In memoriam Gilberto Olver de León
En homenaje a dos amigos que han viajado hacia la nada
VENANT D’HIER
à Miguel de Francisco et Olver de Leon
On perd toujours la trace
depuis l’amnios
dans la demeure liquide du céphalopode
dans l’oisiveté expulsée
à respirer exil et oxygène
L’errance s’engendre à l’intérieur d’une maison
avec patio arbre et oiseau
dans le tissu à l’aube
apprenant à écrire pour parler du voyage
Assouplissant les chaussures
pour être passager de ce corps
Huilant le délire
pour faire la barque
à la mesure d’une rivière
qui fuit de l’enfance
Et partir toujours partir par le trou
comme une taupe dépouillée de repaire
changeant de peau changeant de dents
LLEGANDO DE AYER
a Miguel de Francisco y Olver de Leon
Uno siempre pierde el rastro
desde el amnios
en la morada líquida de cefalópodo
en el ocio expulsado
a respirar oxigeno y exilio
La errancia se engendra en una casa
con patio árbol y pájaro
en el tejado a la aurora
aprendiendo a escribir para hablar del viaje
Ablandando los zapatos
para ser pasajero de este cuerpo
Aceitando el delirio
para hacer la barca
a la medida de un río
que huye de la infancia
Y partir siempre partir por el hueco
igual que un topo despojado de guarida
mudando dientes mutando piel
Et partir toujours partir par le trou
comme une taupe dépouillée de repaire
changeant de peau changeant de dents
Jorge Torres Medina
RUGE DE LEON
Hoy he ido a su última cita. Son las cinco de la tarde y hace frío, la lluvia lagrimea y mis ropas húmedas igual que una esponja guarda en sus aposentos la fragmentación del agua. Los huesos duelen en el tuétano. Tirita la nostalgia y la memoria se sacude de la amnesia. ¿Cuántas veces bebí vino con el más pesado de mis amigos? Recuerdo que una vez en compañía de dos bohemios escribanos le sugerí en un hospital que se cambiara a marihuana de por vida, todo para evitar la posible amputación de una de sus piernas; pero terco continuó en la libación del vino y en el goce del fatal humo del cigarro. Pero así somos me digo y nadie cambia nuestro vicios. Ahora frente a la carroza mortuoria, veo descender el ataúd que semeja una momia de Egipto embalsamada y lista para desafiar el rigor de los siglos; quizás esperando que la ciencia llegue a resolver definitivamente la rebelión celular que engendra neoplasias. Hace diez minutos esperábamos y esperábamos el lujoso coche que lo trajo al cementerio desde la funeraria, pero que volvió a partir con él, eternizando el instante de la espera. Parece que fue a darse una vuelta por el pueblo como negándose a ir a su última morada; seguramente confabulado con el chofer, fue a despedirse de la muchacha que le vendía las pizzas (que ofrecía a sus amigos cuando le visitaban, para apaciguar su soledad) o a firmar un cheque en la tienda donde compraba el vino ( para prever la sed que produce el estar enclaustrado indefinidamente) o de paso a visitar los bares para hacer la oda de la libación de la palabra con una humareda de tabaco negro en la garganta. Pero al fin llegó, pues con impaciencia su hija y todos lo esperábamos. Ahora avanza Olver vestido de madera, duerme y ronca en mi memoria sostenido por los cuatro penitentes que lo portan. Flores y ramos se despliegan a lo largo de la senda que da a la sepultura. Lágrimas corren en múltiples mejillas, miradas tristes se doblan se desdoblan; el maestro borracho de ceremonias insinúa escribir epitafios en un cuaderno, un sepulturero y sus secretarios agujerean la tierra para terminar el hueco a la medida del poeta. Las sogas se despliegan para ayudar a bajar el cadáver al sepulcro , metros miden el alto lo largo lo ancho , ( faltó la balance para pesar gigantes ) pero el agrimensor que mando Kafka no ha venido todavía, extraviado está en el castillo; entonces en su ausencia comienza el descenso hacia la nada : Inclinación a la izquierda, inclinación a la derecha, abajo ,arriba, de lado, de fondo, de desfondo, parado, recostado sentado y… no cabe ¡ no entra ¡.
Ruge De León en monólogo interior “ No quiero irme todavía ¿ por qué apresurarse en mi partida cuando me falta escribir el testamento ¿ : La soledad me la llevo en el lomo de mi risa para que nadie sufra , les dejó el resto : Los libros que hice yo en la vida, el sueño, la locura , la embriaguez y las mujeres, la palabra , la escritura, adiós … adiós … adiós… que Dios no existe y ahora tomo el túnel con mi duende .
El Humus fue cerrando la puerta de su errancia y él partió en su aventura, la morada de los muertos quedó poco a poco en su silencio y yo y mis amigos tomamos el otro camino.
Fuimos a un bar cerca del muro que separa la muerte de la vida. Bebimos champaña y vino en su memoria. Mientras tanto en una pantalla se instala Obama en el trono y como un pastor habla de salvar de la ignominia “el mundo “. El sol poco a poco va a su nido y nosotros: Alba, Myrian, Patrick, Claude, Doris y el suscrito brindamos y brindamos por el felino del Olver que ha partido.
Jorge Torres Medina
Paris Enero 21 del 2009