Contrapunto poético entre Agripina Montes del Valle et Martha Patricia Meza 1
Contrapunto poético entre las poetas colombianas Agripina Montes del Valle (escritora del siglo XIX) y Martha Patricia Meza (escritora del siglo XXI).*
Tomado del libro Contrapunto (2015). Primera edición: Hoyos Editores, segunda edición Pontificia Universidad Javeriana.*
Contrapunto # 1
Poema de Agripina Montes del Valle:
AL TEQUENDAMA
Tequendama grandioso:
Deslumbrada ante el séquito asombroso
de tu prismal, riquísimo atavío,
la atropellada fuga persiguiendo
de tu flotante mole en el vacío,
el alma presa de febril mareo
en tus orillas trémulas paseo.
Raudas, apocalípticas visiones
de un antiguo soñar al estro vuelven,
resurgen del olvido los embriones
y en tus iris tus formas desenvuelven.
Y quién no soñará, de tu caída
al formidable estruendo,
que mira a Dios crear omnipotente,
entrevisto al furor de tu arco horrendo...¡
Al morir...Al abismo te provoca
algo a la mente del mortal extraño;
y del estribo de la ingente roca
tajada en babilónico peldaño,
sobrecogido de infernal locura,
perseguido de dragón de la llanura,
cabalgas iracundo
con tu rugido estremeciendo al mundo.
¿Qué buscas en lo ignoto?
¿Cómo, a dónde, por quien vas empujando?....
Envuelto en los profusos torbellinos
de la herbidora tromba de tu espuma
e irisado en fantástico espejismo,
con frenesí de ciego terremoto
entre tu aérea clámide de bruma
te lanzas despeñando,
gigante volador sobre el abismo.
Se irgue a tu paso murallón innoble
cual vigilante esfinge del Leteo,
más de ritmo bárbaro al redoble
vacila con medroso bamboleo.
Y en tanto al píe del pavoroso salto,
que desgarra tus senos al basalto,
con tórrida opulencia
en el sonriente y pintoresco valle
abren las palmas florecida calle.
Por verte allí pasar, la platanera
sus abanicos de esmeralda agita,
la onduladora, elástica palmera
riega su gargantilla de corales,
y el rumor del titán cosmopolita,
con sus galas y aromas estivales,
la indiana piña de la ardiente vega,
adorada del sol, de ámbar y de oro,
sus amarillos búcaros despliega.
Sus ánforas de fuego nectarino
te ofrece hospitalaria
la guanábana en traje campesino,
a la par que su rica vainillera
el tamarindo tropical desgrana,
y la silvestre higuera
reviste al alba su lujosa grana.
Bate del aura el caprichoso giro
sus granadillas de oro mejicano
con su plumaje de ópalo y zafiro,
la pasionaria del palmar del llano;
y el cámbulo deshoja reverente
sus tapices de fuego en su corriente....
Miro a lo alto. En la sien de la montaña
su penacho imperial gozosa baña
la noble águila fiera,
y espejándose en tu arco de topacio
que adereza la luz de cien colores,
llevándose un jirón de tus vapores,
y las mil ignoradas resonancias
del antro y la floresta,
y místicas estancias
do urden alados silfos blanda orquesta
como final tributo de reposo.
Oh émulo del Destino¡
Ofrece a tu suicidio de coloso
la tierra engalanada en tu camino.
Mas ah! que tu hermosura,
desquiciada, sublime catarata,
el insondable abismo desbarata,
la inmensidad se lleva
sin que mi osado espíritu se atreva
a perseguirte en la fragosa hondura.
Átomo por tus ondas arrastrado,
por retocar mis desteñidos sueños
y reponer mi espíritu cansado
en tu excelsa visión de poesía,
he venido en penosa romería.
No a investigar la huella de los años
de tu drama en la página perdida,
hoy que la fe de la ilusión ya es ida
y abatido y helado el pensamiento
con el adiós postrer de la esperanza,
en tu horrible vorágine se lanza
desplomado el más hondo desaliento.
En vano ya tras el cristal enfriado
de la vieja retina
el arpa moribunda se alucina,
y en el triste derrumbe del pasado,
cual soñador minero
se vuelve hacia el filón abandonado
de nuevo a rebuscar algún veneno.
Adiós¡ Adiós¡ Ya a reflejar no alcanza
del alma la centella fugitiva
ni tu ideal, fastuosa perspectiva,
ni el prodigioso ritmo de tu danza;
y así como se pierden a lo lejos,
blancos al alba y al morir bermejos,
en nívea blonda de la errante nube
o en chal de colina
los primorosos impalpables velos
de tu sutil neblina,
va en tus ondas mi cántico arrollado
bajo tu insigne mole confundido,
e, inermes ante el hado,
canto y cantor sepultará el olvido.
Poema de Martha Patricia Meza:
AL TEQUENDAMA
¡Ah! gloria de aquella hora
manantial con posibilidad de vuelo
quisiera estar contando la gracia de sus aguas.
De la transparencia donde habitara el arco iris
queda un lúgubre estercolero despeñado
se cansó de fluir el panorama
pútridos olores gobiernan el monumental descenso.
La niebla espesa fijó su morada en la caída
algo oscureció el cristal.
Al nubarrón y al hielo
se unieron cadenas infinitas de desesperanzados.
Quise lanzarme desde la roca
una voz más allá del todo habló:
¡Alto ahí¡
Este caño desnutrido por mil desvíos
no es lugar digno para morir
percibe el flujo tóxico peor que cualquier otro bebedizo
observa, solo es una cloaca de fantasmas.
Agripina
en tu esplendido paisaje
el frío es casi un epitafio
y nos contamos por miles los suicidas fracasados.