Sin lágrimas para Manhattan por Hugo Correa Londoño
**Sin lágrimas para Manhattan**
No hay dolor en la voz. Sólo existen los dientes
pero dientes que callaran aislados por el raso negro.
No hay dolor en la voz. Aquí sólo existe la tierra.
La tierra con sus puertas de siempre
que llevan al rubor de los frutos
PANORAMA CIEGO EN NUEVA YORK
Federico García Lorca
Ni una lágrima para llorar por Manhattan,
el cielo neoyorkino ajeno a los estertores de su suelo,
se niega a oír los chillidos
quejumbrosos del águila imperial.
¿Acaso con el Mayflower no fue que desembarcó
en América la tragedia y el terror?
La comunidad de puritanos ingleses
llegó a corromper este suelo;
el día de acción de gracias,
juró someter la pradera,
regando los campos con la sangre aborigen.
Hermano navajo,
tu dolor no alcanzó a ser mitigado en tus danzas.
Hermano pielroja,
tu orgullo fu acicate para esa estirpe de depredadores.
Hermano dakota,
¿dónde fue el refugio para tus anhelos?
Hermano sioux,
ante la luna y los dioses pactaste para no desaparecer.
Hermano apache,
los desiertos aún reclaman tus tambores
y las cabelleras del oprobio.
El mundo lloró la desgracia y la iniquidad.
Los negros del África no agotaron los barcos;
hierros y cadenas se solazaron
en la impudicia de la libertad.
Segregación de norte a sur.
El imperio creció y la ambición no tuvo límites,
no bastó “su” extenso territorio,
y el indio mexicano también fue doblegado.
El mundo también lloró esa afrenta.
Bolívar, tal vez fue la única voz de denuncia
el solitario augur de esa desgracia,
de la única que no podría emancipar a su gran patria.
Las repúblicas bananas, sometidas.
y con su enorme brazo separa a Sur América
con el canal panameño.
Lloran nuestros pueblos.
Las dos guerras mundiales no mellaron
los paisajes, ni borraron el amarillo
de sus trigales, ni el verde azul de sus montes,
ni la blancura de sus nevadas.
Pearl Harbor no es americano,
está a la sombra de la extensión
de las alas del gigante.
¿Por qué... por quién… por qué
El terror en Hiroshima y Nagasaki?
Argentina, Nicaragua, El Salvador, República Dominicana,
Bolivia, Cuba, Chile Cambodia, Viet Nam, Colombia,
Granada, Panamá, Palestina, Afganistán, Irak;
el orbe se ha sometido con sus imposiciones.
No cesa el llanto universal.
Los muertos inocentes de las torres duelen,
la tragedia y el terror
no pueden seguir siendo el signo del hombre
y sus conquistas su propia destrucción.
Más que llanto hay incertidumbre.
El país más poderoso del mundo
ha sido vulnerado en sus entrañas.
Desde las Torres Gemelas
se laceraba la dignidad de los pueblos.
El martes 11 de septiembre de 2001
nadie imaginó que los pájaros mecánicos
se encargaran de trastornar
el azul de una mañana de otoño
por un gris negro de muerte
con la inmensa nube de polvo,
que cubrió la isla;
Hudson, Harlem y East River,
son poco líquido
para lavar las penas.
Nadie imaginó vivir el horror
en la capital del mundo: New York.
Ni las exuberantes damas,
ni los elegantes hombres de negocios
ni en las rollizas caras de los niños
desayunados con cornflakes, leche,
y frutas de las campiñas.
Ese terror y esa tragedia,
son el pan nuestro del patio trasero,
del tercer mundo, de los pobres países
de los cinco continentes
esquilmados por el FMI
en una impagable deuda.
En el resto del mundo hay niños sin esperanzas,
hombres sin un mañana
mujeres desoladas,
huérfanos, viudas… Pueblos.
A pesar de la tragedia humana
no ha quedado una lágrima para
llorar sobre Manhattan.
Bogotá D.C. 16 de septiembre de 2001
Siglo XXI ¿Primera guerra mundial?
Canción
¿Qué importa
si me envuelvo en la capa
estrellada de una noche
y me pongo la luna de sombrero?
Esos gatos
que aturden lo tejados
en busca de delicias
me reciban como cómplice
¿Saldrá mi alma rasguñada?
Sed sed sed
busco unos labios.
Otelo
Un amor se acabó
en esa colilla repisada
contra el suelo
y en el sorbo escanciado
o apurado en últimas
de un trago
Resolución al caminar
decisión en el rostro
Hay signos de muerte
¿Suicidio, homicidio, asesinato?
¡Tragedia!
ENCARGOS
(fragmentos)
Si preguntan por mí
y son mis acreedores
digan que he muerto
no faltará el síncope cómplice
que se apiade de uno de ellos
Si mis deudores
nunca los recuerdo
me despreocupo
basta con la molestia
de extrañar caminos
su respiración contenida
y la palidez de su cara
al hallarnos de frente
Si mis amadas
que les sigo siendo fiel
que nunca las he engañado
Y si es la parca
aún no la espero
no es el instante de la cita
¡digan digan
Que estoy ocupado viviendo!
SEMPITERNO
¡Oiga caballero
ayer tuve
un amor en Cuba!
Alma Máter en La Habana
Veintitrés, El Morro, El Malecón
son testigos de excepción
Ese amor tuvo algo de rebeldía
cadencia musical
el beso aire marinero
la pasión ... no se qué de celestial
Como una bailarina en puntas
llegó a mi corazón
y en el Eros danzaron
esas dos almas lúdicas
Su voz cubriome el alma
la mirada mi voz
tuve un amor en Cuba
y nunca dije adiós
A – Teo
In memoriam
José Eduardo Umaña Mendoza
Eduardo Umaña Luna
Ese hombre labró su destino
desbocada su verdad
cual impetuoso río
entre montañas
trazó su firme cauce
Cantera, manantial paterno
forjaron el cuchillo
convicción y fuego lo conjugaron
Rompe, grita una tarde de abril
al unisono con voz de trueno
de quien lo vió nacer
Como Abraham responsable
el hijo inmolado, el ciervo ausente
Tragedia consumada
hijo piedra y padre
No existe Dios, menos su voz
que desde lo alto evite la ofrenda
Hugo Correa Londoño: colombiano (1955), Pereirano nacido en Calarcá (Q), (escritor y abogado) quedó atrapado en la poesía desde su infancia; sus primeros poemas datan de la década de 1970; tentado por las tablas en el Colegio Deogracias Cardona, bajo la dirección de Helmer Zapata y Jairo Santa; en el Instituto de Bellas Artes del Universidad Técnologica de Pereira ingresó a las ligas mayores del teatro universitario con la actriz y dramaturga Antonieta Mercuri. En 1982 se trasladó a Bogotá para continuar con sus estudios de Derecho, formó parte del Grupo de Teatro “La Farsa” de la Universidad Autónoma de Colombia, y se retiró después de haber codirigido la obra “Ahora vengo yo”, adaptación teatral tomada de los monólogos de la cuentistica de Andrés Caicedo Estela.
En el año 1995 se vinculó al Taller de Escritores Gabriel García Márquez, de la Universidad Autónoma de Colombia, bajo la dirección del escritor Eutiquio Leal, quien le encomendó la dirección del Taller de Escritores, antes de su muerte en 1997, y desde esa fecha lo dirige; en homenaje a su maestro creó el “Premio Literario Eutiquio Leal”, del que se han realizado tres versiones.
Editor cultural de la Revista Contorno Judical, integró el equipo de dirección de la Revista Suenan Timbres, es colaborador de varios magacines culturales como El Dia D de El Nuevo Siglo, y las artes de El Diario del Otún, asi como de otras revistas virtuales como Susurros.
Su obra escrita aparece inédita y publicada en distintos medios de la prensa escrita y otros medios virtuales; en la actualidad trabaja en la compilación de sus poemas y en la elaboración de una novela de su vivencial Pereira, entre los años 1950 y 1980.