COSMOVISIÓN CÉLTICA DE LOS BRETONES- Suite
Las Fiestas
Juglar de la Edad Media
Las pruebas de las fiestas célticas están presente, en primer lugar en la tradición oral irlandesa que fueron consignadas por escrito a partir del siglo IV de nuestro calendario, y que hacen referencia al periodo pagano de tiempos anteriores. La arqueología que resulta ser la fuente más antigua, hace referencia a ellas a través de vestimentas, pero muy particularmente en registros cerámicos y otras pruebas dispersas halladas por arqueólogos y otros especialistas.
La simbiosis de la palabra mediante el uso del relato, canto, poesía y música (6), agregado a brebajes, ungüentos y recursos esotéricos; fundido todo esto en la fiesta pagana, verdadero aquelarre para el estímulo de las diversas sensaciones del cuerpo, donde todo se lleva a efecto al compás del gesto, señales, órdenes, como si se tratara de un director de orquesta, hacen que el Druida logre alcanzar la cima de la simbología, exhibiendo vetas en las cuales hay material para forjar las hipótesis que se deseen. Para quienes los estimula lo sagrado, permite suponer que el Druida era una personalidad religiosa; es decir, que la civilización céltica tenía su propia religión. La veta de la curandería chamánica de las cuales existen pruebas, permiten afirmar que era un verdadero Mago. Esta veta genera una ramificación que da vía a un espacio hipotético sustentado, por una parte en el esoterismo, y de la otra mediante la química, y a través de ésta llegar a la alquimia céltica, y en lo particular a los alquimistas bretones. Sin embargo, lo más interesante de la mezcla pagana es que se ha logrado elucidar que en el oficio de curandero, legislador y administrador público, el Druida se eleva a la condición de sabio. Este aspecto, en su significación gnoseológica en el campo de lo simbólico, permite afirmar que el druidismo, en tanto que expresión cosmogónica, es la única concepción verdaderamente occidental desde cualquiera de los planos que se le estudie, por ejemplo: su concepción de las ciencias han dado pie a lo que llamamos la ciencia occidental. De la objetividad céltica se deriva el pragmatismo filosófico, y así sucesivamente. En lo que se relaciona a ideas religiosas hoy vigentes, no son occidentales, en razón de que la cosmogonía cristiana, mahometana, judía y búdica, para señalar escasamente el área monoteísta en sus ramas importantes, son imaginerías puramente orientales. No obstante, el Druida nos revela algo más profundo, donde encontramos su esencia, que es lo fundamental y determinante en los imaginarios de la civilización céltica. Las pruebas hasta ahora habidas demuestran claramente que el druidismo se nutría del paganismo, por lo tanto el Druida era un ser pagano, paganismo que lo conducía a la sabiduría en las manifestaciones de la ciencia de su tiempo, y en lo que concierne a la gnosis, era un militante del ateísmo. El ateísmo es el basamento que permite situar lo corporal en su función real como el instrumento de la vida. La vida la determina la calidad del cuerpo. Esta verdad inobjetable está muy lejos de ser conocida y aplicada por múltiples civilizaciones en el mundo; de ahí que innumerables lastres de enfermedades endémicas pervivan hasta hoy en pleno siglo XXI.
La cúspide de su carácter pagano la verificamos en las grandes fiestas célticas las cuales correspondían a los solsticios de verano e invierno. En el solsticio de verano todo giraba en torno de la estimulación de los órganos de los sentidos: placeres del paladar, olfato, oído, vista, tacto, y junto a éstos un erotismo desbordado que tiene su propio lugar en lo simbólico puesto que los celtas eran del criterio de seguir los ciclos naturales concluyendo que el momento más propicio para la reproducción correspondía al verano. En la iconografía que ha llegado hasta nosotros encontramos el papel del teatro, donde actores cumpliendo la función de espíritus de la fertilidad aparecen encapuchados incitando al público con símbolos de la fertilidad tales como los huevos. Los autores los denominaban genii cucullati. En otras representaciones los genii cucullati británicos y también los bretones, exhibían en ocasiones símbolos claramente sexuales. Un relato de belleza impecable la encontramos en las leyendas célticas del Ulster. Fergus que tiene el estatuto del primer amante de la reina Medb, célebre por sus costumbres ligeras en materia erótica, fue elegido su amante por su insaciable apetito sexual. Se hacía necesario siete mujeres para calmarle su furioso deseo. Tenía la fuerza de setecientos hombres; como era un gigante, en cada comida consumía siete vacas, siete cerdos y siete toneles de líquido. A continuación le correspondía a la diosa Epona, divinidad de los cazadores, asumir el jolgorio durante un día dedicado a esta actividad.
No encontramos ni una sola prueba que nos permita afirmar en qué momento empezaba y en cuál terminaba las festividades. En cuanto al solsticio de verano; o sea, el día en que el sol alcanza el punto más alto en el espacio en relación a la tierra en el hemisferio norte, corresponde al mediodía del 22 de junio de nuestro calendario, que es el día más largo del año; fecha aproximada para el inicio del verano real en Europa. A partir del momento señalado, el sol permanece por varios días conservando la misma altura. Este fenómeno le permitió a los romanos denominarlo “sol quieto” de donde se deriva el vocablo “solsticio”. En lo que respecta al solsticio de invierno que corresponde en el mismo hemisferio al 21 de diciembre que es el día más corto del año, y que es cuando el sol alcanza su punto más bajo respecto a la tierra, las temperaturas inician su descenso pasando a grados menos cero; causa que le imprime a las festividades un rasgo diferente a la del verano. Los placeres sensoriales se mantienen con la exigencia requerida, pero no resultan ni fundamentales ni determinantes, puesto que el alborozo se centra en el discernimiento y en los órganos que estimulan la abstracción. Es un espacio que lo toma el relato oral y es posible que el escrito haya tenido notable presencia en razón que la lengua comunicadora era el griego ya que las diferentes tribus presentes hablaban lenguas vernáculas. Hay que tener en cuenta que el griego desde tiempos arcaicos había alcanzado su propia grafía. Igualmente notable era el rol de la poesía, el canto y la música. Las manifestaciones anteriores eran el preludio de intensas discusiones que se llevaban a efecto con cierto símil al ágora de los griegos. Este punto aparece casi desapercibido; sin embargo, a nuestro juicio presenta un vivo interés. Muchas sociedades secretas parece que tuvieron origen en los rituales festivos del solsticio de invierno: de la misma manera algunas ideas políticas profesadas por nuestros contemporáneos brotaron ahí sus primeras raíces. Otro tipo de fiestas célticas, son las que se conocen como fiestas célticas equinocciales, en razón que los días y las noches son iguales en toda la tierra. Se inician a partir del 20 al 21 de marzo de nuestro calendario para la primavera, y del 22 al 23 de septiembre para el otoño. De estas fiestas, sólo podemos afirmar que son el producto de las distintas hipótesis que los fervientes seguidores urden para magnificar a aquéllos que consideran sus antepasados, pero hasta hoy no se ha encontrado una prueba fehaciente.
Cosmogonía bretona
La cosmovisión de los bretones es una parte del conjunto de lo que antes tratamos como la concepción céltica de mitos, leyendas, que resumen el pensamiento de mirar el mundo de su tiempo de esta civilización, (7). En lo que atañe a los bretones, las primeras huellas que encontramos se remontan a tiempos anteriores al Imperio romano, cuando a una vasta zona al noroeste de la Galia; que comprendía el territorio de los pueblos Kimris; se le llamaba Aremoricus, término latinizado según las pruebas que nos aporta César en su relato sobre la guerra de la Galia.
In his ab Lucius Roscius, quem legione tertiae decimae praefecerat, certio rfactus est magnas Gallorum copias earum civitatum, que Armoricae appellantur, oppugnandi sui causa convenisse neque longius milia passuum octo ab hibernis…
Él lo supo directamente de Lucius Roscius que él se había puesto a la cabeza de la 13ava. legión, cuando fuerzas importantes gálicas que pertenecen a las ciudades que nosotros nombramos Armoricae, estaban reunidas para atacar, acercándose hasta ocho millas de su campo…
Uno de los espacios referidos por César es el territorio que comprendía la confederación Armoricaine, hoy territorio francés, el que fue definido por Amédée Thierry, quien en el siglo XIX hizo una clasificación que hoy se considera oficial reagrupando los pueblos llamados Kimris, quienes poblaban el noroeste de la Galia, basado en lo que antes citamos. A la época, según Thierry, los Redones habitaban lo que hoy conocemos como Rennes, Vénètes hoy Vannes, los Namnètes actualmente Nantes, los Coriosolites la zona de Côtes-d’Armor, Bretagne actual, y así sucesivamente. En la época que se refiere César, la confederación Armoricaine la conformaban cinco espacios geográficos que constituían lo que se conoce como La Bretaña histórica: Loire-Atlantique, Finistère, Morbihan, Îlle-et-Vilaine; parte noroeste del Pays de la Loire y Côtes-d’Armor, los cuales forman los departamentos en la división política de Francia de hoy: Normandie, Calvados …
Mitos, leyendas y otros elementos de la metafísica bretona que ha llegado hasta nosotros, no tiene otras fuentes fundamentales distintas a las tratadas en el cuerpo de este trabajo. Analizaremos aspectos no señalados anteriormente que tienen valor para el conjunto de la cosmogonía céltica. Uno de éstos es la aculturización mitológica emprendida por el cristianismo en el mismo momento en que se convirtió en la religión oficial del imperio. El dios de los cristianos resultó implacable en el aniquilamiento del paganismo céltico; de ahí que los relatos bretones, sean éstos orales o escritos, apenas sí presentan un descolorido tinte de la imaginería ancestral.
Los mitos bretones célticos de manera tangible, los encontramos para empezar, en los menhires bretones, los que en tiempos arcaicos se les denominaba peulvan, que significa estaca o poste de piedra, puesto que son piedras de diversos tamaños inclusive algunos gigantescos cuyo peso asciende a cientos de toneladas, los cuales no solamente se encuentran en Bretaña, sino en toda Europa y algunas partes de África y América del Sur. Algunos de ellos tienen leyendas que hasta hoy ha sido imposible de descifrar. La imaginación popular bretona ha urdido en torno a estos megalitos numerosas leyendas, inclusive se habla de un culto fálico, en razón de su forma y su posición erecta. Hay algunos textos muy interesantes en esta dirección. En el rigor de la comprobación, el término menhir tiene sin dudas orígenes bretones. En 1792 Théophile M. Corret de la Tour d’Auvergne ya había oficializado el término en su obra Les Origines Gauloise (Los orígenes de los galos). Sin embargo, el menhir visto mediante los ojos de la ciencia es de tiempos bastante anterior a los asentamientos célticos. Su origen es un verdadero enigma hasta hoy.
Un documento que nos aporta la arqueología, antropología y otras ciencias colaterales, son los Dólmenes, cuyo vocablo es igualmente bretón. Liac’hven término compuesto que los diccionarios transformaron en Tolmen. En los archivos Nacionales de París hay un registro con fecha 25 de febrero de 1799 en el cual Monsieur Legrand D’Aussy, obrando en nombre del Instituto Nacional de Ciencia y Arte, en una lectura de su obra Des Sépultures Nationales y publicada posteriormente en 1824, dice que: Dolmín corresponde al territorio de la Baja Bretaña, y reafirma que la primera persona en usar este término ha sido el señor Corret, mencionado en párrafo anterior. De otra parte se han censado en el mundo cincuenta mil dólmenes. En lo que corresponde a Francia, hay restos de cuatro mil, diseminados por todo el territorio, de los cuales, ochocientos pertenecen a Bretaña. El primer uso que se descubre en el Dolmen fue una construcción de señalización de un algo que se ignora. Sin embargo, en algunos de ellos se ha descubierto un segundo uso, el de necrópolis. Se han encontrado restos humanos de centenas de individuos acompañados del mobiliario de uso doméstico. Algunos por su tamaño se deduce que eran lugares de sepulturas de seres prestigiosos. La edad de esta tumbas, varía desde el neolítico, edad de cobre, bronce e hierro. Por análisis de laboratorio se ha podido comprobar que algunas de estas sepulturas colectivas, albergan osamentas de distintas generaciones y diferentes épocas. Los celtas bretones habían elaborado un complejo tejido de ritos para mitificar todo lo concerniente al mundo tanático. Algunos de los dólmenes bretones, por su construcción presentan gran similitud con los dólmenes de la cultura Agustiniana en Colombia, en la cual figuras antropomorfas esculpidas, sostienen con sus cabezas, pesadas lajas cuidadosamente extraídas de alguna cantera. En lengua gálica existen dos términos que son prueba de los ritos practicados por bretones en el contexto de lo inanimado, es el caso de Le sidh que en gálico designa el otro mundo céltico que está más allá del horizonte, donde el sol se hunde en el mar. El vocablo gálico Nemeton se refiere a una especie de procesión que los celtas bretones, recorriendo el bosque primero en forma de serpiente, en desfile encabezado por dos o más druidas con atuendos blancos iban recitando en solo, mientras que la multitud respondía en coro, cantos que en la medida que se iban acercando al dolmen eran acompañados por música de carácter fúnebre y en el momento en que llegaban al dolmen se daba un cambio el cual se iniciaba con un murmullo de los druidas como primer paso de veneración a los que reposaban en la eternidad en el lugar. Luego la multitud rodeaba el dolmen y se iniciaba la fiesta en torno de la muerte, (8). Este ritual era nocturno y se hacía en el solsticio de invierno cuando la nieve se encontraba ya madura. En el momento en que partía la noche los distintos druidas presentes encendían sus teas mayores y lo mismo hacía la concurrencia con los hachones gigantes estratégicamente erigidos en lugares propios para convertir el lugar en un día pleno de luz de verano, iniciando el primer druida, el ritual mágico que sus conocimientos chamánicos habían preparado para honrar a la divinidad de la muerte.
Un ceremonial diferente se llevaba a efecto en Morbihan, en el país que en los tiempos célticos se llamaba Cairn. En esta zona se encuentran cantidad de menhires, la mayoría de pequeños tamaños lo que ha permitido dar origen a múltiples leyendas, inclusive a relatos cristianos, como es el caso de Saint-Cornély, (San Cornelio), quien habiendo sido perseguido por turbas paganas que buscaban lincharlo, huyó en veloz estampida acompañado de dos novillos logrando alcanzar la cima de una colina. Ya sobre ella se dio cuenta que de un lado estaba el mar, y del otro una planicie con cientos de soldados paganos los que se preparaban para darle captura. Al verse perdido no le quedó otra alternativa que invocar a todas las divinidades de su religión las cuales lo inspiraron; particular papel lo tuvo el Espíritu Santo quien le sugirió levantar los brazos al cielo e implorar a todas las vírgenes del santoral cristiano, y fue así como los soldados perseguidores quedaron convertidos en piedra, parecido a otro relato religioso más reciente de orden moral, el cual encierra una belleza mítica exquisita; los habitantes impolutos aconsejados por sus divinidades debían abandonar en un día de pleno sol, las ciudades pervertidas por el vicio, conocidas como Sodoma y Gomorra, que estaban dedicadas de día y noche a los placeres paganos; aquéllos que emprendían la huida no podían volver a mirar hacia atrás para despedirse de la ciudad, pues si lo hacían quedaban convertidos en piedras salobres. Como estaba acompañado de los novillos se convirtió en el patrono de los animales.
Del lado pagano igualmente es muy rico en el relato simbólico. El nombre céltico evolucionó en el término que hoy está en uso, Carnac. Los mismos menhires y recurriendo a la misma temática, el paganismo bretón creó su propia interpretación. En gálico antiguo a las agrupaciones humanas de las costas bretonas se les denominaba “poblaciones con cara al río mayor” que también puede significar “lago de los enigmas”. Estas poblaciones se trasladaban en romería a la zona donde hoy se encuentran los menhires de Carnac, ya en el lugar, se daba comienzo al rito pagano de solsticio de verano. Todo el ritual estaba dedicado al agua. Esta es la razón de la presencia de los pueblos ribereños cuyos habitantes más numerosos eran todos aquéllos cuya actividad se relacionaba con el río mayor. La presencia más numerosa correspondía a los pescadores y navegantes, y en menor grado a otros oficios. Se iniciaba la fiesta con una lectura de un texto que estaba escrito en una piedra, y que el druida sostenía con sus dos manos, quien leía lento y con grandes pausas, y en la medida en que avanzaba hacía pases mágicos de encantamiento al mismo momento que los comerciantes de ultramar, sacaban pociones de brebajes de una fila de toneles que se distribuían entre la multitud asistente. Al tercer día correspondía al druida mayor, él que con una barba blanca e inmensamente larga, la mojaba en un líquido la cual quedaba convertida en un hisopo con el que rociaba al público destacándose desde todos los lugares su vestimenta roja que reposaba sobre un amarillo oro. Iba en andas cómodamente sentado transportado por cuatro cargadores. Terminada la actividad seguía con complejos ritos hasta cuando la divinidad encargada del agua se hacía presente, y era cuando comenzaba la fiesta propiamente dicha de manera oficial. Los asistentes se dedicaban a comer únicamente durante siete días, distintos manjares previstos para la ocasión. Se engurguitaban abundantes cantidades hasta hartarse. Esta etapa era sustituida por una completamente diferente que consistía en danzar por siete días al compás del canto, poesía y música. Otras etapas se recorrían, y se clausuraba el festejo eligiendo entre los asistentes a siete personas con el criterio de que ellos habían sido los que más se habían divertido. Eran colocados en fila luego que un druida, esta vez vestido de blanco, recurriendo a intrincados códigos de magia, producía un ambiente de encantamiento, el cual una vez terminado, la divinidad del agua los colocaba siguiendo una línea recta o a su voluntad estableciendo una figura, para luego comenzar a echarles un chorro de agua que salía del río grande, o sea, lo que hoy llamamos Canal de la Mancha, hasta convertirlos en estatuas blancas petrificadas, que son los menhires que en la actualidad se observan en Carnac. Terminado esto los asistentes regresaban a sus casas.
Existe el relato que se conoce como “Martillo” y muchos otros. Ocupan también lugar los relatos sobre la salud, sustentados en los distintos amuletos de personas de todas las edades para alejar o prevenir enfermedades. Los collares infantiles están cargados de pasajes de curandería. Además de los menhires y dólmenes bretones, existen los tumulus que abundan en la región en cuya cima se encuentran las cruces célticas y en algunas de ellas están grabadas leyendas que hasta ahora nadie ha podido descifrar y sólo sirven para aumentar la incógnita de quienes y porqué erigieron los menhires. Los tumulus al excavarlos han resultado ser cementerios de su tiempo.
Bretaña presenta igualmente rastros al analizar cuidadosamente vestigios arqueológicos donde se encuentran diagramas célticos, los cuales tienen signos de parentesco con la cultura sánscrita, pero sobre todo con el círculo codificado de los Mandalas budícos y del hinduismo tibetano, rasgo de universalización que también presenta pruebas en las culturas amerindias de sur a norte en el nuevo mundo. Otra fuente de inspiración fue el bosque, el cual tuvo una marcada influencia a tal punto que el calendario céltico está construido bajo el signo del árbol, (9). Ya en nuestra época, y desde la perspectiva del azulejo, Dodik ha trabajado las leyendas del Rey Arturo, y la del Señor Nann. A continuación reproducimos la muerte del Rey Arturo y una de las leyendas del Señor Nann.
La muerte, del Rey Arturo. Obrad e Dodik
Uno de los grandes mitos célticos lo condensa la invención del Rey Arturo, al que buena parte del público considera como un rey inglés que existió; sobre éste hay diversas hipótesis: la romana, la gálica, la sincrética, la de Withaer y obviamente la mitológica. El nombre de Arturo en la etimología céltica tiene dos significados unidos: Ours-Arto que finalmente significa oso guerrero. Desde la perspectiva del mito, Arturo correspondía a una divinidad ubicada geográficamente en lo que hoy conocemos como la Gran Bretaña, extendiendo su espacio a la Bretaña francesa. Sus poderes los ejercía en lo que en su tiempo se denominaba “El Gran Río”; o sea, el Océano Atlántico y el Canal de la Mancha; estamos frente a un dios marino. En la obra de Dodik que está dedicada a la muerte de esta divinidad, vemos como ella interpretando de manera magistral el acto fúnebre, destaca en el primer plano a la hermana de su majestad quien es la que encabeza en la proa el cortejo, y está encargada de conducirlo al más allá en una barca que navega por aguas marinas al son de una trompeta que hace oír música de lamento. Los peces, la concurrencia, los mástiles y todos los arreos, cada uno tiene una función significativa en las codificaciones tanáticas de los celtas, (10).
El Rey Arturo es una verdadera pasión para los ingleses, alemanes y bretones. Los autores sostienen que él está encarnado en el Rey Lear. El arqueólogo Leslie Alcock sostiene que dirigió la Batalla de Calman en el 490 de nuestro calendario. Historiadores ingleses afirman que esta batalla se llevó a efecto en la planicie de Saliskbury. En la hipótesis romana, Kemp Malone, en el artículo “The historicity of Arthur”, Journal of English and German Philology, 1924. Historia de Arturo en el diario inglés y alemán de Filología, 1924, sostiene haber descubierto a Arturo en el verdadero personaje de Lucius Artorius Castus encargado de la IVa. Legión Victrix que tenía como visión combatir a los caledonienses, actuales escoceses. El historiador Norma Goodrish va más lejos, nos ubica su tumba, que se encuentra en la Civil parish d’Arthuret, donde se llevó acabo la Batalla Arfderydd cerca del muro Adriano, región en la cual Lucius Artorius Castus defendió los límites romanos. Sobre este mito desbordante existen decenas de volúmenes y una vasta bibliografía para quienes se interesan en el tema.
La Leyenda del Señor Nann. Obra de Dodik
Un cuento que refleja la vida diaria es la Leyenda del Señor Nann, a quien vemos en la cerámica con una larga lanza de roble en su mano derecha, de a caballo, dirigiéndose al bosque para realizar una jornada de cacería. Como puede observarse lo acompaña miembros de su servidumbre que tienen tareas específicas en esta clase de eventos. El que va adelante, tiene la misión de cetrería, y por ello, lleva en su mano izquierda un halcón multicolor, mientras que en la otra conduce a un perro de caza (11). En la parte superior, en color blanco, se puede apreciar una venadita que es el núcleo de la narración, la cual sintetizó la autora en su obra.
A continuación traducimos algunas leyendas de Bretaña Armoricana, la cual hemos anotado que comprende varios departamentos franceses.
El gato de oro
Extracto de Leyendas del Mar, de Pierre Jakez Hélias
Contaban los pastores que en el país de Saint-Malo, habían hasta hace poco más hadas en el mar y en la playa arenosa que en los matorrales.
En una tarde de luna, un grupo de hadas se entregaban por turno al baile en ronda; cuando de pronto llegaron once jóvenes que también estaban de fiesta, cuando estuvieron un poco borrachos, decidieron ir a invitar a las bellezas de la playa arenosa para la contradanza. Pero en el momento del baile, ellas se dieron cuenta que los jóvenes tenían poco resuello y las piernas de lana, y se ponían furiosos. Con un golpe de sus varas convirtieron a los malcriados en seis morrongos gatos negros, y seis gatas blancas.
Cuando ellas escucharon maullar de angustia a los pobres animales, la bondad natural de las hadas de Saint-Malo se les ablandó el corazón, y les prometieron a los presumidos, reconvertirlos a su forma original inmediatamente después que hubieren hilado, un abrigo de oro y una ropa de plata tejida sólo con la mica de la arena, para cada una de ellas.
La tarea no habría sido tan prolongada si las hadas no hubieran precisado que no podían hilar después de los doce toques de media noche.
Los seis morrongos y las seis gatas sin demora se pusieron a trabajar. Cuando todas las hadas estuvieron vestidas, ellas golpearon a los gatos con sus varas y los convirtieron en humanos. No se dice si habían pasado por sus cabezas muchos siglos.
Lo que si es seguro, es que es muy raro ver verdaderos gatos perderse en las arenas de las playas. En Saint-Malo, por lo tanto “plata de gato” es el nombre de la mica gris. Cuando esta mica produce un reflejo rubio se llama “oro de gato”, con el cual en otro tiempo, se tejía el abrigo de gala de las Señoras del Mar.
La Fuente de Barenton
Extracto de La mythologie Celtique de Yann Brékilien
Una tarde que Owein, caballero de Arturo, hablaba con Kynon, éste le cuenta que fue a la fuente con el fin de verificar los prodigios que le habían contado. Inmediatamente que regó la baldosa, se desató un tremendo trueno acompañado de un chaparrón de granizos. Luego un jinete negro lo atacó y se llevó su caballo.
Owein en seguida decidió descubrir este lugar. Cabalgó hasta un calvero donde un gigante negro, rodeado de animales le indicó la ruta. Llegó a un árbol verde y vio la fuente y la baldosa. Él hecha agua sobre la baldosa y se desata la terrible tormenta, más violenta que la que Kynon había descrito. Luego brilló el sol y los pájaros cantaron. Cuando él se prestaba a disfrutar para escuchar esos cantos escuchó gemidos y vio al jinete negro. Ellos se enfrentaron furiosamente y quebraron sus dos lanzas, sacaron sus espadas y Owein hirió mortalmente al jinete.
Éste huyó y Owein lo siguió hasta la entrada de un castillo donde Owein intenta penetrar detrás de él, pero los habitantes del castillo dejaron caer la compuerta sobre él. Luego cerraron la puerta interior haciéndole una trampa entre la compuerta y la puerta. Él descubrió una bellísima señorita de cabellos rubios que se emocionó por su suerte. Ella le envía un anillo que tenía la propiedad de hacerlo invisible a voluntad. Cuando los hombres de armas fueron a buscarlo, ellos no le vieron correr en busca de la jovencita.
Es entonces cuando escucharon grandes gritos, Lunet cuenta que acababan de dar la extremaunción al maestro del castillo. Su cuerpo fue enterrado al día siguiente y poniéndose en la ventana, Owein vio la muchedumbre siguiendo el ataúd, y en este tumulto una mujer joven y bella con vestido de luto amarillo.
Lunet le explicó que era la más bella, la más generosa, la más noble y la más sabia de las mujeres y que era la esposa del Caballero, la Señora de la Fuente. Owein inmediatamente se enamoró de ella.
Lunet intenta hacer entrar en razón a la inconsolable Señora explicándole que para conservar la fuente necesitaba un esposo, valiente Caballero para defenderla. Ella le propone dirigirse a la corte de Arthur. Ella se conforma permaneciendo encerrada en su dormitorio, luego se vuelve hacia la Dama y le presenta a Owein. Pero la señora no fue engañada, ella comprendió que Owein no había hecho este largo viaje, sino que estaba escondido en el castillo y que fue él quien mató a su esposo.
De todas maneras ella se casa con Owein quien desde entonces cuida la Fuente con la lanza y la espada. Él asombraba a todo Caballero que llegaba.
BIBLIOGRAFÍA
1) Philippe JOUËT, L’Aurore celtique dans la mythologie, l’épopée et les traditions, Yoran Embanner, Fouesnnant, 2007.
2) Referencias antiguas Dion Cassius, Historia Roman libro XXXVIII, 31-33; Suetonio, Julio César y la Vida de los doce Cesares; Plutarco, Vidas paralelas, César XVI. Aulus e Hirtius Las Guerra de la Galia, Libro VIII. Apiano de Alejandría, Fragmento Los Celtas … Modernas: L. Cánfora Julio César, p 99; Apiganiol La Conquista de los Romanos, a partir de la página 436; Carcopino Jerôme, Julio César, 1990 PUF, pág. 223 a 227 …
3) Distintos cascos. http://www.abre-celtique.com/etude/02-societe/guerre.
4) Jean-Paul Persigout, Dictionnnaire de mythologie celte, Éditions du Rocher, p. 97.
5) Gwenc’hlan LE SCOUËZEC, Bretagne Terre Sacrée, Un esoterisme celtique, Editions Albatros, ch XI.
6) Philippe JOUËT, Aux sources de la mythologie celtique.
7) Pierre-Jakez HELIAS, Lettres de Bretagne, Éditons Galilée, 1978.
8) Yann BREKILIEN, La Mythologie Céltique, éditions Jean Picollec, 1981, collection marabout université
9) Michaël VESCOLI, Calendrier Celtique, le signe de l’arbre, Éditions Actes Sud, 1996.
10) Françcois-Marie LUZEL, Contes traditionnels de Bretagne, Éditions An Here – Hor Yezh, Mouladurioü Hor Yezh, 1994.
11) Miranda Jane Green, Mythes Celtiques, Édition du Seuil, 1995.
Otros libros consultados:
- Christian-J. GUYONVARE’H et Françoise LE ROUX, Les Druides, ch Définitions et distinctions, ; Joseph VENDRYES,La Religion des Celtes, ch III Le clergé et le culte.
- Claude STERCKX, Mythologie du monde celte.
- Jean-Louis BRUNAUX, Les Druides : Des philosophes chez les barbares, Édition Du Seuil.
- Venceslas KRUTA, La naissance de la civilisation laténienne au Ve. Siècle avant notre ère et L’expansion celtique du IVe. et du IIIe. siècles avant notre ère in Les celtes, PUF, Que sais-je ?, 2006.