Encuentro de mujeres poetas colombianas en Roldanillo, Valle
ENCUENTRO DE MUJERES POETAS COLOMBIANAS
Se realiza en el Museo Rayo en Roldanillo, población al norte del Departamento del Valle del Cauca al suroccidente de Colombia en Suramérica. Allí entre la Región Andina y la Región Pacifica y a 148 kilómetros de Cali año tras año se lleva a cabo este evento literario.
Museo Rayo, Roldanillo
He aquí una pequeña muestra de nuestras poetas colombianas. Una recopilación que exigió algunos meses de exploración y de trabajo dispendioso por una razón que quisiera mencionar: porque quise incluir mujeres de todos los rincones del país. Algunas no participaron en el encuentro de este año y por tanto he debido contactarlas por diferentes medios. La mayoría respondió con entusiasmo y envió sus poemas en versión digital –en ocasiones tuve que remitirme a sus libros y transcribir los tres o cuatro poemas respectivos-. Otras, aparecieron por primera vez y decidí seleccionarlas. Muchas, delicadamente atentas me enviaron sus trabajos y esperan con emoción el resultado de esta compilación.
Aquí va este gran racimo con frutos de todos los tamaños, colores y formas. Si bien mi intención primera estuvo determinada por un ideal "democrático", es cierto que se quedan muchísimas por fuera – lamento que no estén presentes varias que no pude contactar-. Además se trata de un “pequeño” indicio de lo que están escribiendo hoy en día en Colombia nuestras mujeres. Lo digo con la tranquilidad de estar anunciando un referente válido donde todas tienen un espacio: las académicas, las campesinas, las de reconocida trayectoria, las famosas, las negras y las blancas, las que simplemente buscan un lugar para su voz, aquellas de provincia que son verdaderas sorpresas, las indígenas, las que no quisieron volver al encuentro "porque no entendieron", y las que vuelven seguras de estar aportando con la calidad de su poesía y con su presencia, también las que saben que las únicas que están leyendo poesía hoy en día son las mujeres, las que se atreven y confían aún en el poder ritual de la palabra.
Cada año asisten hasta 200 mujeres poetas al Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas en Roldanillo, un municipio del Norte del Valle de Cauca, que durante cinco días las recibe en el Museo Rayo. Este año, por ejemplo, llegaron más de 150 poetas. Las lecturas comienzan muy temprano en la mañana y terminan a media noche con una obra de teatro o un acto musical. Cada poeta cuenta con 12 minutos para su lectura. Los recitales se complementan con ponencias académicas en torno al tema de las mujeres y la poesía.
La poeta Agueda Pizarro (a la izquierda), fundadora y directora del Encuentro,
conversa con la actriz y dramaturga Patricia Ariza.
El Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas en Roldanillo sigue siendo un evento único en su género en Latinoamérica. Dirigido desde su primera versión por la poeta Águeda Pizarro, este evento anual no es propiedad de ningún grupo: las poetas llegan con sus propios recursos, se realiza un taller lúdico-poético al que asisten aquellas que se levantan con el día, coordinado por una gran maestra de la poesía y de la ensoñación. El auditorio en el que se realizan las lecturas permanece colmado con las poetas participantes. Allí, y esto es quizá lo más valioso, todas pueden leer, las grandes y las chicas, aquellas que al principio miraron el encuentro “de reojo” y con mucho escepticismo, pero que terminan convencidas de su importancia cultural y hasta política porque gracias a la cita de cada mes de julio se van consolidando nuevas voces de la poesía femenina colombiana. Lejos de sus núcleos habituales podemos apreciarlas en sus infinitas diferencias. Un escenario, una oportunidad de crecer, un sitio para todas las mujeres que escriben poesía y un buen momento para someterse a la crítica. Cada año se realiza un concurso que premia a la ganadora con la publicación de su poemario.
La trascendencia de este encuentro, que este año 2012 celebró su XXVII versión, se puede dimensionar en múltiples aspectos. Tal vez los más relevantes se entiendan por el hecho de que en un país como Colombia, donde a las mujeres poetas no nos incluyen en casi ninguna programación cultural y donde el mercado editorial sigue gobernado por la omnipresencia masculina, esta actividad representa una forma de resistencia y de lucha pacífica por la reivindicación de nuestro lugar político y de nuestro rol evidente en la escritura de la historia cultural colombiana.
En este sentido, la oportunidad que nos brinda Libia Acero-Borbon y Efer Arocha con la revista Vericuetos, además de oportuna es valiosísima, pues se convierte en motivo de visibilidad y difusión de un mosaico de voces que expresan, de algún modo, la diversidad, el talento y la fuerza vital que nos distinguen.
Reciban entonces esta “inmensa minoría” que hoy se recoge en aliento cómplice. Vericuetos será una ventana hacia el mundo, una caja de resonancia de la poesía de mujeres de la Colombia contemporánea.
Martha Patricia Meza
Enero 2013
Roldanillo, Valle
Cali, Valle del Cauca. Magister en Literaturas colombiana y latinoamericana. Docente e investigadora de poesía colombiana y latinoamericana de la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle. Ha publicado numerosos ensayos en libros y revistas especializados en literatura.
NO ANDARAS EL SIGLO VEINTIUNO
Luego de inventarnos la aureola
levitas sin que nadie pueda alcanzarte.
No andarás el siglo veintiuno
se presiente en la atmósfera.
Encarnabas cuando te alejamos
faltó la leche de la realidad
te alimentaste de nubes hasta ser invisible.
Quién sabe cómo descifras esta guerra
en la levedad de tu órbita
acaso descubriste nuestro acto criminal
de suplantarte.
Sea tu venganza
esta lluvia de pájaros enfermos
que solemos llamar días
esta tempestad de mariposas
estas bocas
cerrojos inviolables de tu nombre.
Te hemos dejado solo
y vamos por el siglo con tu ausencia.
HACIA EL DESTIERRO
Bebe hoy mi leche, te quiero y tú lo sabes.
Pero quiera Dios que llore yo tu muerte mañana
cuando los míos tomen venganza”.
Canción de cuna macedonia,
en tiempos de la ocupación Otomana.
Ábrame la puerta hermano
una cinta de sangre
me sigue.
Como la niña de un cuento
por los caminos venía cantando
las espigas se mecían
con mi canción...
llevo las carnes violáceas
y esa semilla.
He visto a mi padre
cruzar sin mirarme
escupió mis pies.
Fui tras él sin que lo notara
se volvió pequeño y anciano
un hombre diminuto
que cabría entre mis dedos.
Lo supe entonces
no levantará más su rostro.
Ella me dijo:
Sabes que debemos sellar la entrada
ni tu voz ni tus ojos
volverán a vagar por nuestra casa.
Hemos de clausurar el corazón.
He clavado alfileres en mi vientre
germina.
La mancha de siete cabezas
que devorara mi canto una tarde
me sembró un soldado.
Los míos están obligados
a lapidar mi nombre
ninguna puerta se abrirá para mí:
está escrito.
Sólo nos movemos en la oscuridad
viajamos hacia el destierro
la cinta roja que avisa que hemos pasado
y en el camino van quedando
los niños muertos
los niños muertos.
Bebe de mi pecho
-no te abandono-
crece ruina mía
aprende la guerra
y vuélvete contra la bestia
que se esconde tras los matorrales.
Ábreme la puerta hermano
por los caminos yo venía cantando…
OLGA ELENA MATTEI
Costa Rica, radicada desde la niñez en Medellín-Colombia. Filósofa. Ha recibido múltiples reconocimientos. Su obra ha sido publicada en Colombia y en exterior. Importante poeta dentro de las letras colombianas.
Yo soy una señora burguesa
con la barriga inflada
y escribo poesías
con dolor de garganta.
He sido
niña prodigio
muchachita insoportable
mala estudiante
reina de belleza
modelo
de esas que anuncian
sopas o artículos diversos…
Me metí en este lío
inevitable
de enamorarme
y sacrificar a un pobre hombre
hasta convertirlo en un marido
( sin mencionar de paso
en qué
me he convertido)
y cometí el abuso social
imperdonable
de tener cinco hijos.
He fracasado como madre
como esposa
como amante
como lectora
como filósofa.
Lo único que puedo hacer
mediocremente bien
es ser
señora
burguesa y despreciable
imperdonablemente inútil.
Y eso es precisamente lo que me infla
la barriga
y me hace escribir poesías
con el dolor de garganta
que me saca la rabia.
Por que todos los días me acuerdo
de la guerra y el hambre
que son tan reales como las señoras
a la misma hora
en que yo estoy aquí sentada
como una pendeja.
Entonces era
de buen tono
rascarse las narices
y el rape era de uso
de intelectuales y príncipes,
¡ “Oh, el melismático,
musical
placer
de estornudar!
y la alta burguesía,
iba vestida
de implacable frac,
de plumas y chaquiras,
peinados de gomina
y actitud de ” sociedad”.
Por las mañanas,
en las casas,
se zurcía,
se hacia toda clase
de clandestinas economías.
Las niñas bordaban
en la ventana
y se daban mutuamente
cinco masajes
con tricofero de Barry
a la semana.
Con el jabón de Reuter
se mantenían lozanas
y el almanaque Bristol
les decía
en cual día
perderían el alma.
Bella Época
de gente ingenua,
de filipichines tan felices
como valses de Viena,
de estampas hogareñas
llenas de recogida
reverencia,
Belle Epoque
de las abuelas,
la que encierra
esa nostalgia sensiblera
cuando nos amonestan
las señoras viejas
con su consabida
cantaleta
diciendo:
“En mis tiempos”
tal cosa o tal otra
y uno que no piensa
que tal vez quiere decir
“en mis tiempos
yo era hermosa”.
GABRIELA CASTELLANOS LLANOS
Santiago de Cuba. Ha vivido la mayor parte de su vida en Colombia. Ph.D en Análisis del Discurso Literario en la Universidad de la Florida-Estados Unidos. Docente en la Universidad del Valle de Cali. De sus nueve libros publicados, dos son de poesía.
VENTANA DE OFICINA
DESDE mi calabozo de papel
no he visto ya las altas hierbas.
Hoy han cortado el pasto.
Muchas noches de días como hoy
me he asomado
con los ojos sonámbulos
Y me he visto afuera, bajo la luna,
caminando entre ese mar
de tallos coronados de espigas,
una más entre los insectos y las hierbas.
En mi cabeza,
una nube de luciérnagas.
Una guirnalda viva
de grillos y cigarras
me adorna el cuello.
Mil libélulas
me tejen con los hilos dorados de sus alas
una leve capa.
Cierro los ojos: las abejas
me rozan los labios.
De pie bajo la luna,
besada, vestida y enjoyada
por múltiples criaturas,
soy una con la tierra.
ULTIMA VOLUNTAD
No quiero que me tapien cuando muera.
No quiero que haya estorbos ni distancias
entre mi carne huérfana y la tierra,
ni manchar con mi acuosa podredumbre
las estériles lápidas de piedra.
Sólo quiero pudrirme limpiamente,
que se mezclen mis jugos con la tierra.
Quiero que encima de mi fresca tumba
siembren, bajo el abrigo de la hierba,
la semilla de un mango, que en su tiempo
brinde verdes racimos, frutas tiernas.
Pero no hay caso. Mis sobrevivientes
harán con mi cadáver lo que quieran.
FANNY MUÑOZ REYES
Vélez, Santander. Gran parte de su obra, costumbrista, está tiene un énfasis en la naturaleza. Premio Ediciones Embalaje, Museo Rayo 2003.
Donde la sierra empieza
los ríos inventaron sus caminos
Mendihuaka, Palomino
Huachaca, y otros.
Por esos senderos
el algodón nació y dio su fruto
en el justo tiempo extendió su melena,
se abrió a manos tejedoras
para que fuera el vestido
el gorro y la mochila
de los Kogui.
Este desierto donde la luz
remodela la arquitectura del mundo
tierra de los cactus sin edad
queriendo tocar con sus espinas
la dimensión del azul.
Huellas de lagartos,
resistiéndose al viento.
Aquí todos nos hablan de mundos desconocidos
de pasados cristalizados,
de la extraña vivencia del tiempo.
sobre su cuerpo trazo el camino
mas el lo deshace
diciéndome en su habla
que jamás mis pies
vuelven sobre él.
En el desierto todo nos habla,
de un mundo desconocido.
Fosilizadas caracolas,
traídas por el agua del mar
hablan
de un antiguo desandar.
Aquí en MULAQUIMANA
las mujeres de tostada piel,
se esconden bajo las alas del gavilán,
cuando el viento juega con sus mantas
y enreda sus cabellos.
Alguien pregunta por el agua
si, en los tejidos de los cactus,
Ella a su vez da vida a las flores
donde desayunan las abejas.
En el silencio el aire limpio,
leemos las místicas aventuras
de quienes allí escribieron huellas.
MARIA DE LOS ANGELES POPOV
Roldanillo, Valle del Cauca. Poeta dedicada al las labores del campo. Importante exponente de la poesía afrodescendiente.
Posición sexual
La mesa
se pone en cuatro
cuando te sientas
se cuadra y se enmantela
por si le gustas.
La mesa es de madera
por si acaso
te quieres volver gorgojo.
LADO A LADO
Al otro lado de mi cuerpo, hay un río,
un pedazo de tierra, un monte pubico,
al otro lado de mi cuerpo sueñan grillos,
se siembra arroz ardiente, tilo, sexo, trigo,
besos aromáticos, manzanilla,
té menstruado, anís, vino,
en medio de mis piernas, corren los ríos,
mis caderas en forma de cascada
y un hombre doméstico.
Al otro lado de mi cuerpo
se podan cidros, se injertan ombligos,
la tierra suda con el agua,
la luna tiene coito con el verano,
mi boca poliniza tu oído,
para pasar mi cultivo atraviesas el río,
un canalete erecto y un bote ebrio,
te bajas del bote de un brinco,
no mojes tu destino,
quieres buscarme, ubícame en tus sentidos,
gusto para abrazarme,
vista para sexuarme,
tacto para escucharme,
olfato para mi cosecha arrodillada,
al otro lado de mi cuerpo hay un río…
María Tabares
Bogotá, Cundinamarca. Poeta y narradora. Cofundadora del colectivo poético internacional Las poetas del megáfono (México) y de la Comunidad del megáfono (Colombia). Egresada de la Escuela de Escritores de México, Sogem. Premio nacional de poesía Ediciones Embalaje Museo Rayo, Roldanillo, Valle del Cauca, 2011.
Mayo 2012
Prominentes ríos de sangre recorren
la superficie de mis manos, como los impetuosos Andes
atraviesan Suramérica.
A cambio de árboles amazónicos
recubre su carne magra,
sus huesos, la piel abismal de los desiertos.
Las observo con ternura
como se aprecian las manos ajenas de una anciana
y reconozco en ellas
su cercanía con la belleza de lo cierto.
He envejecido.
Tulúm
Coronado de espuma
el mar alza su voz en la tormenta.
En su lomo marejadas de crines blancas
al viento galopan enardecidas.
Salvajes en su fuerza los caballos
corren desbocados
se empujan, se hacen daño.
Mucha es la prisa que llevan por la orilla.
Mucha la ceguera, el ansia, por la calma.
Desconocen que el terror viene del cielo.
Desconocen que es el invisible viento
quien empuja.
Desconocen, que es inútil el correr.
Resplandor
Como un niño tímido
tocando a mi puerta
A mi puerta dolor
cerrada por la emoción intensa
por la emoción viva del fuego
El recuerdo viene con sus delicados nudillos
a golpear insistente para que le abra.
Lo hago con sigilo,
sólo una rendija dejo abierta:
el filo de la otrora luz irrumpe de un solo golpe
y nubla por un instante
el nítido presente con su fuerza.
Cierro.
Poetas Roldanillo, Valle, suite2