La segunda vida del Negro Adán por Julio Olaciregui
Los hombres que se comieron el primer aguacate***
Es raro que en Barranquilla llueva un martes de carnaval.
El sol quemaba ese día con su resplandor de acetileno el aire de la ciudad tropical, haciendo sudar a los disfraces de muertos, viudas y otras máscaras, pero también a quienes de verdad lloraban a sus seres queridos, rumbo al cementerio del Calancala.
Esa tarde del último día de fiesta comenzaron a caer de repente unas gotas de lluvia sobre l’arena de los patios, sobre los techos, los andenes y las calles del barrio Chiquinquirá.
-- Se debe estar casando una vieja... antes de pelar el guineo quiere bailar con algún muchacho... -- se le oyó decir a Micaela, una de las mellizas, apodada “la mica” (en las esquinas le ponen sobrenombre a todo el mundo) la más supersticiosa del lugar
La gente suele hablar de esas bodas insólitas entre el agua lluvia y el fuego solar como un eufemismo para aceptar la muerte de los ancianos, el sueño en el que se confunden con la conciencia de la tierra.
En ese momento, del otro lado de Isla Verde, situada a pocos kilómetros de Bocas de Cenizas, varios amigos estaban pescando.
El Negro Adán y sus amigos tenían allí un terreno, una ranchería a la que iban con cierta frecuencia, y a veces, pese a ser tan parranderos, se escapaban de los lamentos y fandangos del último día de carnaval para pescar lebranches, pargos y bonitos.
-- Fue un día memorable, no sólo por aquel arcoiris sobre la ciudad a la que muchos no volvieron nunca, remember Marvel Moreno, sino porque ese día, una semana después de la muerte de Carlos Maelo, el Cabellón, Eusse y yo decidimos dejar de fumar y sepultar en Isla Verde el tabaco y la mariguana que nos quedaba.
Ebrios de flores y ron caña, en ese laberinto de palmeras y altos pinos, vimos el planchón funerario en el que se alejaba Carlos Maelo desde Playa Cangrejos hacia el mar.
Una nube en forma de ballena bajaba del cielo a tragárselo. Alfonso rompió el silencio
-- Quizá somos duendes, aparecidos, trasgos... la gente allá en Barranquilla nos recuerda... los visitamos al margen de todos los mecanismos de la volición, en los momentos más inesperados, fugaces, dejando un levísimo fulgor ... los franceses tienen la palabra “revenant” que de pronto me ha llovido del cielo...
Alfonso inventó el cuento de que nosotros éramos como los hombres que se comieron el primer aguacate. ¿A que sabía el aguacate?
¿Mañana es miércoles? A uno se le olvida lo que es una semana; el tiempo deja de contar
Uno es capaz de olvidarlo todo. Hasta el nombre de los días de la semana y los meses. Por eso en el mundo historial nos gusta el cuento de la Memoria
En Isla Verde estaba ahora lloviendo de verdad.
No era ya el febrero luminoso de los carnavales sino un primero de noviembre nublado. Un día así nació el cantante cartagenero Joe Arroyo. Un día así murió el Negro Adán. Sus almas se encontraron encima de la laguna de Luruaco.
-- Negro... si no sabes para donde vas no olvides de donde vienes... el héroe nace cuando muere...
-- Para joderte bicho verde, primun vivere, y después filosofare
-- Joe: por más que un tronco pase en el río jamás podrá ser un caimán...
-- La vox populi nos quiere resucitar... te estás reencarnando... mi negrón
-- Lo único que pido antes de nacer otra vez es no volver a ser matarife de cerdos, sino ganarme la vida cantando...echando cuentos... eso es lo mejor, inventar historias... ser narrador, novelista....poeta
El Negro Adán fue desde niño un destripaterrones; a los siete años de una sola trompada ajustició en Ciénaga, Magdalena, a su primer cerdo, dicen que en realidad ese cochino era un político muy sucio, un ex alcalde ladrón, un matón electoral, eso fue en el siglo violento. El no quería, Nadie, Nadie, que eso se repitiera
Las siete potencias celestes, el espíritu burlón de las aguas, las zorguiñas, Jexú, las hadas, los ancestros mandingas, los grandes zombis, los concha-é-su madre, quién puede saber sus nombres exactos, realizaron sus deseos, nuestros deseos....
El mensajero indeseado
Carmen oyó el zumbido, alzó la cabeza y adivinó que algo iba a pasar: un cucarrón se había metido en la casa por la ventana.
Las alas del bicho vibraban, ahí mismo la taladró el presentimiento, algo iba a ocurrir, era un enorme abejorro, un punto negro velludo en el aire volando de un lado a otro con desesperación, del techo a las paredes, de los rincones a la mesa del comedor.
-- Ay carajo, niñaaa, Yanééé ¡! Mijaa, se metió el cucarrón, ven, ayúdame a sacarlo, ay dios, algo va pasar, qué será virgen santa, estos moscones son siempre ... de mal agüero...
-- La gente de pueblo si es supersticiosa, nojoda ¡!... exclamó Yanet a lo lejos.
La muchacha salió apresurada rezongando de la cocina y con su limpión llegó hasta la sala persiguiendo al mensajero luctuoso buscando echarlo de nuevo a la calle, al limbo.
-- Vete carajo ¡! mortandand qué andas haciendo por aquí jodiendo aléjate... no estés por aquí revoloteando, me oís... mosca... fuera..!!! donde la para la caga ¡!!
El moscardón dio unas vueltas erráticas por la sala y el comedor. Nadie sabe cómo nacen las supersticiones.
Yanet logró espantar al insecto, el bicho voló, alejándose por el cielo.
-- Ya está niña Carmen. Se fue el miedo ¡
Carmen se santiguó
-- Gracias Yane, mija, San Antoñito te dé un buen marido ¡!
-- Amén, niña Carmen, ya no aguanto más ... sin un hombre que me dé un revolcón...
Carmen volvió a quedarse tranquila en su mecedor, al lado de la ventana. De un bolsillo de la falda sacó una caja de fósforos y de su corpiño una calilla. Le prendió fuego y comenzó a echar humo con ganas.
Yanet se fue a terminar de preparar la comida. Ya iban a ser las seis de la tarde.
La tragedia del poeta Juan Subirats
En la sala de redacción del diario El Nacional-con-la-foto-del-muerto el teclear y repiquetear de las máquinas de escribir a las seis de la tarde es intenso.
El aire acondicionado nos mantiene frescos, como en pecera, rosados o verdosos, somos los “cargaladrillos”, así nos dicen a los redactores del Gran Pasquín, unos ya murieron, otros estábamos ahí a esa hora evocándolos, jamás me imaginé que me tocaría escribir sobre mis amigos, mis llaves, mis compas de trabajo, codo a codo en la sala de redacción pasamos muchos días... oyendo a veces como hoy las sirenas de la policía o los bomberos, quién sabe que habrá pasado ... ouuhhh ouhhhhhh
Mañe entró con las fotos húmedas en la mano.
Siempre que oía abrirse la puerta de la redacción yo levantaba como un resorte la cabeza, y asustado miraba. Esta vez era Mañe, el fotógrafo. Cuando abrió la puerta un lenguetazo caliente nos lamió desde la calle. El fogaje, el resplandor, penetraba cual dragón invisible por el vestíbulo y las escaleras del diario hasta nosotros, en el primer piso. Era una bocanada, un beso de la ciudad tropical, el aire de la Avenida del Crimen
A cada instante Carlos levantaba el rostro y miraba hacia la puerta. Tenía culillo. Ese miércoles de ceniza, ayer nomás, le había llegado la esquela, la carta con la amenaza, una tarjeta blanca con márgenes grises de “pésame”, la cruz, y escrito a máquina, Malparido te vamos a matar si sigues jodiendo con tus babosadas.
Literatura barata
A las doce de la noche lo ingresaron en cuidados intensivos ¿Qué pensó Juan Subirats in articulus mortis? En su agonía veía desfilar el pasado, todo este cuento ...
La melliza enamorada gritándole a los cabellones en el patio: “mi Juan es el único que se ha leído de cabo a rabo el Ulises de Joyce, nojoda ¡”
Con su casco verde el mensajero luctuoso parecía en efecto un moscardón. “””Vengo de parte de la vil cubana, tiene una merca sensacional ¿ fusiles AK-47 ...? fuego ¡! Roto to to too too to pum pum””
Las motos asustan ahora en Barranquilla a la gente decente porque se imaginan que el hombre enmascarado, cualquier motociclista, puede ser un matón.
Ahora que se estrenó el Padrino en Barranquilla se ha puesto de moda el tipo matón electoral elegantorum en Mercedes Benz, cuello blanco, saco y corbata, abogados y médicos de mala ley, hasta donde hemos llegado virgen santa, la cosa comenzó a ponerse color de hormiga, ese es el rostro del mensajero, una hormiga, mil hormigas le comen la boca al difunto poeta Juan Subirats, y él quisiera despertarse ¡
-- Carlos, evite la literatura barata en sus reportajes....-- le había dicho con el ceño fruncido el director del diario, Juancho Jinete
Sonó el teléfono.
-- Te llaman de la cárcel de Soledad... es un preso, dice que te tiene un dato importante... quiere hablar contigo
En la cárcel del municipio de Soledad el recluso Bartolo Gómez también estaba escribiendo sus memorias sobre esa época brava
-- Le tengo un dato... yo sé quien mató al poeta Subirat....
La burundanga
El dueño de la tienda en la esquina del Parque Almendra es amante de Celia Cruz, siempre que paso por ahí oigo “Esa mata tiene poder... Siguaraya... con permiso yo va tumbar”, viejas canciones cubanas, “Bernabé le pegó a mochilanga le dio burundanga, le hincha los pies... qué lío ¡!! avantevééé”... al Cabellón le gusta sobre todo “Juanchito Trucupey... le gusta vacilar, Juanchito Trucupey, es un hombre popular ...”
Atando cabos, Carlos Maelo se dio cuenta que una nueva época había comenzado en Barranquilla y el mundo.
En el rompecabezas que es la vida de cada quien poco a poco iban encajando las fichas del totem, unas en otras.
No fue casualidad que a fines del año pasado se publicara la novela de Ramón Bacca, Mariguana para Goering... La historia de un juez de instrucción --con rostro aún-- que llega a la península de la Guajira y debe expedirle orden de captura a un marimbero, un mafioso temible, un contrabandista de monte, la misteriosa Cannabis, la planta que cura y mata, el cáñamo que liga y el alquitrán que desata.
El Palacio de la Fama
El Palacio de la Fama, la superdiscoteca futurista que abrió hace unos meses en la carrera 21 con calle Murillo, había sido una de las primeras de Barranquilla en instalar un karaoké estereofónico. En ese momento el disc-jockey, el picotero, se veía en los monitores cantando
Nací en Dibuya frente al mar Caribe
De donde muy pequeño me llevaron
Allá en Barranca me bautizaron, y
En toda la... Guajira me hice libre
A veces Subirats se perdía, dejaba de ir donde el Negro Adán, templo del folclor barranquillero, para irse a lagartear al Palacio de la Fama.
-- Anjá pinta ¿y qué? – le dijo Subirats esa noche a Claudio, “La Viga”, el celador de la discoteca (en las esquinas de los barrios nacen los apodos)... ¿Ya llegó el guajiro Guanulú?
-- Naranjas ¡ El man estuvo hasta tarde anoche, mejor dicho se fue al amanecer, estilo vampiro...
En ese momento llegaron en una moto Micaela y Nicolasa, las mellizas
Son unas morenas lindas de 17 años, bailarinas de planta en el Palacio de la Fama. Animan el ambiente bailando salsa brava. Sus audaces minifaldas permiten muchas veces ver sus guayucos fosforecentes...
Esa noche iban vestidas de un cuero verdoso que resaltaba sus cuerpos de culebras.
-- Anda, mira quién anda por aquí... el poeta Subirat ¡! -- Dijeron en coro.
-- Qué tal muchachas ¡!
-- ¿Dónde te habías metido?
-- Ando escribiendo... un novelón...
-- ¿Una historia de amor y dolor ?
-- Será una bomba...
El poeta sacó de su mochila arhuaca un enorme manuscrito.
-- Miren... estoy escribiendo una novela de ciencia ficción que me hará rico y famoso ¡!! “Cocaína para Zenaida Mengele”... (“”Un testigo que se escondió detrás de una puerta diría que vio al asesino registrar la cartera de mano de Subirats y huir de la escena””)
-- Uuuy... ¿y esa quién es?
-- Niñas, una de las nietas del médico de la muerte, una llave de Hitler ¡!!
-- Nojoda, poeta... zafa ¡! ¿ Te estas metiendo con eso ?¡!
-- Zapato viejo ¡ poeta ¡
-- Zapato viejo que uso no me lo vuelvo a poner ¡! qué tema tan jodido ...¿y como así, cocaína? ¿Usted si ha probado esa vaina? Esa caspa por aquí no se consigue, naranjas, ... no la conocemos
-- Nenas, y ustedes acaso no saben que hace un siglo Freud puso de moda la cocaína en Europa ....se creía inmortal cuando la consumía. Era la panacea. Luego se dio cuenta que la droga le estaba comiendo la mandíbula y el coco... y la aborreció... ya se las leeré, si vienen a la Perla...
El poeta Subirats hizo un gesto pasándose un dedo por la nariz y entró con ellas a la discoteca.
El mundo historial
Juan Subirats había llegado a Barranquilla desde Medellín en una peregrinación rumbo a la Guajira, quería recorrer los lugares donde Zalamea Borda escribió Cuatro años a bordo de mí mismo. Eso fue en enero de 1959. Lo recuerdo bien porque ese año Pello, el peluquero del Paseo Bolívar, se dejó crecer la barba para disfrazarse de Fidel Castro.
Subirats alquiló una habitación en “La Perla”, un edificio frente a Bellas Artes. Se decía que Ismael Rivera se había hospedado allí una vez y había compuesto la célebre canción dedicada a su barrio de Puerto Rico, a la orilla del mar.
En ese edificio viven en los años 70 otros bohemios como él, pintores y poetas, periodistas que aspiran a ser una leyenda de las letras como el Cabellón.
Al salir del Nacional-con-la-foto-del-muerto a las once de la noche a veces nos íbamos para el Tinajón del Diablo.
Allí fue donde conocimos a las mellizas.
Pese a la música a Subirats se le veía en el bar leyendo, un libraco, carajo, “Ulysses”, James Joyce, con aquel escándalo.
--Eso fue para nosotros en Barranquilla como correr la maratón de San Silvestre, los diez mil metros planos, ese libro tan berraco, y enredado a veces, pero poético... cacha, hay que merecerlo, primero tu gozas con la Odisea de Homero, Negro, y luego te zambulles en él — dijo Germán
Las fuerzas oscuras
Las camionetas de la policía secreta, el K-2, estacionan frente al Palacio de la Fama, así se llama el estadero o discoteca del guajiro Guanulú, en Murillo con la 21.
El Guanulú ha instalado allí su oficina.
Los del K-2, policías de civil, « unidad-puerto-mocho », llegan a toda hora a platillar, entre ellos el Suavecito, el maestro de Bartolo en la Mano Kilosa, un grupo clandestino de policías que acaba con quien sea.
Bartolo Gómez usa ahora gafas oscuras brillantes y corbata.
Sigue viviendo en el barrio San José, aunque su casa se ha ido transformando a medida que los Negocios prosperan (« todo negocio es chimbo », diría en su agonía »)
Él se frota las manos (no sabe lo que le espera) ... “ahora o nunca, ha llegado el Momento”—dice frente al espejo afeitándose
A veces el tal Guanulú llegaba donde el Negro Adán a comer chicharrón. Le teníamos miedo. Siempre andaba armado, claro, y era muy arbitrario.
Carlos Maelo le dice adiós a su abuela
Carlos Maelo llegó ese viernes en la noche a casa de su abuela Carmen en el Barrio Abajo. La encontró sentada en la terraza fumándose una calilla con la candela metida en la boca.
Aunque está casi ciega ella siempre se le adelanta en el saludo, adivinando su presencia quizás por el olor de su afro; cuando niño ella lo arrullaba, le besaba la cabeza, frotaba su nariz contra su pelo ensortijado, concha e coco.
-- Anjá mijo, Carlo, dichosos los ojos...
-- Anjá Mimi... vine a despedirme...
-- Mijo.. ¿y pa’ dónde te vas?
-- Abue... estoy amenazado... sentenciado... hay una gente que me quiere hacer callar... dicen que soy un chivo, que no los dejo robar tranquilos... me quieren sacrificar...creo que es mejor que me desaparezca unos días, me voy mañana pa’ Bogotá en el primer vuelo... lo que más me duele es perderme estos carnavales ¡
Carlos y su abuela se abrazaron ...
Los asesinos sin rostros
Esa noche, antes de acostarse, Carmen rezó para no tener pesadillas.
Virgen santa hasta donde...
Sin embargo en la caverna sin tiempo veía ahora muchas locuras y derroches, hombres descarados, son unos cerdos en realidad, les arrancan ... se quedan sin caras... vestidos de blanco en misa hablando en voz baja, muy poderosos, empresarios y políticos influyentes, con relojes de oro y cadenas idem. Gafas oscuras italianas. Hablan de cosas clandestinas, escondidas, estaban ahora en un despacho del Paseo Bolívar, chanchulleros...preocupados por los documentos que Maelo ha anunciado leerá mañana por la mañana en la emisora, detalla las tajadas que se comieron
-- Celina, tiene la tarde libre, váyase y cierre la puerta...
Celina Arregocés, la secretaria del doctor Uña Cariaca, se asustó al comprender lo que estaba sucediendo.
Oía por las mañanas el programa radial de Carlos Ismael Roncón no sólo por su desparpajo y valentía, no sólo por sus chistes y sus apuntes, y sus alusiones literarias... un programa deportivo que era un sancocho... intelectual... y político...
Nadie sabía que ella había tenido un cuento con él... habían sido amantes una noche en Puerto Colombia...
Carlos Maelo fue su profesor de redacción en la universidad Autónoma, hace años, cuando ella estudiaba de noche periodismo. Su jefe, el doctor Uña Cariaca, ignoraba ese detalle.
La suerte está echada
La pesadilla seguía, pero Carmen no podía despertarse. Algo en la comida le cayó mal.
Las fuerzas oscuras, los doctores con las manos untadas, vestían sus plumas de mayimbes, de gallinazos.
El policía Bartolo Gómez chofer del médico y senador Misiael Uña Cariaca había traído los disfraces en el baúl del automóvil, una berlina alemana original verde, parecía una carroza mortuoria
Basta un día para que la suerte de una persona cambie
De la noche a la mañana se tuerce un destino, se puede voltear l’arepa.
La última comilona
Alguien había dicho que los insectos son espíritus, a veces vienen con mensajes del más allá...quizás era la señal de que Carmen debía prepararse, la estaban esperando en Isla Verde
Carmen vio a su nieto Carlos Maelo llegar donde el Negro Adán, el metedero del barrio Chiquinquirá. Sonrió de alegría al escuchar la canción del poeta Castillo Monterroza en la radio
Los periodistas, los locutores, sí van
Donde el negro Adán
Carlos Maelo se puso rojo al ver a sus enemigos en el paraíso mítico
-- Mira Negro no sabía que también atendías ratas ¡!
-- Maelo ¿te conoces con el senador ?
-- Negro, take away, echa las costillas en una caja... aquí hiede... a caca de perro sarnoso...
-- Senador ! Ya sabe.. oiga el programa del miércoles de ceniza... la gente en Barranquilla sabrá por fin quién es usted ... y su lavaperros, el cagatinta leguleyo mister Marlon Brando Segundo, el ladrón más cínico y Caraeverga que jamás haya roído tanto el erario público en el municipio de Alboraya... ¡! Su ambición es un arroyo peligroso, se lo lleva todo...
-- Sapo malparido, chivato, aténgase a las consecuencias... usted tiene su moral y nosotros tenemos la nuestra... ¡ Vámonos de aquí ¡! Bartolo, rápido ¡ Vamos ¡ Ven, agarra la comida.. y prende, vámonos Marlon ¡ ¡
-- Doctor Caronte, hueva floja ¿me estás amenazando...? tengo testigos.. ¿has oído Negro? Me está amenazando...
-- Sólo te advertimos: no sigas molestando... no te metas más con nosotros... de lo contrario te puede costar caro... tu tienes tu familia.. tus niños ¡!
Sigue la pesadilla
Carmen vio a su nieto desnudo en Isla Verde riéndose frente a ellos, se puso en cuatro, comenzó a moverse como un búfalo, un toro, oh... no.. no...como un chivo...nooo
Hizo un esfuerzo para despertarse... volvió a hundirse...
Se oyó un zumbido ¿una moto? y luego como un trueno, comenzó a llover.
Los matones a sueldo estaban revisando su motocicleta.
Vio el rostro de Carlos Maelo dibujado en un gobelino, parecía un Cristo con el orificio de bala al lado de la nariz, tirado en una mesa de cemento.
Le están haciendo autopsia. Cantó un gallo. Estaba amaneciendo y ella no se podía despertar
El Negro Adán es como los arroyos
El calor tropical quemaba ya las calles del puerto de Barranquilla. La gente se levanta temprano.
El sol en el patio con su rostro de azufre daba una pátina de oro a las hojas. Me acordé de mi padrino Darío. Los almendros y matarratones daban frescor a la alcoba donde el Negro Adán estaba escribiendo...
Gordo, alegre, echa cuento, mamador de gallo
Pantalones anchos, abarcas viejas y franelilla
Así lo cantaba Carlos Castillo Monterrosa. Durante medio siglo (“calcula manito cuántos habré matado”) se ganó la vida descuartizando cerdos y vendiendo chuletas con bollo de maíz blanco.
“El Negro Adán es el folclor de Barranquilla, como los arroyos o el barrio Rebolo, eso dice el Nene, el Cabellón Cepeda, habla sobre mí este sábado en la página literaria del Nacional
El imita un poco al Cabellón
Estaba sin camisa en esos momentos escribiendo en un nuevo cuaderno (“él escribe a lápiz y así borra con facilidad cuando la frase no lo convence, luego Nicolasa le va pasando a máquina las hojas...” )
De repente un tremendo moscardón entró por los calados y empezó a zumbar zzzzzzz sobre su cabeza de héroe mulato
zumb zzzzzzz
Creyó oír voces
-- Secreto en reunión, mala educación zzzzuu zzuuu
-- Zuuuu Cuida de las mellizas... zzummm Maelo está sentenciado...
Trató de espantarlo con una toalla
-- Alabada sea la Negra Mariana, babalú, diosa mía, bichorro ¿qué mensaje fúnebre traes...?
El cucarrón se voló hacia el patio atraído por el olor antiguo de la sanguaza
Dos políticos cerdosos
Toda la ciudad sabía que el senador Misiael Uña Cariaca y su abogado, Marlon Chulavia, se habían convertido en unos puercos ladrones.
Oíamos sus cuchicheos y gruñidos. Parecen dos brujas en misa.
-- Taparle la boca a ese imbécil... qué se ha creído nos va a dañar el negocio o qué
El Negro Adán se dio cuenta que habían bajado la voz tan pronto llegó su compadre Maelo al patio
-- Negro maluco ¡ Qué pasa ¡ ¿Cómo está la manopla ?
-- Mijo... ya quiero dejar de matar puercos... y dedicarme a escribir... yo sé que tengo madera...
El asombroso autodidacta bembón-bembón-bembón * se había ido caminando esa mañana inolvidable por entre las acacias, pivijayes y robles para llegar hasta el Parque del Centenario, donde queda la biblioteca departamental.
Su enamoramiento por la bibliotecaria, la joven Olga, lo ha llevado a leer mucho.
La joven Olga le sonrió al entregarle por primera vez en su vida la Odisea, no joda, la del propio Homero, vaya a mamar y vuelva
-- Como estaba sudando envolví la Odisea en un plástico bendito
Leyendo ese libro nos enteramos que los hombres pueden ser convertidos en marranos, la bruja Circe les dio una poderosa droga, a los marineros de Ulises les salieron pezuñas hendidas, cerdas, hocicos, y la famosa cola de cerdo, claro
El vendedor de cocos de agua
Me levanté temprano porque presentí la tremenda alegría de los rayos del sol rosados sobre el aire, sacándole un reflejo de oro a los vidrios del edificio de enfrente y rebotando al otro lado del mar.
Pensé en el mar de allá.
Mi espíritu viajó a Puerto Colombia, Salgar, Sabanilla, Solinilla. Me gusta esperar el bus en Olaya con la 72. Por ahí apareció Jaime, el vendedor de cocos de agua en Salgar.
Soledad y yo vamos a su choza después de andar por la playa, con las sandalias en las manos, celebrando con nuestras huellas en l’arena esas horas de la mañana.
Jaime nos abre unos cocos y nos quita la sed. Joe Arroyo compuso su canción “El coquero” inspirándose en él.
A veces nos cuenta historias de la época del Negro Adán, el hombre que descubrió por donde le entra el agua al coco. El era hijo de palenqueros, esos que llaman a sus tambores “los quita-hambre”.
“El Negro Adán fue el primero en tener un machete aquí en Salgar. Y por ende el babalao que inventó el negocio de vender el agua del coco a las parejas de novios que vienen de Barranquilla”, dijo Jaime una de esos mediodías.
Les copio dos de las historias que recuerdo esta mañana.
Gospel en Barranquilla
El jueves, el Negro Adán fue a buscar unos análisis de sangre. Parece que va a ser padre ¡!!
Iba apurado. A los novios en el parque, frente a la Catedral, no les interesa saber la hora, los novios son seres sin hora, estando felices para qué la hora, nadie tiene reloj en el parque, bajo los almendros -- en el kiosko pido una gaseosa
Caí luego en casa de Nicolasa como a las diez de la mañana, feliz con el puto sobre de los análisis en un bolsillo (“NEGATIVOOOO”), le quise agarrar la mano, no se la pude tomar porque le dolía el meñique, se cayó y lo tiene hinchado
-- Ahora no tengo ganas...
De regreso donde Mariana la encontré cantando un chandé... fue entonces cuando me puse a pensar que para nosotros el Chandé es como el Gospel para los negros norteamericanos... cada persona, si quiere, es el alma del folclor
-- No abandonaré mi familia, Mariana.
Ella me leyó el pensamiento, abrió los ojos, me señaló las claves y siguió ensayando... toca toca tambolero y no dejes de tocar...
Mariana y el chivo
El viernes al amanecer, en vísperas de los Carnavales, el Negro Adán vino por mí, vinieron él y su mujer, la Negra Mariana, a buscarme a la cárcel de Soledad,
Recoge chivo que vas pa’ la calle
En ese entonces yo vivía era en el monte tras la prisión, monotonía monotonía, la “cola del patio”, el solar, la maraña detrás de la casa de mi padrino Lucho Aguilar, el guardián, donde me la pasaba amarrado a una campana ferroviaria en desuso
“Ha llegado la hora”, oí que decían.
Muchacho ¡ De estos carnavales no paso... Hoy o mañana, me van a freír, a sacrificar, pensé, se me armó la jurumba, sentí un frío en las rodillas
-- Que mirada tiene este chivo, mijo, si hasta parece una persona-- dijo la negra Mariana al verme.
Así fue. Así era. Ella me trajo en sus rodillas en la camioneta desde Soledad al teatro del patio donde ... me darían materile ... si no inventaba algo para salvarme
-- Si madre, soy un hombre, pero me han vuelto chivo, sálvame, no dejes que me sacrifiquen, le susurré en la autopista.
Mariana me picó el ojo como diciéndome “aguarda”.
Por San Roque la camioneta subió hasta el Parque Almendra y en un dos por tres pasamos frente a la iglesia Chiquinquirá y llegamos a la casa.
El Negro Adán me cargó y me llevó hasta el famoso patio. Mariana venía detrás de nosotros. Nos mirábamos a fondo, desnudos.
-- Adán ... me parece que a este chivo lo debemos soltar... el cabro me recuerda... a alguien... a este chivo no lo podemos sacrificar, dijo Mariana.
Adán me puso sobre l’arena. Se quedó un rato mirándome. En ese momento él era el dios de los chivos
Va y dice: “pues sí, vamos a soltarlo”, y en efecto me quita la soga del cuello, -- “anda, vete..chivito, vete”
Me abrió el portón del patio que daba hacia la calle del Tamarindo.
Me quedé un rato ahí, dudando, mirando a Mariana.
Ella me despide agitando en alto los dedos de la mano izquierda, su brazo en un ángulo tenso, el seno desbordando la camisilla.
Odio las despedidas. Vete. Me alejo...
Voy rumiando mis futuras canciones, seguiré mi camino hacia un pueblo lejano, voy caminando, tambaleando loco de contento, de la alegría, por el callejón de tumbacuatro...
PERO....por ahí me salieron unos “pelaos”, recuerdo que a uno lo llamaban “Uña Cariaca”, en la esquina... muertos de la risa... no me dejaban pasar, tenían caras de rateros, de estar MUERTOS DE HAMBRE, me agarraron ... esos mataperros ...
-- Soy libre, soy libre ¡!!– les grité
-- Tocino es lo que eres
-- Agárralo
-- Cójelo...
Eché a correr, corra...y corra... me resbalaba, me alcanzaron por la estatua de Bolívar, m’echaron una cabuya al cuello.
Así arrastrándome y trotando me fueron llevando por Olaya Herrera ... hasta la 72... Esos vergajos muchachos me vendieron al restaurante La Fogata .
Aquí tengo una laguna, creo que me patrasié, me privé, me cagué del susto. Más me hubiese valido no recordar.
-- Adán, negro, llegó la vianda... los perniles encargados para el paseo a Puerto del sindicato de profesores de la Universidad.... mañana por la mañana— oigo que le dicen al Cocinero... No doy naa por tu pellejo , que casualidad el cocinero de la Fogata también se llama como el gran personaje ....
Aquí si cayeron los dados, alea yacta est, mi suerte estaba echada
De esta pesadilla no podía despertar
En el bus a Puerto el único que lloraba era yo, todos iban cantando, este es el amor amor el amor que me divierte... coge niña esta paloma no la partas con cuchillo que mi corazón está ahí... me di cuenta que yo soy el chivo escogido para el sacrificio ... Marlon enmaizenado me tiene cargado en sus rodillas, Adán prepara los bastimentos... Mariana me acaricia los cuernos y la barbilla.
Quedamos los tres en una fotografía, yo alcancé a verla, una prueba del Paganismo en la era actual.
Soy a todas luces el llamado “chivo expiatorio”.
“Ni modo Chivo. Estás encargado... mañana tendré que..enterrártela... ”, oigo que me dice Adán con dulzura, los ojos aguados
Yo la miro a ella. Mariana sonríe y me acaricia el rabo. Entiendo lo que me dice con su mirada. “Es una fábula del amor imposible. Aquí el barato * es para el Negro Adán. El mandón”.
Teoría de personajes
El gran personaje es un ídolo, una fuerza que regresa, en este caso el Negro Adán, alguien que existió y sobre cuyas espaldas la vox populi, radio bemba, carga y descarga toda su fantasía verbal, su delirio.
El Negro Adán es un personaje inspirado en un señor, matarife y cocinero, que vivió en Barranquilla durante el siglo XX, descendiente de los etíopes mencionados al comienzo de la Odisea.
En las esquinas del barrio Chiquinquirá, donde vivíamos, a la verga le dicen “el salchichón de
hoyito”.
García Márquez lo recuerda en El otoño del Patriarca “...Manuela Sánchez ... dónde te habrás perdido en la parranda sin término del maranguango y la burundanga y el gordolobo y la manta de bandera y el tremendo salchichón de hoyito y el centavo negro de ñapa en el delirio perpetuo del paraíso mítico del Negro Adán y Juanchito Trucupey”.
El Negro Adán saltó a la fama en los carnavales del 59.
En el Paseo Bolívar ese sábado en la noche en pleno delirio de cumbiambas el Negro Adán saltó de entre la masa, brincó desde lo indiferenciado, del vulgo, desde el respetable público, MI GENTE, se trepó en la tarima donde la reina Marvel Luz estaba semidesnuda gritando ¿quién desea bailar conmigo?
Ella lo abrazó, le dio un tremendo barato * (“lo invitó a bailar”)
La múcura está en el suelo mamá y no puedo con ella
Desde Isla Verde también había llegado ese año a Barranquilla para tocar en los carnavales el flautista y compositor ciego Crescencio Salcedo.