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* CHEMIN SCABREUX

 "Le chemin est un peu scabreux

    quoiqu'il paraisse assez beau" 

                                        Voltaire 

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Publié par VERICUETOS

 

          JUAN MONTALVO  UN AUTOR MODERNO

por Efer Arocha

 

Montalvo1

       

En  América Latina  en los dos últimos siglos  ha producido un nutrido grupo de ensayistas  diversos. En el siglo XIX, entre los más sobresalientes se cuenta Eugenio María Hostos  nacido el 11 de enero de 1839 Mayaguez  Puerto Rico. Domingo Faustino Sarmiento, 15 de febrero de 1811 en Río de la Plata Argentina. Pedro Enríquez Ureña, 1884 En Santo Domingo. Antonio Caso, 1883 en ciudad de México. Alfonso Reyes, 1889 en Monterrey México, entre otros. Contemporáneo entre éstos, Se cuenta Juan María Montalvo Fiallos, 13 de abril de 1832 en Ambato Ecuador. Muere en París el 17 de enero de 1889.

En lo concerniente al pensamiento moderno, fue un tenaz luchador contra el oscurantismo religioso, sus obras aún hoy, continúan en la lista negra de la iglesia católica. En el plano de la libertad combatió con su pluma a los opresores de los pueblos, en su país siendo muy joven, enfrentó a Gabriel García Moreno, un presidente autoritario y a Ignacio de Veintemilla por las mismas razones. Firme defensor del ideal republicano. Como es conocido en momentos de la independencia surge en la América hispánica una corriente monárquica de corte criollo con la intención de instalar reyes improvisados  en el nuevo mundo. Montalvo las fustigó acremente. De la misma manera militaba en el campo de la democracia y en la modernización del estado. En síntesis, fue un liberal radical y un libre pensador.

 

CONTENIDOS FILOSÓFICOS EN LA OBRA LOS SIETE TRATADOS 

DEL AUTOR JUAN MONTALVO

 

Ponencia presentada por Efer Arocha en el coloquio

sobre  Juan Montalvo, llevado a efecto entre el 25y 26 de abril de 2013,

en la ciudad de Ambato- Ecuador

 

Identificar los trazos filosóficos en los ensayos del autor agrupados en un grueso tomo de temáticas diversas, resulta una tarea intrincada por sí misma, más aún, cuando entre los objetivos se halla, el de que los resultados obtenidos se conviertan en un instrumento pedagógico; esto requiere entonces de un doble esfuerzo.

Además, la obra presenta un estilo barroco, no en el sentido filosófico del silogismo aristotélico o el escolasticismo, sino en el contenido literario, donde la anécdota ocupa grandes espacios, que desde luego, con una lectura a profundidad remite a la veta de la filosofía. Junto a lo anterior, los cortes ilativos que producen los golpes del efecto sorprendente, mediante la frase elaborada en una atmósfera y estructura greco-latina que resulta determinante en una inmensa llanura de erudición, nos complican también.

Consecuencialmente, el concepto filosófico, en tanto que herramienta de trabajo, sólo lo usaremos en el sentido cognitivo, es decir, pensamiento del autor. Pensamiento del autor que permita ser aprehensible para docentes y alumnos.

En la reflexión filosófica todos los contenidos de un texto, incluidos los más insignificantes, es obligatorio tenerlos en cuanta en el análisis, pero mediante las categorías que le son propias a la disciplina. A este respecto el epistemólogo Gastón Bachelard, discerniendo en su obra, “La Poética De La Ensoñación” nos dice que cuando él lee un poema, sus sentidos se abren entregándose al placer que le llega al oído donde la reflexión se anula. Sin embrago, cuanto lee en su condición profesional, sucede todo lo contrario, cada palabra es diseccionada hasta el último significante. Las palabras de Bachelard, definen dos acercamientos distintos a la fenomenología textual, tratamos de no aludir aquí, a la fenomenología trascendental de Edmundo Husserl, quien uso por primera vez el término, sino a la interpretación dada por los fenomenólogos del  siglo pasado, los cuales buscan el conocimiento estricto del fenómeno, que en el caso, es la obra de Juan Montalvo, que contiene las dos interpretaciones de Bachelard: conocimiento lógico y conocimiento estético.

 

 CAPITULO  DE LA NOBLEZA

 

Es el primer capítulo de la obra presentando una extensión de cuarenta y cuatro páginas de contenidos polisémicos, que abarcan desde filosofía, historia, religión hasta la etnología y otras. En lo que nos concierne,  sus primeras siete líneas nos envían de inmediato a un problema candente entre dos corrientes filosóficas de actualidad en el campo gnoseológico en cuanto al origen de la vida. Sin embargo, lo más importante del capítulo se encuentra en el área de la ontología donde Montalvo expone:

…”Dios es uno, la unidad es el infinito del cual nacen todas las cosas; y remontando hacia el origen de ellas, siempre vamos a parar en el uno, germen fecundo que llena el universo con su multiplicación infatigable... ”   Pagina 23.

 Lo anterior nos  plantea el debate más enconado de toda la historia de la filosofía  sostenido entre dos corrientes filosóficas desde la antigüedad:   jónicos y  platonistas.

La escuela Jónica o de Mileto,  floreció a fines del siglo VII y VI antes de nuestro calendario, en las costas del mar Egeo; se consideran fundadores Anaximenes, Tales de Mileto y Anaximandro. Ellos establecieron un método de observación rigurosa cuyos resultados era el material con el cual elaboraban sus abstracciones. Por esto, hoy se les denomina filósofos científicos y por el uso de la idea de apeiron; algo que existe pero que no puede verse o tocarse, atomistas intuitivos.

 A los anteriores se les puede agregar Heráclito de Éfeso, ciudad de Jonia. Nacido en 535 y muerto en el 484 antes de nuestra era.  Las tesis de Heráclito son brillantes y siempre de actualidad. El fue el primer dialectico que tiene la filosofía, apenas seguido en Roma por el poeta Lucrecio. Tema tratado por dos gigantes de la filosofía alemana, Hegel y Marx.

  El nos dice: …”todo está en constante movimiento y trasformación en un proceso continuo de nacimiento y destrucción del que nadie ni nada puede escapar”,

Todas sus obras las desaparecieron sus enemigos llegando hasta nosotros escasos fragmentos, lo mismo sucedió con los jonios. Si la escuela jónica hubiera logrado vencer a los ontologistas con Platón a la cabeza, hoy estaríamos viviendo en el cosmos con un nivel de vida impensable por haber descubierto el átomo y la técnica de ponerlo a nuestro servicio en todas las direcciones.

Aristocles, mejor conocido como Platón por tener las espaldas anchas, nació en Egina probablemente en el 427 y murió en Atenas en 347 antes de nuestro calendario. Hijo de una familia riquísima, aristocrática y esclavista. Descendiente por línea directa de Solón y posiblemente de Codro, el último rey de Atenas, jactándose de esto cada vez que tenía la oportunidad de recalcarlo. Fundador de la academia que sobre vivió 900 años. Tuvo un ejército de seguidores en vida y luego de su muerte igualmente, hoy hay organizaciones e instituciones en torno de su nombre para defender y promulgar su filosofía. Espeusipo sucesor en la dirección de la academia; Plotino el más sobresaliente, Proclo, Porfirio, Agustín de Hipona, Dionisios… Sus tesis filosóficas son ontologistas; en Fedon sostiene la naturaleza divina e imperecedera del alma; parte de su obra es una apología a los dioses.

La controversia hoy ha quedado plenamente resuelta por la epistemología a favor de los jonios, a causa del impresionante avance de la técnica y la ciencia, particularmente de las ciencias espaciales, donde la información que acumulamos en un solo día, necesita 25 años para clasificarla. Además, la muerte  va a dejar de ser lo inexorable, para convertirse apenas en una enfermedad. Son muy prometedoras las investigaciones actuales en los descubrimientos para prolongar la vida humana. Es posible que nuestros descendientes vivan 200, 500, 1.000, 10.000 años, ya se está pensando en nuestra condición imperecedera. El resultado de los veloces y profundos cambios del pensamiento, hacen que  el teísmo sea hoy ajeno a la filosofía, porque todas las religiones sin excepción, desde las hindúes que adoran a los ratones, mandriles hasta las llamadas ciento lógicas, se sustentan en el en el mito. A causa de esto, son analizadas en el campo de la cultura, donde cada sociedad la trata de acuerdo a sus concepciones en el plano del pensar.

 

ORIGEN DE LA VIDA

 

 El evolucionismo y el creacionismo se centran en el Darwinismo por una parte, mientras que por la otra se encuentra el teísmo. Charles Darwin naturalista inglés, demostró científicamente el origen del hombre y de la vida. La vida entendida en sus primeros pasos en la manifestación simple de micro-organismos hace miles de millones de años. Fenomenología expresada en conocimiento objetivo. El teísmo se sustenta en la idea. Idea cuyo pilar fundamental es Deus (dios), el concepto encierra  los cientos de miles de religiones que han existido y existente en la tierra. Fenomenología cuyo pilar es la imaginación y en consecuencia es abstracción, puesto que no es posible la experiencia que exige el conocimiento directo. A causa de esto, es conocimiento subjetivo.

Como vemos, hay dos visiones distintas sobre una misma fenomenología. Aquí, el proceso de la cognición, es distinto en cada caso, el evolucionismo parte de la comprobación concluyente. Mientras que los creacionistas se sustenta en la ontología, en la idea; suposición trascendental para superar el estado irrisorio del sujeto. 

Avanzando en la lectura en la primera página y también en toda la obra, en razón de que Montalvo va y viene sobre el mismo tema; y abandonando la lectura de superficie, para recurrir a los niveles de segundo y tercer grado, por interrelación dialéctica; entonces  el lector encontrará la piedra angular causa de la disputa entre las dos percepciones del mundo circundante que nos ocupa; que no es otra distinta, a la categoría de VERDAD. Desde el punto de vista de la filosofía, como el de la ciencia de hoy, la verdad muestra un rasgo relativo. En razón de esto, la verdad absoluta es una inexistencia. La verdad es y no es, para poder serlo tiene que conllevar su negación.

Pero lo enunciado por el autor nos envía a una mayor profundidad cognitiva, tanto espacial como temporal y de contenido; donde el uno deja de ser el uno para ser el otro. Esto es comprensible mediante la aprehensibilidad histórica donde el Teísmo es verdad objetiva. La idea de Deus es necesidad intelectiva, única explicación que el sujeto puede hacer del Ser, puesto que no existe ni la ciencia ni la técnica. Por ello, el hombre primitivo ante los fenómenos de la naturaleza, que son para él,  intricados e inexplicables, fuerza superior a la suya, los convierte en deidad. Diosa lluvia, dios sol, etc. Lógica de la intuición, verdad incuestionable porque es objetivación del Ser, verdad de lo circundante. Elaboración elemental del pensamiento en tanto que principio de la certeza, saber a la escala primitiva. Este conocimiento que el sujeto tiene sobre el Ser, empieza a debilitarse con el nacimiento de la técnica y la ciencia. Hecho de un interés fundamental porque se presenta una ruptura entre el hombre y la naturaleza; la categoría del antagonismo se hace presente. El sujeto  comienza a separarse del Ser o naturaleza mediante la acción cognitiva. Esta cognición entra en un proceso por movimiento del pensamiento a causa de que el sujeto inicia la comprensión de los fenómenos naturales logrando explicarlos de manera racional, descubre que el sol es un astro, un cuerpo en el espacio cósmico, la lluvia un fenómeno igualmente natural y así sucesivamente. Conocimiento que se trasforma en antítesis de la concepción teística, a causa del avance indetenible de la naciente ciencia. La consecuencia es que la idea teológica deja de ser objetiva para convertirse en lo contrario, subjetiva; mientras que el concepto epistémico, científico; es hoy objetivo, o sea verdad.

 

LUZ,  LUZ, PARA ESE INMENSO DEPÓSITO DE SOMBRAS.

 

Desde  La primera página con la citación de Johann Walfgang Von Goethe, el más destacado poeta alemán, y uno de los fundadores del romanticismo; hasta en el último capítulo, hay un eje filosófico categorial presente en toda la  obra refiriéndose al campo de la estética. Este tema fue preocupación para  los pensadores de las variadas disciplinas desde la antigüedad. En cuanto a los filósofos, a partir del siglo XVIII  se convirtió  en una fatalidad, en razón de que Aristóteles, uno de los fundadores de la filosofía occidental, escribió un bello texto, sobre lo que nos ocupa, conocido como la Poética. Por esto, cualquier filósofo de notoriedad se siente con obligación de tratar el tema. Emmanuel Kant lo hace en la crítica del juicio trabaja la idea de lo bello,  Arthur Schopenhauer nos explica lo bello en Voluntad y Representación. Martín Heidegger nos dice en qué consiste la obra de arte. Teodoro Adorno en su teoría sobre la estética y así sucesivamente…

Juan     Montalvo nos envía a la estética refiriéndose a varias actividades artísticas. En el capítulo IV, página 573 nos habla de las pinturas del Vaticano y alude a la pintura de caballete. En  cuanto a poesía la obra está empedrada de elogios tanto a los poetas como a sus obras. En materia de ficción escribió un texto dedicado al tema titulado “El Buscapié, página 555, y con subtítulo aludiendo a los capítulos que se le olvidaron a Cervantes. Igualmente hay Muchas alusiones literarias.

La sola alusión estética, por sí misma, no necesariamente remite al plano de la filosofía. A sí como tampoco puede afirmarse que una obra que no trate la filosofía o la mencione, carezca de sus contenidos. En el primer caso, lo que envía al campo filosófico es  cómo el escritor trata la esencia del vocablo. Cómo construye la frase o concepto. De esto depende todo. Montalvo mediante el tratamiento que le da al tema, no deja duda, si no que en ocasiones se adentra en el área. Lo anterior lo encontramos claramente en las páginas 378 y 379, donde establece una categoría propia entre Ingenio y Genio. Metro que mide la calidad de su juicio. En su juicio, es muy visible el movimiento de cualificación puesto que es diáfano el movimiento  ascendente, Veamos: “Sófocles, ordenando en su cabeza la trama prodigiosa de Edipo Rey, no es simplemente poeta de ingenio como todos; es un genio.” Fin de la p. 378.

Haciendo uso del método de Martín Heidegger en  origen de la obra de arte para develar la esencia, encontramos que Montalvo nos conduce a la lectura filosófica directa cuando afirma “es un genio”. Qué origina este genio, interrogaría Heidegger, de dónde ha salido y por qué.  Es aquello del por qué una cosa es, siendo tal como es. Veamos siguiendo a Heidegger. El origen de Edipo rey es Sófocles. El origen de Sófocles está en Edipo Rey. Por ello, los dos son una y la misma cosa, puesto que no puede existir el uno sin el otro.

El uno sin el otro no quiere decir que sean iguales. Categorialmente son distintos, inclusive son opuestos. Sófocles es un sujeto, mientras que Edipo rey es una cosa. Sófocles es una objetividad, mientras que Edipo Rey es una subjetividad, debido a que es una abstracción. En el plano de la fenomenología Sófocles sin Edipo Rey no tiene existencia, o a la inversa. Sin embargo, el asunto es más profundo. Tomados en conjunto o separados, tampoco tienen existencia. Para poder ser, necesitan de un tercero, con el cual se interrelacionan formando una unidad. El tercero  es la esencia, tanto para Sófocles como para Edipo Rey.

 Esto es sencillo de comprender. El tercero les agrega a cada uno un algo diferente que los particulariza, que los hace distintos, con lo cual no vuelven hacer lo mismo que eran antes, ahora son otros. Sófocles  se ha convertido en un artista, y Edipo Rey en una obra de arte. Entonces el arte al realizarse como un tercero cumple un objetivo, es por una parte conocimiento, mientras que por la otra es esencia. El arte en su sentido gnoseológico es un saber, es pensamiento. Pensamiento distinto al de la ciencia. Es un saber sensible que nace en la subjetividad humana y no en la objetividad de la certeza, en la comprobación científica.

Conocimiento de qué, esencia de qué, es siempre lo que interroga el filósofo. El arte en su sentido gnoseológico, es un saber, es pensamiento. Pensamiento distinto al de la ciencia, porque es un saber sensible que nace en la subjetividad humana, y no en la objetividad de la certeza derivada de la comprobación científica que establece la ley. El conocimiento de Sófocles para poder ser él, él en el ahora y en el ahí, en su nuevo estado; hace parte del conocimiento general que tiene  la idea de arte. Mediante el arte el  sujeto  da un salto cualitativo al acceder al nuevo conocimiento antes explicado.

En cuanto a la esencia, tomando el sujeto dentro de lo general, el contiene una sola esencia, la que contenemos todos los seres humanos por el hecho de ser humanos. Donde no hay diferencia de esencia. La diferencia se presenta cuando Sófocles tiene un algo distinto, o como se dice en el leguaje de la sociedad de marcado, un agregado.

Un agregado que se lo da el arte, porque es artista. Y lo es, porque ha producido una obra de teatro; pero una obra de teatro que va más allá, ha traspasado un límite, no un límite cualquiera, el límite de la calidad trascendente, aquél que exige la esencia para ascender al concepto de obra maestra. Podríamos continuar en el análisis porque el tema todavía está lejos de ser  agotado; lo tratado es suficiente para aclarar el concepto empírico de ingenio y genio de Juan  Montalvo en el área de la filosofía.

 

BELLEZA

 

Juan Montalvo se hamaca en milenio y medio de historia para aflorarnos el cuerpo, fundamentalmente el femenino, mediante los distintos paradigmas que codifican el cuerpo del sujeto desde  varios ángulos a través del registro de memoria enviándonos al plano de la filosofía. Empezando porque él considera que  en la definición de belleza se presenta la visión de obstáculo cognitivo, que impide acceder a la categoría estética de la esencia de lo que entendemos por bello.

 En la pagina 113 nos dice: “…así nadie será capaz  de manifestar en lo que consiste la belleza. Belleza material es lo que simpatiza con los ojos y llena el corazón, pudiéramos decir, pero éstos son efectos de la belleza y no la belleza misma. ¿Por qué son bellas una pintura, una estatua, una mujer? Porque nos agrada…”

 Lo anterior nos plantea de inmediato un interrogante, ¿qué es un cuerpo, y por qué es un cuerpo bello?

  La noción de cuerpo de la filosofía analizada en su forma más elemental o sencilla, se expresa mediante la idea de que todo cuerpo, entendido éste en el concepto general, no es algo distinto a una manifestación del Ser. Sea el cuerpo de un árbol, de un animal, de un humano… Todo cuerpo es conocible mediante la percepción. El primer movimiento de la percepción para asir el cuerpo es veritativo. Lo logra, porque él es visible al ojo humano. Y es visible porque  es una cosa u objeto. Es cosa porque es palpable, y lo es, a causa de que es material, cualidad esencial de la cosa. Lo determinante en la noción de cosa u objeto, es su esencia. La fenomenología de la esencia del objeto, es su cualidad material. Sin embargo, la esencia material, ella no lo es, y no lo puede ser en el plano de la generalidad. La cosa no puede serlo en lo general, puesto que los objetos generales no existen. Los objetos cobran existencia sólo en la categoría de lo particular, en condición de unidad, en el objeto en el ahí. El objeto en el ahí, ocupa un lugar en el tiempo y otro en el espacio. El lugar en el tiempo es asible, porque el objeto comienza en un día y en otro deja de existir. En cuanto al espacio, es asible en razón de que todo objeto es finito, tiene límites. Para dejar de serlo en el tiempo y dejar de ser en el espacio, cuando eso sucede, deja de existir, desaparece. Entonces los objetos son fenomenologías particulares; unidades mediante lo material y  lo finito que expresan una calidad singular. El cuerpo de un árbol presenta calidades distintas a las de un caballo, y este a las de un cuerpo humano. No obstante la idea de cuerpo humano sigue siendo una idea general, Teodoro Adorno en crítica a la cultura y sociedad nos dice que el sujeto es mediado por el concepto, la idea. Su particularidad, se hace inteligible, sólo frente a la idea de árbol o animal, pero nada más. Cuerpo humano resulta entonces ser un concepto. Para que ascienda a su existencia real, tiene que hacer uso de la categoría de lo particular, dejar de ser generalidad siendo particularidad. Veamos: Unos paseantes por un parque avanzan alegres cuando de pronto uno de ellos descubre un cuerpo exánime. Se acercan y dicen,” es un hombre” Lo particular  hace presencia en el tránsito de lo animado a lo inanimado, es decir, en la muerte. Es un cuerpo muerto. La segunda particularidad es de género a causa de que es un hombre y no una mujer; y así sucesivamente hasta ascender a ser único e irrepetible. La categoría de lo particular expresa que, en el universo no hay dos cuerpos humanos absolutamente iguales, esa diferencia es la que construye lo individual.

  Antes sosteníamos que un cuerpo humano es una cosa, un objeto. Lo es en razón de la cognición, la que nos ha develado su esencia. Juan Montalvo siguiendo a Platón, nos dice que Alcibíades es el hombre más bello de todos  los griegos. Para sostenerlo Platón nos describe la belleza del cuerpo  de Alcibíades. Pero Alcibíades es por una parte cosa, pero por la otra no lo es. ¿Entonces que es Alcibíades? Hemos tratado la esencia del objeto la cual corresponde a su materialidad, la que no difiere de la materialidad de Alcibíades. Al analizarlo encontramos que Montalvo nos dice que era muy inteligente. He ahí la diferencia, una diferencia de calidad, que permite que, Alcibíades deje de ser una cosa para convertirse en algo muy distinto al cuerpo material suyo, algo que no es materia, en razón de que no se puede ver ni tampoco tocar, no es perceptible mediante uso de los órganos de los sentidos. Nos encontramos frente a un movimiento cualitativo, modificador; en una  distancia que asciende permitiendo alcanzar la condición de sujeto. Entonces tenemos que Alcibíades es ahora un sujeto en razón de que es pensamiento. Su inteligibilidad hacen de él  un cuerpo de un sujeto y no  solo de un objeto.

 

LA BELLEZA DEL CUERPO

Tratamos la belleza del cuerpo del sujeto, porque la del objeto carece de interés dentro el texto que nos ocupa. No significa que no existe la belleza de las cosas. La gnoseología de la belleza del sujeto difiere de la belleza del objeto en una manifestación categorial que aquí carece de interés. ¿qué es entonces un cuerpo bello? Para responder a este interrogante que nos hace Juan Montalvo, es necesario saber ¿qué es belleza y qué la origina? Dada la complejidad del interrogante y por razones de espacio trataremos el tema de manera asequible y breve. La idea de belleza le es connatural al sujeto, porque se la imprime el Ser, la naturaleza; éste es el primer movimiento cognitivo. El Ser es el origen de la belleza y no el sujeto. El sujeto origina la belleza canónica la cual es episódica y anecdótica. Lo connatural del sujeto lo es porque la idea de belleza no es idea,  es una de sus intrinsidades, es un sentir del individuo. El cual se realiza frente a la fenomenología de su opuesto, lo feo. La Belleza y lo feo, en el primer movimiento de la cognoción son categorías estables, no cambian debido a que es una cualidad que tienen  todos los individuos al margen de su voluntad y deseo. Es una belleza o feura instintiva que difiere en la naturaleza de cada sujeto, manifestándose en la aceptación o rechazo ante una fenomenología concreta de manera distinta.

La belleza del cuerpo en su manifestación canónica, no la origina el Ser, sino el sujeto a través de su voluntad  y deseo, el momento en que el arte satisface el espíritu, según el decir de Hegel en su estética. La obra de arte plasma su gusto. Gusto que no es estable ni uniforme, sino diferente en cada individuo, colectividad y época. Al ser así, tanto la belleza como lo feo, son de esencia relativa. Fenomenología que hacen de lo bello y feo un producto de contenido intrascendente. Lo intrascendente aparece entonces como una accidentalidad fenomenológica a causa de lo efímero. A éste respecto Montalvo en la pagina  125 nos dice: “Cada edad tiene su belleza, dijimos, la infancia, la puericia, la adolescencia, la juventud y la vejez mismas presentan modelos que excitan admiración y simpatía…” Lo efímero nos envía a lo episódico, banal y anecdótico. Al individuo en su condición irrisoria, que en últimas, su cuerpo es apenas  ruinas en la puerta de lo inanimado y su pasado un recuerdo fugaz que a nadie puede interesar. De esto no escapa ni siquiera el Bello Hipólito, del que nos habla Montalvo en la pagina 121. Su presencia la anunciaba el oráculo de Delfos debido a que era el preferido de los dioses por sus encantos. Belleza que es patrimonio de las divinidades, las que pasando el tiempo son igualmente perecibles, y por ello igualmente banales.

La  belleza real del cuerpo mediante los distintos cánones de valoración establecidos por el sujeto, en su sentido perenne, en lo imperecedero e inmutable. Belleza estable capaz de trasmitir un registro comunicador de valores pretéritos, sólo se encuentra en la estética, en la obra de arte de un estadio dado de un grupo social, no como expresión tangible ni como concepto. Sino en tanto que valor sensitivo codificado por cánones mediadores que revelan los insondables de la interioridad del sujeto y del grupo.

El cuerpo del arte encierra la belleza suprema, es la cima del gusto de un pueblo y una época, es aquello que es capaz de trascender dice cualquier filósofo. Es un cuerpo idealizado pero no de cualquier manera; sigue un camino normatizado, el se cumple por mediación del canon, y al hacerlo no es un cuerpo real, es un cuerpo sublimado producto del deseo y de la imaginación y por eso es perfecto, como lo es la Venus de Botticelli o la del milo. Obras maestras de la pintura y escultura de sus épocas y sus sociedades, y de las nuestras también, en el sentido en que nos extasían al observarlas y conmocionan nuestra interioridad sensitiva.

 

CUERPO ERÓTICO

 

Juan Montalvo dedica varios espacio al tema en forma directa, en la paginas 123 nos dice: …” Pero el amor de la bella Morna  es puro y suave, sus pechos son como los globos de mármol que están medio hundidos  en las orillas de las cascadas de Bramo y su corazón palpita de pasión inocente ajeno a todo impulso  material. Ducomar, dice, guerrero feroz, no te amo; Cairbar, el joven Cairbar viene a mis ayes cuando estoy dormida soñando en él al borde de la fuente…”

 Lo núbil aparece diáfano frente a la pasión inquieta que incita y excita, donde el erotismo es ensoñación dormida; y como en filosofía es la interrogación la que permite la iluminación del texto; entonces qué es erotismo. Antes de responder a la interrogación conviene volver al autor quien sobre el tema escribe: …”Dalís no deja el centro sin pleitearlo palmo a palmo; Dalís tiene ojos para ver y como ellos son azules, del color más limpio de la bóveda celeste, cada mirada suya es una inspiración divina. Su mata de pelo, admirable, aunque en orden, ni los dioses incorpóreos pudieran romper por esa perfumada maraña; así es de tupida y abundante. Dalis  no ostenta en sus miembros el volumen de una turca vencedora; pero está lejos de pecar por esa delgadez helada de que huye esa divinidad golosa que se llama lascivia…” pagina 117.

El erotismo aparece en las dos citas en forma directa porque es nítido; sin embargo, para que aflore diáfano a la superficie es indispensable elucidar la interrogación anteriormente formulada. El primer paso para comprender el erotismo, es  aislarlo de la idea de amor, del que habla Platón. Amor y erotismo son dos fenomenologías diferentes, puesto que, para la realización del amor, el cuerpo no es indispensable, debido a que el amor es un sentimiento  inmaterial donde el cuerpo no decide nada. Lo mismo le ocurre al amor respecto de la sexualidad; para la realización de la sexualidad el amor le es indiferente. Aclarado de que el amor  carece de interés para la sexualidad y el erotismo, retomamos el concepto de sexualidad y erotismo. La sexualidad se consume en el cuerpo, por fuera de este, es imposible el acto sexual. Para la realización del acto sexual es determinante la presencia del otro. La sexualidad es instintiva, es también una forma de ser del cuerpo. Un cuerpo sin sexualidad ha perdido parte de su calidad. La sexualidad vista gnoseológicamente es un recurso por el cual el Ser, asegura la continuación del sujeto, o como afirma la biología, perennización de la especie. Pero no solamente la del ser humano, sino la de todas las especies vivientes. Hecho que permite comprender que la sexualidad en su primer movimiento cognitivo, es una fenomenología inherente al Ser y no al sujeto. La sexualidad del sujeto está marcada por la exigencia de reproducción. Esa es su esencia; cualquier otra consideración le es ajena. La sexualidad del ser humano por esencia, no difiere en nada de la sexualidad de los equinos, porcino, bovinos, es decir, de los vivíparos y placentarios. La sexualidad nos aúna  con los animales. Copulando el ser humano es un animal como cualquier otro. Su cuerpo está aherrojado por las cadenas de la reproducción. Si hay alguna diferencia es de forma, mas no de contenido. La sexualidad está por fuera de todas las codificaciones sociales. Le es ajena la moral, la política, la cultura. Ninguna elemento es exterior está en capacidad de penetrarla. Ni siquiera la reproducción artificial, porque se hace al margen de ella. Volviendo a la idea de erotismo, antes sosteníamos que entre el amor y el erotismo no se da ninguna conexidad, no ahondamos en el amor en razón de que está por fuera del tema. El primer acercamiento sobre la idea de erotismo se encuentra en la relación, interrelación; diferencia o distancia que pueda existir con el acto sexual. Para saberlo, se hace indispensable conocer el carácter de cada uno analizados en su unicidad y antagonismo. Sexualidad como erotismo son conceptos generales que se realizan mediante categorías generales, algunas usadas antes en el presente trabajo. La generalidad no revela la esencia del erotismo; ese yo erótico de Morna y Dalís, del que nos habla Juan Montalvo, o del que se sucede en este instante en cualquier parte del mundo o se sucederá mañana. Antes anotamos que la sexualidad era una acción autosuficiente; significa que se da al margen del erotismo. Sin embargo, el erotismo, desde la perspectiva cognitiva, es una fenomenología de vital interés en la expresión cualitativa de la cualificación del sujeto. La acción erótica, es un acto intelectivo, es una concepción derivada de la cultura del individuo en el ahí; significa que de la perspectiva social es una categoría del movimiento de la historia en el plano de la cultura, es bien simple comprender esto. Cuando la especie humana, no había alcanzado el estadio de la sedentarización, sino que se movía en manadas, el apareamiento se hacía indistintamente entre los miembros varias veces al día en presencia del rebaño, cuyos miembros permanecían indiferentes, como sucede todavía hoy en la manada de mamíferos.  A causa de esto, cada pueblo y cada época tienen un erotismo específico. Por ello el erotismo no es estable, como si lo es la sexualidad. Primera diferencia de esencia. Una segunda diferencia se manifiesta en el hecho de que la sexualidad se ejerce en el cuerpo sin liberarse de éste. Mientras que el erotismo se sostiene en el acto sexual, no siendo copulación sino el sumo, condensación de ella, no material. El erotismo es asible como refinamiento sensible del individuo, el grupo y su época. Hay una unidad entre sexualidad y erotismo, que los dos son solamente posibles en el acto. En el acto sexual obviamente. En la particularidad del ahí fenomenológico. En la acción donde el primero no trasciende en el tiempo, mientras el segundo sí. La sexualidad es objetividad por la mediación del encuentro de cuerpos. No así, el erotismo. El erotismo se objetivisa mediante movimiento de lo abstracto a lo concreto. El, primero es una concepción, una idea, es pensamiento. Incluyendo las novísimas invenciones del erotismo virtual. Sin embargo, el erotismo por la mediación de la sexualidad su cumple, es plenitud, sólo frente a la muerte. En lo tanático se consume el eros. Más no así el cuerpo. Cada acción erótica intensa y plena, es un pasar por la puerta de lo inanimado. Tal como lo afirma Georges Bataille. Cada acción erótica es un encuentro con la muerte, porque desaparece la conciencia individual. Al desaparecer el individuo en su yo singular, ¿quién es entonces?, ha habido un cambio, porque dejado de ser unidad para convertirse en una parte. Parte que constituye la otra parte para ascender a una nueva unidad indispensable que es la base del erotismo.

 

LA POLITICA

 

Es un eje indirecto y directo que atraviesa todo el libro al igual que otros ejes analizados. En el primer capítulo se encentran registros valiosos desde el ángulo de la historia política de Latinoamérica, hoy diluidos en el tiempo, los que resultan determinantes para comprender nuestro pasado y observar nuestro retrato de las instituciones políticas vigentes hoy en la región. Usando el sarcasmo para zaherir a la clase dirigente por sus inclinaciones nobles, en contra del interés republicano y fundamentalmente el democrático, mientras que en otros contenidos nos envía a contenidos complejos para poder entender lo que somos desde la mirada gnoseológica nos tropezamos con criterios etnológicos, políticos y de pensamiento, en relación con el pretérito por fuera de lo habitual sobre el tema, como es el caso de las razones de la presencia africana en el nuevo continente, veamos:

 “…El obispo de Chiapa cometió un error criminal, con sustituir unos esclavos a otros, como si de encadenar negros sacara más provecho el reino de Dios y la filosofía, que el de desatar las cadenas de los indios. Error de la conmiseración, error de la virtud, error, criminal no. Los negros le deben en mal a santo Casas lo que los indios en bien, su intención respecto de los primeros no fue perversa;…” p. 23

 Montalvo nos coloca de una manera escueta y contundente frente a un acto político del gobierno colonial, emanado de las políticas de gobierno de la corona española, cuyas consecuencias resultaron trascendentales para el nuevo mundo. En cuanto a la esencia de lo que nos concierne, en ese por qué de la acción de la política que para favorecer el interés de los unos, tiene que perjudicar el interés de los otros, nos resulta indispensable recurrir a la causa que origina dicha fenomenología desmenuzando el hecho.

El tema político ha sido de gran interés para la filosofía desde la época de los pensadores fundadores, entre los que sobresalen se encuentran Platón y Aristóteles. En los tiempos modernos Marx,  Hegel, Kant, Hobbes, Habermas… El pensar filosófico se objetivisa en corrientes del pensamiento. La modernidad ha sido prolifera, citaremos algunas: descostrucionistas, contractualistas… en el plano del pensamiento político; anarquistas, socialistas, liberales, nobleza, nazismo etc. Lo anterior se mueve en el campo del pensar, es una abstracción y consecuencialmente concepto, idea. Para visibilizarse tiene que objetivizarse, es decir, ser una realidad. La idea política, en tanto que tal, se objetiviza sólo mediante el poder. Ese es su fin y esa es su esencia. Sin embargo aquí, aún continuamos en la generalidad; el vocablo poder, es igualmente idea. El poder político no es cualquier poder, es el poder más poderoso que ha construido el hombre. Su poder es tal, que anula en ocasiones la  condición humana del sujeto,  aplastándolo, aniquilándolo, borrándolo, lo mismo hace y puede hacer, con una clase o grupo social. Para ejercer esa fuerza omnímoda, necesita de una estructura enorme que no es abstracción, sino realidad, a la cual denominamos Estado.

El estado es una institución omnímoda, a tal grado que Paul Ricoeur, en su texto Historia de la Verdad sostiene: “Toda gran filosofía requiere comprender la realidad política, para comprenderse así misma”. Federico Engels escribió en 1884 un texto bajo el título El Origen de la Familia la propiedad Privada y el Estado, que ayuda aclarar el tema del estado para quienes desean dominarlo plenamente. La complejidad que presenta hoy, que se nos hace inaccesible y también incomprensible, se originó por el principio de necesidad. Clave fundamental para entender el por qué del estado. El no es la creación de nadie, ni siquiera fue una idea, en el campo de la filosofía su origen es empirismo puro, a causa de que es sólo práctica. Práctica que es el basamento para ascender a la idea, al concepto, convirtiéndose en teoría. Teoría que comprime la acción del estado en el conflicto, que emana lo social a través de todos los tiempos y todos los espacios de su existencia de estado. La necesidad hizo de él, lo que es hoy, por lo siguiente: Cuando el hombre logra la sedentarización, por haber abandonado su estado de nomadismo. Se sedentariza, porque ha inventado el anzuelo, el que lo convierte en pescador y herramientas de sílice que le permitieron domesticar las plantas para ascender a agricultor, y luego avanzar en la domesticación de animales. Semejante progreso material le permitió al hombre primitivo; producir sobrantes por primera vez en la historia. Estos sobrantes en productos alimenticios tuvieron enormes repercusiones, entre las cuales se cuenta la aceleración de la natalidad permitiendo el crecimiento de los primeros poblados. Al crecer los poblados aparecen los conflictos interpersonales, que son más complejos que los personales en la agrupación humana simple; para resolver el problema nació la norma reguladora de las relaciones del grupo. Este fue el principio de necesidad como lo hemos anotado, siendo la columna sustentadora sobre la cual se fundó el estado. Sin embargo, por si sola es insuficiente. En su seno se forjó una segunda categoría a través del principio de autoridad, sin el cual el estado no es posible. Sobre el principio de autoridad descansa el principio de poder desde los albores del nacimiento del estado hasta hoy. El estado es entonces, en primer lugar, una fuerza coercitiva que se ha abrogado el derecho a ejercer el monopolio la violencia como sostienen los teóricos del tema. Violencia  legitimida mediante una  red compleja de justificaciones empezando por la idea moral, el principio de justicia, etcétera, etcétera. Hemos diseccionado la idea, el concepto de estado.

Un estado en la mera abstracción resulta ser una utopía, pero en la práctica, no hay nada más real que el estado, él no queda en la abstracción, en la solo idea; sino que se objetiviza, se hace palpable. Tiene la categoría de lo asible. Es lo que se puede ver y tocar, pero no como un todo; él es aprehensible en la parte. En la parte que lo constituye, no existe la continuación, lo homogéneo, y menos la unidad en el sentido de lo particular. Contrariamente, si partimos una naranja encontramos en sus diferentes trozos  contenidos semejantes, iguales. Si la unimos vuelve hacer la misma naranja presentando una leve alteración por las cortadas. No sucede lo mismo en la infraestructura del estado; Qué similitud tienen un aeropuerto, con una institución educativa, apenas una de concepto general, que las dos son construcción; la constitución y los códigos con un puesto de aduanas en la frontera de la nación. Ninguna; sin embargo la distancia exhibida por la diferencia, entre los códigos y el puesto de aduanas, no es absoluta, ni tampoco total. A pesar de ser particularidades distintas, existe entre ellas una unicidad de esencia que las convierte en una entidad para ser una y la misma cosa. Las dos son el estado. Ellas presentan la relación de nexo mediante la interrelación dialéctica que es la fenomenología del cambio permitiendo establecer que una cosa no sea para ser otra. En la infraestructura hace presencia el Ser mediante el objeto. La presencia del objeto determinan que el estado sea una cosa. Tenemos entonces que el estado en su materialidad no puede expresarse sino mediante la cosa. La cosa es su mediación, que por una parte le permite ser, mientras que por la otra le impide que sea. Noción de impedimento de realización. Verdadera  paradoja. Significa que la cosa es insuficiente para la realización del estado como totalidad. Al no poder ascender a la totalidad aparece la nulidad. En el espacio de la nulidad hace la presencia del sujeto, quien es la parte que le permite el ascenso a la totalidad fenomenológica de lo que entendemos por estado. El sujeto para integrarse al estado está determinado por este, y a la vez, el sujeto determina el estado. Nos detendremos únicamente en la última parte. Sin sujeto no hay estado, porque él es lo determinante y también es su la fatalidad. Al ser el sujeto la otra parte del estado, para poderlo ser, desciende de lo general para expresarse en particularidades objetivizadas por la función en el marco de la institución. Lo anterior lo encontramos bien visible en una de las entidades emblemáticas del estado; en el monopolio de la violencia; en el vigilar y castigar, del que habla Michel  Foucault. Para ejercer la vigilancia y el castigo se necesita de la presencia de dos sujetos: el juez y el policía. Ellos son los que hacen posible la vida y existencia de una entidad de la infraestructura; la cárcel. En la cárcel se consume, se realiza una parte de la idea de justicia mediante la aplicación de la norma, mejor conocida como ley. El sujeto en tanto que estado, no se realiza en su condición individual, en el ejerció de individuo en un ahí. Sino en el interés de la función estatal que lo convierte en una parte suya, parte del estado. De ahí que un juez, es juez, y únicamente es eso y nada más, careciendo de interés la persona que lo sea. Otro de los aspectos del estado en el ejercicio del sujeto, es que él refleja la sociedad a la que pertenece.

La explicación sobre el estado la hicimos para poder llegar a éste punto para  sacar a flote el planteamiento de Juan Montalvo sobre fray Bartolomé de las Casas en el problema de indios y negros. Bartolomé de las Casas llegó al nuevo mundo al igual que cualquier otro colonizador 1502. Era un hombre que leí y escribía y había tenido formación intelectual correspondiente a su época, estudiando teología, filosofía y derecho. La teología lo encamino hacia la religión ordenándose sacerdote en 1512 en la española. El fue el primer cura ordenado en el nuevo mundo y también encomendero como los demás. Renunció a la encomienda que le había concedido el gobernador de Cuba y en 1515 Denunció dicha institución como ignomiosa para el indígena. Como el aborigen prefería el suicidio antes que someterse al invasor, de ahí que se negara a trabajar para él. La necesidad de mano de obra obligó al gobierno colonial a buscar una solución, encontrándola en la esclavitud. Por ello los barcos llenos  de africanos. Casas conocedor de la realidad social en el sentido de la reproducción entre conquistadores e indígenas, propuso a la corona un estatuto que legalizaba la reproducción entre españoles e indios, e institucionalizando una nueva sociedad agraria basada en el cultivo de la tierra en detrimento de la minería defendida por el colonizador. Ante el fracaso ingreso a la orden de los Dominicos en 1523, quienes desde el inicio de la colonia defendían el interés indígena, en contra de los franciscanos que estaban completamente a favor del colonizador y quienes resultaron ganadores. Como queda esclarecido lo que se impuso fue el interés de estado noble en beneficio de un sector minoritario de la población; donde Bartolomé de las Casas jugó  un papel humanista, que desde luego, el humanismo también tiene su rasgo filosófico. Lo que acabamos de analizar nos lleva a otro punto del rol del sujeto en tanto que estado. El sujeto reproduce en el seno del estado el reflejo de la sociedad por trasmutación. El estado es de cierta manera la sociedad que él norma. La sociedad primitiva fue una sociedad horizontal, y era horizontal porque era igualitaria. La apropiación de bienes por parte de los individuos y los grupos  dieron espacio al surgimiento de las desigualdades; en razón de ella hicieron presencia variadas fenomenologías, entre las cuales se cuenta la sociedad piramidal. El estado por intereses de los sujetos que lo conforman también es piramidal. Piramidal de arriba hacia abajo y no a la inversa. En términos de filosofía se presenta una lectura profunda que nos aparta de la temática. Sin embargo, de manera breve  diremos  que la construcción del estado de arriba hacia abajo ha sido hasta hoy una constante; ejemplo: En el estado esclavista eran las castas o déspotas los dueños del poder; Estado de la nobleza los reyes, estado capitalista la clase capitalista y  en estado socialista una élite burocrática mediante un partido.

 

RAZA

 

Montalvo en la extensión de su ensayística toca el fenómeno directa o indirectamente usando el vocablo raza en la acepción de la biología clásica como era normal en su tiempo; además, porque para el latinoamericano este no es un problema, sino más bien, un camino para encontrar su identidad. El mexicano José Vasconcelos publicó en 1925 la famosa obra, de contenidos filosóficos, La Raza Cósmica y en ese orden otros han escrito en el mismo sentido. Sin embargo, para otros, el término es un juicio  hoy inapropiado por las connotaciones que conlleva, sobre todo porque científicamente resulta inexacto. En biología sea animal o vegetal, la especie presenta subespecie con diferencias muy marcadas, a tal grado que en algunas ocasiones llegan a separase del género, mientras  que en el género de los humanos la diferencia es de forma. La forma la en encontramos únicamente  en su fenotipia por color y volúmenes carnosos. Es más un problema de cultura en su primera significación. De otra parte continuando con el mismo hilo, Juan Montalvo defiende haciendo uso del mestizaje al indígena sobre el cual nos habla: “:..Los indios que habitan las faldas de Cotacachi dan la ley de la gentileza a los demás, blancos no, pero despercudidos, cabello liso, lacio, luengo, ojos profundamente oscuros, mirada soberana, nariz recta, de finos perfiles, dientes de divinidad mitológica; porte señorial, paso regio…” pagina 15. Al recalcar los valores de este grupo humano, no solamente desde el ángulo corporal, sino en otros valores como lo hace más adelante; su posición es por una parte política, mientras que por la otra es filosófica. En lo político avizora la importancia que para legión latinoamericana tiene el proyecto de república burguesa en su rasgo liberal. Montalvo es un antimonárquico en lo que se relaciona con la región, vapulando los brotes de casta de ciertos sectores con la saeta y el hazme reír. Su ideal republicano y democrático no tiene resquicios. En el campo de lo filosófico nos envía a varias corrientes.

En el plano de la gnoseología de hoy, en esos avances marcados de la epistemología, consecuencia de los pasos gigantescos de la ciencia que cuestiona hasta la idea de pensamiento, en razón de la acción técnica que han permitido el surgimiento del pensamiento virtual; no tiene gran interés para la filosofía la idea de raza. Ella corresponde a otro tipo de disciplinas del área de humanidades. Para la filosofía no hay diferencia entre la clonación o reproducción in-vitro, de un animal llamado oveja y otro animal llamado hombre. En el espacio del erotismo aclaramos lo concerniente a la reproducción humana. No obstante, la idea de raza tiene un contenido del que se ocupa la filosofía planteado ya en el siglo XIX por uno de los grandes filósofos que influenciaron más su siglo y el siguiente. Friedrich Wilhelm Nietzsche, quien en su obra Así Habló Saratrustra, en la categoría del yo singular, expone la voluntad de poder. La voluntad de poder del individuo en su ahí real, se expresa como el deseo de un cualificación ascendente; es un ir más allá de sus necesidades, superar  la uniformidad del sujeto como ser social para lograr lo distinto, la diferencia modifica el carácter de lo anónimo creando una nueva calidad definida como una especie de súper hombre. Esta concepción fue asimilada por intereses de tipo político lejanas al planteamiento filosófico, dando lugar a un pensamiento del cual se alimentaron el partido Nazi y fascista. El racismo cuyo pensamiento es la superioridad del blanco se alimenta de dicha idea.

La obra presenta otros contenidos de carácter filosófico en áreas secundarias, que omitimos tratar para no hacernos  ampulosos. Ellos pueden tener vivo interés para especialistas en dichas disciplinas. De nuestra parte esperamos haber alcanzado el propósito.  

Mercado de Ambato, Ecuador

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E
mm esta muy buena la lectura
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E
mmmm
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