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* CHEMIN SCABREUX

 "Le chemin est un peu scabreux

    quoiqu'il paraisse assez beau" 

                                        Voltaire 

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Publié par VERICUETOS

Escrito para la Guitarra, poemas de Lizeth Andrea Mora, poeta colombiana
**Seguimos presentando la creación poética y literaria de varias autoras colombianas. A continuación,  les invito a  leer la poesía de Lizeth Andrea Mora.**
 
Él, humo - Ella, aire

 

Él, Humo 

una cortina natural

la única que últimamente los une.

Ella, aire,

olor a vicio citadino y a la vez a cura rural.

A ella,

agradecerle, por supuesto,

porque ameniza la distancia

que en labios se siente entre los dos.

Los kilómetros se multiplican

mientras las miradas se acercan.

Se enajenan en un profundo aire de verde libertad

rallado con las manos,

triturado con las ganas de la soledad.

El rojo carmesí de sus labios

mezcla perfecta

con el verde de los suyos.

Ella,

tan gastada.

Él,

tan vacío.

Ella,

tan dispuesta.

Él,

tan cansado de la libertad.

En el humo,

se olvidan las lágrimas,

el rencor,

las botellas vacías,

las colillas pisadas,

los filtros desgastados.

La fiesta de aquella vez,

en la playa

te recuerda el rostro de ella en la luna roja.

¡Pero tranquilo!,

el verde de la otra

te dopara…

¡Despertaras!

en una maravilla de mundo,

un mundo repleto

de conflictos y perversiones

de felicidad y de dedos

ansiosos por tocar.

Si,

a ella, la otra,

tan virgen su madera,

tan puras su cuerdas,

tan misteriosa y mágica

al mezclarse

con el olor

del fuego, el verde y la pipa.

Infinitas e incondicionales

ellas dos,

la madera y la planta.

Como ningunas,

ni siquiera como ella.

Él,

en ella

desata los siete pecados capitales

como si mandamientos fueran.

Envidia la riqueza de su cuerpo,

lo desea,

se pierde entre su placer inmediato,

no lo contempla

no lo acaricia

no le habla.

La única gloria que encuentra

esta entre sus piernas,

y lo lleva a la lujuria de comerla

como caníbal:

la carne inmediata,

no trasciende

solo traga su ser,

su desnuda esencia.

Se hastía de beberla,

la come tanto como la gula lo deja,

termina rápido.

Desata toda su ira

en silencios

que gritan ayuda,

aliviar traumas del pasado,

carencias infantiles.

Pereza siente él

de amar,

no le interesa la torpeza de ella

ni la ternura de sus demonios.

Avaro es él

al quererse comer

el mundo completo a punta de música,

sin ni siquiera saber

cómo seducir una mujer

con una nota musical,

sin sabérsela

comer completa.

La soberbia

no lo deja mirar más allá

de sus críticas a quienes hoy por hoy,

según él,

les falta humildad.

Y asi,

presume de nada,

subestima el mundo

la subestima a ella,

se subestima,

no tiene el placer de amar.

Que el universo se encargue

de embellecerla

a ella,

en los ojos de otro

que si trascienda el canibalismo.

Que las estrellas choquen,

como alguna vez chocaron

ellos,

y que del estruendo germine

algo o alguien que complemente

la madera afinada,

la hierba quemada.

Que del calor de los mundos

que se aparean nazca

algo o alguien que limpie

el polvo

que quedo del amor que entre

ella y él existió.

Algo o alguien que le ayude

en su tarea conformista

de cargar el peso

de su propia soledad

 

Espero mi vida.

 

Pierdo mi vida

la llevo perdida

la pierdo en segundos, minutos

y horas.

La pierdo cuando espero,

espero mi vida.

Espero cambiar mi vida

mientras veo que ya está

perdida.

Vivo la vida mientras la juego,

la pierdo y la gano,

la apuesto inconsciente

y consciente veo como

pierdo la vida.

Veo en mi vida lo que soy

y entonces

entonces estoy perdida.

Perdida en el tiempo

en el espacio,

en esos ojos que despejan el camino

y me aclaran que la vida no esta perdida,

que soy yo

la que esta perdida

en ella.

Ya no pierdo mi vida

no la llevo perdida

me recupero en la vida,

tras segundos, minutos y horas.

Y entonces espero

Espero encontrarme,

encontrarme en ella

a través de sus ojos espero

mi vida.

 

Yahveh de salvación.

---A Josué, amigo, cómplice y hermano.---

 

Y con mas ansiedad que otra cosa, toma al pela’ito de la mano, descubre que

no era la primera vez que lo sentía ni lo miraba, su espíritu ya había sentido

una conexión con el, incluso antes de ser concebido. Los dos se miran y como si

la naturaleza les mostrara el camino en la sonrisa, no pudieron hacer mas que

admirar la belleza del otro. Los ojos pequeños de ella agrandaron la mirada al

darse cuenta que cada vez que el pela’o respiraba le nacía una pluma, un

escudo protector que le va a servir en el viaje de: “prohibido no soñar”. Y así,

mientras lo arropa le versa:

Tomate este menjurje conmigo ¡mi hermano!

tomatelo y los dos sabremos lo que es vivir.

Tomate lo rosado del amor

ese inspiras cada vez que veo

las dos ventanas de tu alma.

Ese que tus padres ponen

en cada esmero de tu crianza.

Tomate el café de la tierra

que cualquier emoción sabe mas sabroso

si te acompaña ella.

Tomate lo blanco del aire

que siempre te recordara que voy a estar ahí

cuando me necesites

y cuando no también.

Tomate el naranja de días alegres

y veras en cada sonrisa de los que amas

un motivo para seguir.

Tomate el azul del cielo y del mar

para que ni siquiera la infinitud de sus limites

te condicionen para ser feliz.

Tomate el rojo de la sangre,

te recordaran a tus ancestros,

los que la derramaron

para que sigas su lucha a tu modo

¡para que la sigas!

¡no desistas!

Tomate el verde de las plantas

déjate guiar por ellas

para seguir esperanzado en una vida natural,

como ha de ser la tuya.

Tomate el violeta de las flores

y regalale una a tu madre

que con una sonrisa en todo su ser

estará esperando tu llegada

luego de cada viaje que emprendas.

Tomate el negro de la vida

el de las caídas necesarias

Tomate el amarillo de la victoria

esa que disfrutaras

cuando te hallas levantado del negro.

Tomate cada gama de color

que la vida te de la oportunidad

de ver, escuchar, oler, saborear o tocar.

Se feliz, sonriele a la dificultad

no dejes que nada opaque tu luz

fuiste creado para dar sentido

fuiste creado para descubrirnos

y aprender en ti.

No permitas que las sombras te ahoguen

¡Brilla!, toma con responsabilidad el poder

que el Gran Espiritu te ha dado

libera las multitudes que te fueron encargadas.

Se la Yahveh de su salvación, has con ellos

lo que has hecho conmigo.

Se aire, agua, se tierra y fuego.

Y con la musicalidad de tu sonrisa

enséñale al mundo a vivir.

 

Carta de una guitarra a su compositor

 

Espero con incertidumbre, así como desperdiciar un deseo de los tres que un

genio obsequio, así, deseo que cuando tus soplidos, tus dedos, tus oídos, tu

cuerpo, tus ojos y tus labios se cansen de amores baratos entonces me llames

a mí. Y justo ahí, con esa llamada poder confirmar lo roto que estas, lo

cansado que vienes, lo ansioso que vas, justo ahí reafirmare que

definitivamente no me equivoque al decir que soy esa caja vieja en la que

depositas tus pesares, en la que plasmas tus más íntimos deseos de amor, que

soy esa vieja negra que te bebes antes de volver a partir.

Sí, soy esa encantadora de curvas, de trasero grande, que muere cada vez que

la tocas, estoy hecha de alientos y planes que te llenan el futuro, un futuro que

pateas con las ganas que te voy dando de caminar solo; soy esa que te bebes

sin mesura y a la que dejas exhausta en cada ritual. Sigo siendo esa que te

acelera el corazón a raticos y solo con cada nota de mi te revitalizas y abrazas

la vida, tan pura ella tan dispuesta a que la explores sin mí.

Puedo ser de muchos colores pero llevo la esencia que me das tú, soy única

cuando me escuchas, soy tuya cuando a mano limpia me posees. Soy testigo

de tu tristeza mas secreta, de tu alegría mas revelada, soy el virus de la

tranquilidad que te embarga cuando vagabundo me interpretas buscando

respuesta o consciencia. Soy esa, esa negra o pálida que firma en tu pulgar el

testimonio de tus huidas, de tus voladas. Soy esa que afinas en cada añoranza

de romance, justicia e igualdad.

Siénteme fría en tus piernas y caliéntame el cuerpo con tu aliento, tócame con

tu pulso, palpa mis seis emociones y explora el mundo en cada

una. Escúchame, necesito que seas feliz al ritmo que te voy dando para

dispersar los sonidos de la ciudad. Vuélveme a interpretar, nadie acierta mejor

que tu. Llora conmigo que de seguro haré que cada lágrima suene

mejor. Ríe conmigo que prolongare el goce de tu alegría. Calla conmigo que

apaciguare tus silencios, pero por favor, no me dejes, necesito tanto del

mundo y de sus historias desafinadas como tú de mi afinación para contarlas.

 

Escrito para la Guitarra, poemas de Lizeth Andrea Mora, poeta colombiana
Nota Biografica :

Lizeth Andrea Mora Chacón. Nació en Bogotá el 09 de Julio de 1996, creció en el hermoso municipio de La Calera junto con su madre, su padre, su abuela materna y hermano. Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Gimnasio Campestre los Arrayanes. En el año2014 inicia sus estudios universitarios en la Universidad Nacional de Colombia formándose como Trabajadora Social. Pertenece al Taller de escritores Gabriel García Márquez de La Universidad Autónoma de Colombia. Encantada por la escritura y por la lectura, ha escrito algunos poemas pero se inclina mayormente por la prosa, escribe cuentos y varios artículos, uno de estos últimos: “Corridos prohibidos para recordar, reflexionar y perdonar.” fue publicado en la contraportada del Vol. 16 de CORRIDOS PROHIBIDOS cuyo lanzamiento se realizó el 15 de Junio de 2016.

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