Contrapunto poético entre Agripina Montes del Valle et Martha Patricia Meza 2
Contrapunto # 2
Poema de Agripina Montes del Valle:
POLICARPA SALAVARRIETA
Bajo un dosel coronado
por las armas de Castilla,
está Sámano leyendo
la frente en la mano hundida.
Convulsos están sus labios,
dilatadas sus pupilas,
y su semblante descubre
que intenso furor se agita.
“¡Vive Dios¡”, dice, “ esta tierra
quedará extinguida,
antes que el pendón de España
deje de alzarse en sus cimas.”
Se pára.... siniestro fuego
su torvo rostro ilumina,
cual si á la faz se asomara
de sus entrañas la ira.
“Yo sabré lavar con sangre
la rebelión atrevida
que contra el Monarca intenta
esta raza ingrata, inicua¡.”
Sobre el tapete golpea,
furioso la puerta mira,
y al volcán que lo devora
da por sus ojos salida....
“! Más cerca ¡” dice a un ujier
que se presenta á su vista
“Di a Iglesias que aquí lo espero,
y que si este mismo día
no conduce a mi presencia
á la insurgente atrevida,
irá por ella al cadalso”...
Orden tan imperativa
cumplió aquel: y á las dos horas
de absorto pueblo seguida,
hermosa como una Musa
de las edades antiguas,
sin que de su rostro el miedo
descompusiera una línea,
impasible, resignada,
de negro toda vestida,
conducen ante el tirano
a apuesta y graciosa niña.
La ve el español, y dícele:
“Reconoces esta firma?”
_Es la mía, contestó
con clara voz y expresiva.
_Eres, pues, la Policarpa
Salavarrieta? _ La misma,
de los héroes de mi patria
su auxiliadora y amiga....
_¡Nombra al instante tus cómplices!...
_¡Jamás¡ Primero la vida
rendiré si es necesario,
sin hundirme en la ignominia
de vender á los patriotas,
mis hermanos en fatiga...
¡Pues morirás¡ _No me importa:
mi sentencia oiré tranquila.
_No habrá perdón. _Mandar puedes
que me lleven a capilla...
_Horrible suerte te aguarda...
_¡A fe de que no me intimida¡...
Rugió de rabia el tirano
más no tembló la heroína...
El verdugo, amordazada,
la empuja á infecta pocilga,
cercana á la que en su novio
ve correr su postrer día..
Piadosa la niña mártir
ruega al cielo de rodillas,
por su patria y sus hermanos
olvidada de sí misma;
hasta que, nuncio funesto
el sol en Oriente brilla...
“¡Oh Dios!, exclama, “mis pasos
mi sér, mi espíritu, anima,
para que, con tu favor
firme hasta la muerte siga.”
Y el cielo escuchó sus votos
que resignada y tranquila
cual joven que al templo marcha
á su oración matutina,
con las manos sobre el pecho
al cadalso se aproxima.
Las gradas, sin temblar sube,
inspirada al cielo mira,
y exclama con voz segura:
“¡Señor mi desgracia olvida,
pero escucha al que mi Patria
de sus cadenas redima!...
Con tosca cuerda el verdugo
sus brazos al poste liga:
y, con poderoso acento,
dice al verdugo la víctima:
“Mis pies con la saya cubre,
ata recio... y si es que miran”...
una súbita descarga
cortó su voz y su vida...
El frío sol de Noviembre
bañó sus blancas mejillas,
pálidas ya como rosas,
que al entreabrir se marchitan...
¡Y también Sabaraín
al frente de ella moría,
que Dios preparó sus nupcias
lejos de tierra cautiva¡...
Colombia, grande y dichosa,
libertada por Bolívar,
los restos preciosos guarda
de su heroica profetisa
su historia, epitafio y suerte
combinó mano divina
con precisión que confunde
y con misterio que abisma;
pues, por si solas, sacando
su elocuencia de sí mismas,
YACE POR SALVAR LA PATRIA,
están diciendo sus cifras....
Poema de Martha Patricia Meza:
LA POLA
“No llore usted, Lopecito, por nuestra suerte,
nosotros vamos a recibir un alivio librándonos de los tiranos,
de estas fieras, de estos monstruos”.
Policarpa Salavarrieta
Arrastrada como un animal
por calles de encomienda
caminos de sigilo para sus pasos nocturnos.
Con ojos vendados
los secretos son abejas que recorren su cuerpo.
La turba cobarde
puntual a las nueve asiste sin alma.
En capilla la espía
carne toda llena de gracia
permanece atada al torrente de sangre
del amado caído.
Último dolor por el verbo en retirada.
Seis tiros la desploman.
Mil ochocientos diecisiete presentes
palpan de cerca una resurrección
Sámano unge a Policarpa
con el inútil sacramento de la historia.
Ahora los patriotas la levantan con altura de estatua
mojan con babas su estampilla
reducen la libertad a un billete.
Contrapunto # 4
Poema de Agripina Montes del Valle:
ÚLTIMOS INSTANTES DE MAGDALENA
Dedicado al Señor Mariano Ospina Delgado.
Algo como imagen de un recuerdo
vagaba en su mirada moribunda,
y en sus pálidos labios contraídos
se adivinaba una terrible lucha.
De repente alumbróse su pupila
con un ardiente postrimer destello,
y los últimos ecos del pasado
timbraron en sus labios casi muertos.
Un suspiro represo en su garganta
dió libre paso al contenido lloro,
y el nombre de su madre y otro nombre,
murmuró con esfuerzo doloroso.
“Oh ¡ ” dijo con encono comprimido,
cual si quisiera con su triste acento
resucitar de su vigor la savia
de su existencia en el penoso resto:
“Huye, sombra, de mi, negro fantasma
que aún me persigues de la tumba al borde
con el trofeo de mi honor perdido,
vil asesino de mi raza y nombre.
Del puesto sol de mis mejores años
nadie la luz devolverá á mi vida,
ya pasó de la fe la primavera
fúe mi baldón la muerte de la mía.
Y tú, madre querida, madre amada,
por el Dios cuyo nombre me enseñaste,
por el amor que me tuviste un día,
por el amor que te inspiró mi padre,
por esa copa misma de amargura
de lágrimas colmada, copa impía
que te brindó inexperta, descuidada
mi loca, vana, licenciosa vida,
oh ¡ perdona mi error, porque he llorado
tanto en la senda de mi triste viaje,
que el lodo de mi amarga travesía
he podido lavar en sus raudales.
Mas ay! que al alma por doquier persiguen
tu maldición, tu imagen, tu amargura,
y el batidero lúgubre de un coche
en mis oídos moribundo zumba...
Oh ¡ si al menos te viera, si tu mano
conjurara el estigma de mi frente,
y si tu aliento refrescara en mi alma
de la conciencia la encendida fiebre!
Rehabilitada ya, cuál me lanzara
al terminar la senda de mi vida
en brazos de ese Dios que me enseñaste,
de perdón y de amor fuente divina!
Oh ¡ ven, madre adorada, que mi crimen
fué de un hombre el satánico deseo,
y yo quiero en mi frente degradada
si nó tus labios, tu perdón al menos¡”.
Poema de Martha Patricia Meza:
ÚLTIMOS DÍAS DE LAS FULANAS
A María la hija del monta llantas
la recoge un camión camino a La Pintada.
Cualquier instante podía ser el último
no conviene dormitar.
En una patera sin velamen
María Magdalena la predilecta de Jesús
marcha sobre el Mediterráneo
hacia el sur de Francia
en su vientre la pequeña Sara.
Pedro ordenó su muerte.
María baja del camión
recibe la paga
al borde de la carretera compone su vestido
en la oscuridad de un paraje en medio de la nada.
Espera con las luces del próximo carro
a otro comprador.
Pedro sustituye a la reina pospuesta
e instaura una iglesia sin mujeres
sin heredera rival.
Desaparecer para María Magdalena fue destino
huir de los apóstoles “hermanos”.
María vuelve a deslizarse por la sombra
el hombre paga la sabiduría de su cuerpo
juzgándola pecadora pública.
En la cuneta yace culpable para siempre
cubierta con piedad por la penumbra.