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* CHEMIN SCABREUX

 "Le chemin est un peu scabreux

    quoiqu'il paraisse assez beau" 

                                        Voltaire 

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Publié par VERICUETOS

Con Milcíades Arévalo, al calor de un tinto bogotano

                                                                                            por Libia Acero-Borbón

 

Milcíades Arévalo es un luchador para que la palabra depurada por la acción creativa cuyo resultado es el texto literario, transite por diferentes geografías hasta lograr traspasar fronteras andamiadas por idiomas distintos. Para ello creó una publicación que dirige desde hace 38 años. Muestra de su lealtad por la escritura literaria, la cual sale a luz para el deleite de sus seguidores dos veces por año.

Libia: Milcíades cuéntame. ¿Cuál es el próximo número que vas a publicar de Puesto de Combate?

Milcíades: Ya salió el número 75 y fue presentado en la Feria del Libro que se hizo recientemente en Bogotá.

L: Dime, ¿aún tienes en tu memoria cómo lanzaste el primer número de dicha publicación?


M: ¡Claro que lo recuerdo! Son hechos que no olvido. Después de haber navegado muchos años por el mar caribe, en uno de esos barcos que llevaba una imprenta. El capitán de la nave, Ariel Canzani, publicaba poemas en una revista llamada Cormorán y Delfín. Siempre que llegaba a un puerto se hacía una edición. Cuando desembarqué, en la costa y en otros lugares  me dediqué a vender libros. Al llegar  a Bogotá, ya tenía en mente publicar una revista. En ese entonces conocí al grupo de los nadaístas, que editaba la revista Nadaísmo 70. Yo les corregía los textos y escribía bajo el seudónimo de Alejandro Pluma. No eran mis primeras publicaciones, dado que en los años 60 ya tenía en mi haber obras de teatro, cuentos y poemarios.

 

El primer número salió en el 23 de septiembre del año 72, con un nombre muy contestatario para la época: Puesto de Combate. “Puesto”, es un espacio, un lugar, y  “Combate”, es el resultado del enfrentamiento de las palabras con el lector del texto. El combate, al fin de cuentas, para todo escritor es con las palabras.

La revista que hasta este momento se sigue publicando, no se encajona dentro de la publicación tradicional literaria; es más, ella se mantiene viva casi sin ningún patrocinio; como es obvio, en tal situación tiene dificultades económicas. Es una publicación relativamente marginal, si tenemos en cuenta que hay publicaciones que uno ve en toda parte y que más parecen comerciales que literarias. Puesto de Combate es conocida entre los escritores, especialmente de la provincia. El mérito de su existencia radica en su independencia total y en la promoción de los nuevos escritores.

 

L: Me comentabas que la revista es una gran promotora de jóvenes escritores, de poetas errantes sin asidero, la mayor parte del tiempo desconocidos del gran público. Explícame, ¿qué objetivos literarios busca la revista al conservar este perfil?


M: La revista publica escritores que nadie conoce, por ejemplo, publicó a Raúl Gómez Jattin, a quien lanzó como poeta, permitiendo que el público leyera sus poemas. Orieta Lozano, a los 14 años le enviaba poemas a la revista. Puesto de Combate la publicó, yo tuve la convicción que ella tendría futuro. Evelio Rosero, Juan Carlos Moyano, Efraím Medina, Octavio Escobar Giraldo, Pedro Badrán Padauí, Ricardo Abdallah, etc., le hicieron llegar igualmente sus primeros poemas… Ninguna revista colombiana ha hecho eso, asumir riesgos al publicar aspirantes a escritores o a poetas que nadie conoce. Los textos que editamos varían según la colaboración, los unos provienen del exterior y los otros de toda Colombia. En este momento tenemos colaboradores de Argentina, México, Nicaragua, Cuba, Francia, etc. Hay algo importante que anotar, las revistas internacionales reseñan Puesto de Combate y se hace intercambio con ellas. En los años 70, los brazos de comunicación se extendían desde Alaska hasta Tierra del Fuego. No había tanto problema en los correos como hoy. El sistema de correos ha desaparecido de Colombia, el papel escrito no tiene derecho a viajar como antes lo hacía.


L: Milcíades, tú que has trabajado tanto con las Letras desde hace cuarenta años o más, me podrías decir ¿cuáles son los temas literarios, tanto en narrativa como en poesía, más recurrentes que te han enviado los unos y los otros?


M: En los años 70 las temáticas eran rurales, los relatos tenían mucho que ver con el campo, contando sobre los territorios violentos. En los años 80 se comienza a hablar de la ciudad a través del hippismo y de la música rock. La primacía de la narrativa se pierde en esta década. Llegan a la revista una masa de poemas, el predominio del texto poético comienza a emerger. La narrativa empieza su declinación, tanto en calidad como en cantidad. Hoy no hay encuentros de narrativa como sucede con los de poesía. Las universidades no comercializan los libros que publican y se quedan en los anaqueles del fondo universitario. Actualmente se siguen escribiendo los mismos temas eternos de la poesía: el amor, el erotismo; la soledad humana es preponderante. El eje dominante es el amor y la muerte, son dos temas recurrentes y van de la mano. Es notable la pérdida de la sociabilidad, la carencia de la solidaridad; la ciudad muestra su rostro ergastulado por los almacenes con rejas, las casas detrás del hierro, las urbanizaciones tapiadas con metal, la velocidad, la agonía de la tertulia remplazada por la conversación inalámbrica. Frente a esto la narrativa continúa sosa y perezosa, inmutable, subida en la rutina de un trabajador de oficina. Escriben sobre la violencia, la guerrilla, el secuestro, el hambre, pero no hay mayor calidad en esto, dado que todos los escritores generalmente están frente a su computador y son tantos los sucesos del campo que pareciera que eso sucede en otro mundo, especialmente porque la mayoría de escritores no tienen tiempo de abordar en carne viva estos temas.


L: Sé que trabajas prácticamente con la uñas, que no tienes presupuesto para la revista. Dime ¿cómo has hecho para dar a conocer la revista y hacer marketing literario?


M: La revista participa en muchos eventos, como es la Feria del Libro donde tiene su stand gracias a la generosidad de la Cámara Colombiana del Libro. Hace presencia constante en actividades en todo el país, por ejemplo, en los encuentros marginales de escritores; allí soy conferencista sobre diferentes temas que manejo: narrativa, poesía, periodismo. Esto no excluye como te he contado, la lucha por mantener la publicación a flote. Su principal sostén financiero proviene de fuentes benévolas, quiero decir suscripciones y gente que de vez en cuando se mete la mano al bolsillo y ayudan para que la revista no muera. Además de todo lo anterior, también edito libros bajo el sello de Ediciones Sociedad de la Imaginación. Recientemente lanzamos al mercado el libro de cuentos eróticos Manzanitas verdes al desayuno de Milcíades Arévalo, Crónicas de Guerras y Guerreros de Oscar Bustos y Romance del Misionero de Margot Martínez Restrepo. Para el próximo año estaremos dando a conocer una entrega especial de Puesto de Combate con la publicación de varios textos eróticos de nuevos jóvenes escritores y poetas como Angélica Forero.


L: Con todo ese trabajo literario, estoico e idealista, en los treinta y ocho años de la revista, Milcíades tú has conocido muchos escritores, poetas, has estado sumergido de lleno en la literatura, tanto nacional como internacional, y a pesar de ello no has tenido ningún reconocimiento de las entidades oficiales y literarias del oficio de pensador literario, promotor y escritor ¿cómo sientes esta indiferencia, como escritor y editor?


M: Lo que más me anima es continuar divulgando la literatura, seguir en ese combate de mi vida, que la revista se siga publicando, que siga editándose con regularidad, y que continúe embarcándose con un gran poeta en cada edición, dando a conocer los buenos talentos. Lo que más lamento es que todos aquellos escritores que lograron salir a la palestra por primera vez, mediante las páginas de la publicación no reconozcan este trabajo ahora cuando son plumas de renombre. Quiero conservar mi espacio literario, aunque sea un editor con mil necesidades, aspiro a ser libre y no ser tildado de ser hijo de dios o del diablo. Soy un idealista y continuaré siéndolo, aunque la literatura no te enseñe a defenderte de ti mismo. Confiar en la literatura es confiar en la gente, en los escritores. A esto se le puede  llamar idealismo y esto no tiene precio. La literatura es en fin, tener ese sueño de publicar lo que a uno se le dé la gana, ¿qué la revista no salió este semestre?, entonces saldrá en el otro; pero saldrá. Eso permite desdoblarme y desplegar potencialidades. Mantener la revista es magia, es tener confianza en el otro, amar intensamente a quienes tenemos que amar. Es vivir por algo. Ser dueño de una meta donde se enterrarán los huesos y las ilusiones.

 

Como vemos, Milcíades nos anuncia que estará sumergido hasta el último día de su vida en las páginas de su revista.

 

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