Cinco poemas para saludar un quinquenio
Por: Hugo Correa Londoño*
Presentó a Guillermo Bustamante Fontecha: Poeta y escritor nacido en Puerto Berrio – Antioquia, 6 de junio de 1947, fallecido en Bogotá el 13 de marzo de 2010.
La obra de este vate no tan fuera de combate, es materia de estudio en la Universidad de Sao Paulo en Brasil, en México algunos críticos conocen de su obra. Además, el año pasado El Taller de Escritores Gabriel García Márquez, agrupación literaria de la Universidad Autónoma de Colombia, a la que perteneció el poeta en sus últimos años, tuvo la visita de la estudiante alemana, Kati Greff, que buscaba información para su tesis de maesttría en Frankfurt, sobre la desaparecida zona del Cartucho en Bogotá y encontró en sus pesquisas la obra de este escritor, referida a esa zona marginal que fuera desaparecida y trastocada con un parque, para ocultar la historia, la miseria y sus vejámenes, y que aquel intituló como “El último cartucho” en la edición de Cartas a Theo, del año 2000.
Después de su definitiva partida, con fortuna nos presentaron, en pasta dura y muy bien diseñado; el libro de cuentos Más cornadas da el hombre, editado por el maestro Olegario Ordóñez, y, también, con más voluntad que esmero una segunda edición de su novela El murmullo de la sangre. Atrás habían quedado los esfuerzos de la publicación de El último Cartucho, editado por Cartas a Theo y reeditado por Random House Mondadori; el libro de poemas Crónica de una dictadura sonriente y el poemario Poesía nómada, editado por Sintrateléfonos.
En el tercer aniversario de su muerte, aparecieron desde Argentina y por cuenta de la escritora y pintora austral Ana Unhold, escritos de Guillermo con el titulo de Letanías en rojo y negro, relatos que se agruparon en 120 páginas.
En este su quinto aniversario de su paso a la leyenda, el Taller de Escritores Gabriel García Márquez de la Universidad Autónoma de Colombia, con la Corporación Ketzakapa, programaron en el centro cultural Kussi Huaira en el barrio de La Candelaria de Bogotá, la lectura de algunos de sus escritos y poemas escogidos. Agrego una muestra de su obra para el magacine la Revista Vericuetos.
*Abogado y escritor, Director del taller de escritores Gabriel García Márquez de la Universidad Autónoma de Colombia
Ruido
Al poeta no hay que estarlo acosando
de preguntas. El ya las tiene
y anda con ellas como un desesperado
Sin embargo, sigue ahí.
Como la torre de Pisa
mirando con desdén la rectitud
del mundo.
Por eso más nos vale estar
expectantes de su luz, que tiene
el prestigio de lo inesperado.
Pero no lo acosen con huecos
interrogantes, que nunca podrá
contestar.
El sabe que siempre (y sólo) habrá
poesía mientras no haya respuestas
y esa es su mejor razón para pasearse
por la vida.
El poeta es gris como un campo
arrasado por la guerra.
Pero en sus entrañas brilla el arco iris.
Y es casi feliz. Ese es uno de sus más tristes secretos.
El poeta es un ser jodido que, para su esparcimiento, fabrica
lunas de jabón en medio de las peores batallas.
Algunos, incluso, hasta se bañan.
Relato
Morena
no tengo cumbias
para ti esta noche
Las bayonetas
han roto mi tambor
y cambiado mi canto por zozobra
Morena de senos extraños a mis ojos
y de caderas hirvientes
no traigo cumbias para ti esta noche
pues me persigue el odio
del patrón armado
de sus bien educados perros policías
Y la tropa
que gustabas ver en los desfiles
de nuestra historia patria
Hoy no hay cumbias
para ti
ni para nadie en este pueblo
Sólo terror
inundando las pedregosas calles
desde la ventana misma de tus ojos
Plegaria bajo la lluvia
Oh, dios
¿quién podrá entenderte?
No se trata
oh, dios
de pedirte explicaciones
por todo
pero con qué fin creaste los piojos por
/ejemplo?
Su aparición no es
cosa de los hombres
como las guerras
y por decir algo más, el poder
las trampas y los odios. Sin embargo
¿qué justifica la picadura de un mosquito?
O la invasión de un estreptococo?
La voracidad de un tiburón
o la caricia letal de una serpiente
qué, oh dios, las justifica?
Son todas estas
las medidas de un orden que sólo tú
/manejas?
Para qué las brumas, oh dios,
las brumas a deshoras, los meteoros
y los terremotos
para qué el río en avalancha?
Déjanos las guerras , oh dios
/de nuestra cuenta
Pero por el momento haz que la tierra
tiemble alguna vez bajo Manhattan
que una nube de verdad radioactiva
descienda cualquier día sobre la plaza
/de San Pedro
y que se escondan de tu ira hasta ahora
/sospechosa
(si es que la cuestión es por ese lado)
todos los gordos que se han enriquecido
con el sudor de nuestra sangre
que se escondan de tu ira, oh dios,
y que se escondan
el día que una hilera de piojos
asalten sus haciendas, oh dios,
sus prados, sus muchachas y se agote
y se agote nuestra capacidad de sacrifico
/para fundar la vida
Retratos de la patria
Ay
mi país en las manos
del gobernante impostor
arde
arde como la soga
al cuello del ahorcado
arde
maldita sea
arde y se sumerge
en sus decapitados anhelos
arde
igual que la hierba
al detenerse en la estación del verano
Arde
y lo que continuará ardiendo
todavía
Callada inercia
A veces pienso en ti
y me pregunto qué
haces a mi lado
qué luna extravagante
te dibujo en mi sombra
y si somos, acaso, peces
de un país equivocado.
A veces voy
por entre
las ruinas que amanecen
hoy reverdecidas
untadas por un sol
que agrieta el suelo
bajo el siniestro
sopor de los aleros.
A veces mi corazón
marcha contigo
y ahogado de ti
voy como un loco
que trasnocha de día
como
un cohete que duerme en los helechos
Yo se que vibras a mi lado
que sientes igual que yo
este vacío
de no haber vivido
siempre
A veces mi sueño
va contigo y naufraga