños, los colores de esos defectos, la fragilidad de tu pantorrilla, o la pelota de piel que escondes en la pierna; y lo más grave y también lo más frenético: esa lengua que está dentro de esa boca, de esos labios gélidos como una violeta estelar, se abstrae completamente y va perdida hacia el instante lunar donde se fugan las evidencias. Me sustraigo estéril de esta insípida realidad, voy cerrando esa lengua que articula pensamientos, esos labios que ya no me besan, esa boca que añoro tierna, coso todo con el mismo hilo que pasa erguido gracias a la aguja artificiosa. Voy cosiendo tu recuerdo persistente, borrando la voluptuosidad de tus formas, coso. El bordado se hace delicia cuando está cargado de sentido.
París, final del invierno de 2010
Incurro
Incurro en ese tiempo donde quizá
Tu mirada de mañana húmeda y nublada incurra en la mía
Y me digas que pasó febrero y también marzo
y vos estás ahí donde te dejé la última vez.
Sentado observando al río
y a los pájaros de mis rizos en tus manos de turpial asechado.
Y yo no tenga miedo de tu ausencia
pues el aire y sombra son nuestra morada.
Ayer te pensaba manso y recío y en un día frío
te soñé salvaje con los hombros caídos y la cara cubierta de un moho espeso...
Eras un árbol cubierto de musgo sin ganas de arroparme en ramas,
solo asumiendo ser eso: un árbol y una silueta lejana.
Pero yo mi amor, te busco, te tengo y te tiento.
Entre mi borrasca indómita; para que me sueltes tres madejas de cabello;
para que soportes mi insistencia silenciosa;
de no dejar la risa tímida; ni el bigote que me quedó con la melaza de tus besos.
No me supe de otra forma, esa que es afanosa,
de incurrir dentro de tu aliento, de ser sangre, piedra o viento...
De ser lo que seré y jamás seremos: un espejo, un búnker sin pecho.
Clichy, invierno de 2014.
" A dos voces A deux voix"
Poema leído a dos voces con música de fondo
Poème lu á deux voix avec de la musique de fond
A ML
El lunes, ella se levanta temprano a pesar de todo.
Le lundi, elle se lève tôt, malgré tout.
Sagrado ritual de conseguir ser alguien después del domingo.
Sacré rituel d’arriver à devenir quelqu’un après le dimanche.
El agua caliente cae sobre su cuerpo,
L’eau chaude tombe sur son corps,
mientras que el reporte del clima anuncia un tiempo soleado.
tandis que la météo annonce un temps ensoleillé.
Rodolfo le dijo: —Eres mi piel.
Rodolphe lui a dit: —Tu es ma peau.
Y Emma, gracias a una extraña fuerza promisoria de viernes, le creyó.
Y Emma, gracias a una extraña fuerza promisoria de viernes, le creyó.
Nadie sabe el porqué,
Personne ne sait le pourquoi,
pero cada mañana llega con su perfume.
mais chaque matin arrive avec son parfum.
Es así como ella bebe su café.
Le voilá comme elle boit son café.
Su lengua se detiene sobre la taza
Sa langue se pose sur la tasse
escuchando la dulce música de una guitarra
en écoutant la douce musique d’une guitare
que parece lejana.
qui paraît lointaine.
Las gotitas deslizándose suavemente en su paladar
Les petites gouttes glissent suavement contre son palais,
acarician los límites silenciosos de su placer
caressent les limites silencieuses de son plaisir
mezclados con leche y azúcar.
mêlées de lait et de sucre.
Ella cree en los amaneceres.
Elle croit aux aurores.
A él le gusta el sabor vertiginoso de las sorpresas.
Il apprécie la saveur vertigineuse des surprises.
Ella es tan voluble cuando se deja tocar…
Elle est si flottante quand elle se laisse toucher…
Y Rodolfo lo sabe. Es jueves.
Et Rodolphe le sait. On est jeudi.
Volvamos a los amantes matinales.
Revenons à nos amants matinaux.
Creeríamos que tarde o temprano la primavera, alegre, entra por la «ventana»,
On croirait que sitôt le printemps, allègre, s'étant posé à la «fenêtre»,
Ellos se entregan a los festines golosos de sus apetitos.
Ils se rendent aux festins somptueux de leurs appétits.
Rodolfo se convierte en el lector de los martes para hacerla soñar
Rodolphe devient le lecteur des mardi pour la faire rêver
y Emma en plena libertad, hace el amor sin vergüenza todos los viernes.
et Emma, en toute liberté, fait l’amour sans honte chaque vendredi.
Nadie sabe el porqué,
Personne ne sait le pourquoi,
pero cada mañana llega con su perfume.
mais chaque matin arrive avec son parfum.
Los miércoles, por ejemplo, él limpia el polvillo de su frente para llamar a la suerte.
Les mercredi, par exemple, il essuie la poussière de son front pour saisir sa chance.
y ella atravesando la cocina, llega tranquila con una taza colmada y un cigarro apenas encendido… rozándole los labios.
Et elle, traversant la cuisine, elle arrive tranquille, avec sa tasse remplie et une clope à peine allumée… sur le bout des lèvres.
Es así como la mirada suspendida les hace comprender, al uno, al otro, que se pertenecen.
Vient le regard suspendu, qui leur fait comprendre, à l'un, à l’autre, qu'ils s’appartiennent.
Ellos no entienden por qué el fin de semana no ha hecho desaparecer el recuerdo de sus secretos.
Ils n’ont pas compris pourquoi le week-end ne fait pas disparaître le souvenir de leurs secrets.
Al final, la semana no tiene un orden lógico para soportar las manías del destino,
Au final, la semaine n’a pas d’ordre logique pour supporter les manies du destin,
ni comprender los miedos de los que empiezan a amarse.
ni ne comprend les peurs de ceux qui commencent à s’aimer.
El delirio juega con ellos como le apetece.
Le delire joue avec eux tout comme ils veulent en jouer.
Hay mañanas de sábado que se parecen a esas de martes.
Il y a des matins de samedi qui ressemblent à ceux des mardi.
Y discusiones de lunes que se prolongan hasta el miércoles.
Et des discussions de lundi qui courent jusqu’aux mercredi.
A pesar de todo, ella se levanta temprano para encontrar su voz hasta en la nevera.
Malgré tout, elle se lève tôt pour retrouver sa voix, même dans le frigo.
Él se baña mientras que ella misteriosa quiere cortar los hilos imaginarios del wifi
Il prend sa douche tandis qu’elle, mystérieuse, veut couper les fils imaginaires du wifi
Para escaparse.
Pour s’enfuir.
Nadie sabe el porqué,
Personne ne sait le pourquoi,
pero cada mañana llega con su perfume.
mais chaque matin arrive avec son parfum.
Para ofrecerle una verdadera margarita
Pour lui offrir une vraie marguerite.
Para dejarle oler su vientre donde cultiva violetas
Pour lui laisser sentir sont ventre dont elle cultive des violettes
Y decirle que él es su naranjo
Et lui dire qu'il est son oranger
donde crecen canciones en forma de manzano
où poussent des chansons en forme de pommier
Hay que hacerlo más simple
Il faut tenter la simplicité,
Para entenderlo mejor
Pour mieux comprendre
piensa él preparándose una tostada de incertidumbre con mermelada de frambuesas.
pense-t-il en tartinant l’incertitude avec la confiture de framboises.
¿Por qué no preguntarle cómo se anuncia su día?
Pourquoi ne pas lui demander comment la journée s’annonce?
Veinte grados al sur de su casa
Vingt degrés au Sud de chez lui
Once grados al norte de la de ella
Onze degrés au Nord de chez elle.
Los amantes de las mañanas no se conocen.
Les amants du matin ne se connaissent pas.
Ella enciende su Mac
Elle allume son Mac
Y él su pórtatil
Et lui son PC
Ellos reinventan sus soledades al otro lado del mundo, bajo el rigor de sus posibilidades.
Ils reinventent leur solitude au bout du monde, en dessous de la rigueur de leurs possibilités.
Nadie sabe el porqué,
Personne ne sait le pourquoi,
pero cada mañana llega con su perfume.
mais chaque matin arrive avec son parfum.
De algo estamos seguros
D’une chose l’on est sûr
Cada uno guarda de sí
Chacun garde pour soi
Su elegancia en la mañana.
Son élégance du matin.
Madrid, primavera de 2009
Traducción al francés: Mathieu Lecocq